La pesadilla de salir de Galicia por la A-6: una hora para recorrer dos kilómetros hasta Pedrafita

André Siso Zapata
André S. Zapata LUGO / LA VOZ

GALICIA

Desde el viernes hasta este lunes, el colapso de vehículos en hora punta en el desvío de la autovía en O Cebreiro es total

17 ago 2022 . Actualizado a las 08:05 h.

Salir de Galicia por carretera es ya una tarea solamente apta para valientes. O para gente con mucha paciencia. Al menos, si se elige la opción de la A-6 para entrar en la provincia de León desde Lugo. Desde el viernes hasta el martes, el colapso en la frontera gallega con el resto de España ha sido total en horas puntas. Sobre todo, entre las 12.00 y las 15.00 horas. El final del puente de agosto parecía significar la relajación del tráfico en la entrada de Pedrafita do Cebreiro, justo donde comienza el desvío habilitado tras el derrumbe del viaducto de O Castro, pero este martes se han repetido las escenas en las que miles de conductores se han quedado atrapados entre las dos Comunidades Autónomas. 

Entre los túneles de O Cereixal y el de San Pedro, a las 13.00 horas de este martes, el tráfico estaba paralizado. En el punto en el que comenzaba el atasco, quedaban apenas dos kilómetros para llegar al desvío de la A-6, donde la autovía queda bloqueada y todos los vehículos deben incorporarse a la N-6 para, tras pasar por el centro de Pedrafita, volver a incorporarse a la Autovía del Noroeste. El corte se sitúa entre los kilómetros 432 y 435. 

45 minutos para un kilómetro y 15 para el siguiente

Para avanzar mil metros y ubicarse a un kilómetro del desvío, los coches que se vieron inmersos en el atasco tuvieron que soportar 45 minutos de vaivenes del tráfico, sin nunca superar los 20 kilómetros por hora. Poco a poco, la fluidez aumentaba conforme se reducían los carriles (unos conos van redirigiendo el tráfico de tres carriles a solo uno), y el último kilómetro de la A-6 antes de O Cebreiro se hacía en unos 15 minutos. En total, una hora para recorrer 2.000 metros.

Una vez en la localidad de Pedrafita, tras unos cinco minutos más de ascenso, ya por la N-6, la rotonda del comienzo de la localidad da la bienvenida a los conductores que, en muchos casos, retornaban estos días a sus lugares de origen tras unas vacaciones en Galicia. Debido a la enorme pérdida de tiempo sufrida en el tapón de la A-6, muchos de ellos optaban por parar en el único restaurante que queda abierto en agosto en la localidad, el Pazos, ya que el resto están cerrados por vacaciones y solamente les hacen sombra pequeñas cafeterías y bares. 

«A nosotros nos vienen bien los atascos»

Carlos López, camarero del restaurante Pazos, en Pedrafita.
Carlos López, camarero del restaurante Pazos, en Pedrafita. REBECA

Carlos López, camarero en ese local, explica que el trasiego de los últimos cuatro días en la localidad «está siendo una barbaridad», sobre todo en dirección Madrid. El trabajador añade que son sobre todo visitantes, no transportistas o trabajadores, y que a hora punta el tráfico está prácticamente paralizado incluso en el centro del pueblo, ya fuera de la autovía. De lo que no tiene duda es de que esta situación a ellos les favorece, ya que «mucha gente opta por parar aquí a comer cuando ven que se les echó el tiempo encima por estar tanto rato en el atasco». 

Igual de impresionado está Daniel Fernández, taxista, que lleva haciendo viajes por la zona de Pedrafita desde hace años. «Por suerte el domingo no trabajé y me libré del atasco, pero lo que vi el sábado y el lunes no lo había visto yo en la vida», explica. Añade el chófer que, este martes, «parece que fluye un poco más la cosa», pero que evita meterse en la autovía siempre que puede.

Daniel Fernández es taxista en Pedrafita.
Daniel Fernández es taxista en Pedrafita. REBECA

Los conductores, por su parte, están mucho más descontentos con el tráfico. Para José Juan Fernández, «la situación es insoportable; no se puede entender que estemos una hora parados en plena autovía, es algo que no vi en mi vida y eso que hago este trayecto habitualmente», explica. El hombre afirma que «las autoridades deben buscar una solución para esto, porque no se puede entender que permitan la parálisis de tres kilómetros de autovía todos los días». 

Las únicas patrullas que se podían ver en Pedrafita este martes estaban en la glorieta de la entrada de la localidad desde Lugo. Dos guardias civiles que participaron en la regulación del tráfico comentan a La Voz que esperan que este martes haya sido el último día de este volumen de tráfico. «Alguna gente ha alargado las vacaciones y eso, sumado a las obras y a que la vía es la que es, causa estas retenciones», explica uno de ellos.

Víctor y Adrián, trabajadores de la empresa de logística de eólicos Global Energy, fueron dos de las personas que sufrieron el atasco de este martes. Tras unos 40 minutos parados en la autovía, explican que este freno puede suponer un gran perjuicio para quienes se desplazan por esa carretera para trabajar. «Xusto hoxe non íamos con présa, pero basta que un día teñas que facer unha entrega ou ir a unha reparación urxente para que se vaia todo ao traste por un atasco así», concluye uno de ellos.

Tanto para usuarios como para trabajadores, lo que está claro es que la necesidad de la apertura total de la autovía es máxima. Mientras no terminen los trabajos de desmontaje del vano que quedó en pie en el viaducto de O Castro, sin embargo, solo queda echarle imaginación.