Marta Lado: «Vivo un ''break'' de la primera línea»

Sara Carreira Piñeiro
Sara Carreira REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

La médica experta en enfermedades infecciosas trabaja ahora para la OMS en el desarrollo de guías para protocolizar el tratamiento de enfermos de covid en todo el mundo

22 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El mundo se paró en marzo del 2020 cuando un virus hizo temblar los cimientos del sistema sanitario global. Pero para algunas personas, como la internista Marta Lado Castro-Rial (A Coruña, 1979), la situación no era nueva. Seis años antes aterrizaba en Sierra Leona para asesorar al Gobierno local sobre cómo crear una estructura sanitaria justo cuando empezaba la epidemia de ébola, que llegó a España poco después, en agosto, de la mano de Miguel Pajares, un misionero infectado. La auxiliar que lo atención, Teresa Romero, una gallega de Becerreá radicada en Madrid, se contagió y a punto estuvo de morir; el ébola llegaba por primera vez a España.

Desde Freetown otra gallega, la coruñesa Marta Lado, explicaba cuál era la situación del país, donde las tradiciones culturales, la desconfianza en el Gobierno y la falta de medios dificultaba el control de la epidemia. Poco sospechaba entonces Lado que alguna vez lo mismo ocurriría en su lugar de nacimiento.

Ahora, siete años después de aquella crisis sanitaria, que acabó llevando a los medios a Fernando Simón —por primera vez un médico explicaba la evolución de la crisis, y no los políticos—, Marta Lado está a miles de kilómetros de Freetown, y en las antípodas sociales: en Ginebra, Suiza. Allí, en el cuartel general de la Organización Mundial de la Salud, trabaja en el desarrollo de guías para protocolizar el tratamiento de enfermos de covid en todo el mundo.

El salto entre ambas situación no fue tan radical como parece. Tras la crisis del 2014, Lado se quedó en Sierra Leona: «Nos encargamos de la reconstrucción del sistema sanitario, que ya era débil antes del ébola». Siguió vinculada a un proyecto del King’s College británico trabajando para formar a los sanitarios y gestores locales. En el 2017 la fichó como directora médica en el país Partners in Health (PIH), una oenegé estadounidense que ayuda a países en desarrollo a crear sus estructuras sanitarias. «Trabajamos con el gobierno en el desarrollo de programas de salud sobre VIH, tuberculosis, salud maternal», detalla. PIH ofrece soporte logístico, financiero y de recursos humanos a estos países, y Lado destaca su apoyo en el hospital psiquiátrico de Sierra Leona, en el de tuberculosis o en el público de Kono, al este del país.

Pero la tranquilidad, si es que se puede llamar así, duró poco para esta mujer experta en enfermedades infecciosas. Un brote de ébola en la República Democrática del Congo (RDC)—en el centro de África y con un tamaño similar a toda Europa— le llevó a pedir una excedencia sin sueldo a PIH e irse con la OMS a la zona de Kivu del Norte, al este del inmenso territorio. Allí estuvo tres meses del 2018 y otros tres del 2019, como consultora de la OMS, formando a los sanitarios locales y llevándoles los avances que se consiguieron con el ébola en el 2014: vacunas y dos tratamientos.

Lado está especialmente orgullosa de lo conseguido: «Aprendimos de lo ocurrido en África Occidental en el 2014, y todo se hizo de forma diferente desde el principio. Éramos varias oenegés trabajando con la OMS y el gobierno, creando ucis específicas en un país que seguramente no las tiene en sus hospitales». El brote de ébola duró mucho tiempo en la zona, pero Lado se lo achaca sobre todo al conflicto bélico que llevan padeciendo dos décadas y que ha destrozado toda infraestructura.

«Con el covid, la experiencia anterior nos supuso una ventaja, y en cierto sentido reaccionamos mejor que en Europa»

En marzo del 2020 afrontó, ya desde Freetown de nuevo, los primeros casos de covid en la región. «Daba mucho miedo —recuerda— porque aunque el covid mata poco [el ébola tenía una mortalidad del 70% y ahora oscila del 15 al 30%] nosotros no teníamos oxígeno suficiente para atender los casos graves». Pero con la experiencia acumulada, las cosas se hicieron bastante bien para los medios disponibles, según analiza ahora la especialista: «La experiencia anterior nos supuso una ventaja, y en cierto sentido reaccionamos mejor que en Europa o Estados Unidos». Lógicamente la falta de fondos fue un aspecto negativo fundamental, pero aún así el covid solo generó 6.000 casos en Sierra Leona en 18 meses: «Es cierto que el país no tiene tantas relaciones internacionales como Europa, y hay menos personas mayores o de riesgo, pero creo que en cualquier caso ha sido un logro». Ella, por supuesto, estuvo al pie del cañón: al frente de la única uci covid de Sierra Leona durante seis meses.

«Llevaba siete años allí, tres pandemias, y me di cuenta que necesitaba un descanso»

En septiembre del 2020, con las cifras estabilizadas, Marta Lado se planteó un cambio: «Llevaba siete años allí, tres pandemias, y me di cuenta que necesitaba un descanso, un break. El equipo de la OMS con el que trabajaba en el Congo me avisó para crear un grupo que hubiese estado en primera fila en el manejo clínico de enfermedades infecciosas que pueden producir pandemias y me vine». Ahora se dedica a «adaptar las guías clínicas para todos los países», además de hacer «protocolos y paquetes de formación para sanitarios, para que sepan atender los casos más críticos, los severos, la atención domiciliaria».

Aún así volvió por dos meses a Guinea, cuando se dio un brote de ébola que saldaron en tiempo récord: 3 meses y menos de 50 casos. En enero también un brote en el Congo, que se controló rápidamente con menos de 50 casos, aunque en esa ocasión Lado no se fue a la RDC.

«Todos los países tomaron decisiones a ciegas»

Es inevitable preguntarle a Marta Lado qué opina de la gestión occidental de la pandemia, y muestra una vez más su generosidad: «No hay un manual que enseñe a un país la política a seguir cuando empieza una pandemia». Recalca que «todos los países tomaron decisiones a ciegas» porque no se sabía nada del virus. En el caso concreto de España, explica que no conoce «el sistema y sus entresijos —«conozco muchos países y puedo decir que España tiene una de las mejores sanidades públicas del mundo», se apresura a puntualizar—, pero sí creo que hemos aprendido a que hay que crear planes de contingencia poniéndose en el peor escenario.

«Es peligroso pensar que la vacunación general baja el riesgo»

Eso explica su aviso pensando en el futuro de la pandemia de covid: «Es peligroso pensar que la vacunación general baja el riesgo, porque tenemos que poner sobre la mesa todas las posibilidades, y aunque hasta ahora no parece que las variantes tengan una presentación clínica diferente, hay muchas cosas de este virus que no conocemos». Por eso, insiste, hay que ser cautelosos, y porque además, el covid nos ha enseñado qué es «la salud global: a lo mejor a ti no te afecta ya el virus porque tienes a tu población vacunada, pero igual a tu vecino sí».