Arturo Parrado, director xeral de inclusión: «Es muy duro perder la vista»

GALICIA

Álvaro Ballesteros

Es uno de los altos cargos con más experiencia en la Xunta: va sobrado de sentido del humor y lleva la responsabilidad como divisa. Su última gran satisfacción: ser abuelo

27 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Es uno de los directores xerales con más años en el cargo, seis y medio, pese a que lleva un departamento nada fácil. Solo por eso ya merece que se le reconozca su mérito. Pero es que Arturo Parrado (Teo, 1962) también es ciego. Hablamos sobre eso y sobre más cosas en su despacho de Santiago, donde se muestra como un gran conversador.

—Ya llegó a los 60. Haría una buena fiesta.

—Celebré los 60 como celebré los 50, pero cada vez me gusta menos celebrar los años, ja, ja. Lo importante es llegar y llegar bien. Yo soy de familia longeva. Mi abuelo paterno, que también era ciego, murió con 103 años. Y mi padre, con 97. Mi madre tiene 92.

—Es usted un veterano en la Xunta.

—Sí. Aquí me encuentro muy a gusto y muy contento de poder contribuir en un área que es exigente pero también muy bonita. Aquí apoyamos a las personas que más lo necesitan.

—Pues aparentemente no parece fácil.

—Si tienes las estrategias y los recursos necesarios tratas de actuar para que puedan vivir un poco mejor. Todos los recursos son limitados, por eso hay que optimizarlos lo mejor posible. Yo agradezco la confianza de la conselleira por tenerme en su equipo.

—Son tiempos difíciles... Solo escuchamos que la cosa va a empeorar. ¿Le preocupa?

—Claro que me preocupa. Me preocupa y me ocupa. Es una situación difícil, de forma muy especial para los más vulnerables. Estamos en momentos duros, pero parece que estamos en momentos duros cada cierto tiempo. Fueron muy duros en la crisis del 2008; cuando parecía que nos recuperábamos llegó la pandemia, que yo creo que fue lo más duro. Y cuando nos empezamos a levantar, nos viene esto. Pero bueno, estamos trabajando en tratar de amortiguar esa situación.

—El otro día una empresaria se quejaba de que había demasiadas pagas y que eso la perjudicaba a la hora de contratar. ¿No están esas ayudas mal estructuradas cuando impiden que alguien las suspenda para poder hacer trabajos eventuales?

—Bueno, eso es una realidad. Este país tiene una buena protección social y el objetivo tiene que ser cubrir las necesidades básicas de todas las personas. Quizás haría falta un análisis general porque no se deben cronificar las ayudas. Y la clave está en el empleo. Tenemos que formar y orientar a las personas e inculcarles que el objetivo esencial es la inclusión activa, es decir, fomentar el acceso al mercado de trabajo. Yo creo que nadie quiere recibir ayudas toda su vida.

—En Galicia existe una buena red de apoyo.

—Los gallegos somos muy solidarios. Y se demuestra siempre. Hay un buen número de entidades sociales muy comprometidas. Lo que tenemos que hacer es ayudarlas y darles recursos, porque son las que trabajan de primera mano y de forma más directa con los más vulnerables.

—¿De qué se siente más satisfecho de estos seis años largos?

—En lo personal, es un orgullo para una persona ciega que llevaba más de veinte años trabajando en el ámbito de lo social recibir la llamada del Gobierno de Galicia para llevar esta área. La verdad es que tuve dudas al salir del paraguas de la ONCE. El director general entonces me animó, pero también me dijo: «Ahí afuera hace mucho frío». No me arrepiento, porque me siento muy a gusto trabajando para todos los gallegos. Afortunadamente, tengo un gran equipo.

—¿Usted lee en braille?

—Leía braille. Pero las nuevas tecnologías hacen que lo utilice muchísimo menos. Yo trabajo con un ordenador adaptado y un anotador parlante.

—¿Cómo perdió la vista?

—Por una enfermedad hereditaria, retinosis pigmentaria. Empecé a notar problemas con veintipocos años. A los 30 aún veía, pero cerca de los 40 perdí toda la visión. He conocido cosas, tengo un buen archivo de imágenes. Es muy duro perder la vista. Sobre todo aceptarlo al principio, pero llega un momento en que sabes que hay que vivir y seguir hacia delante.

—¿Se considera un político?

—Me considero un servidor público. Fui concejal en Santiago, en la oposición, cuando Xerardo Estévez era alcalde. Llevo 39 años afiliado, primero a Alianza Popular y luego en el PP. Al perder la vista fui a la ONCE y allí me formaron y me dieron la oportunidad de trabajar. Luego me llamaron de la Xunta.

—¿Fue un niño de aldea?

—¡Claro! Yo nací en la aldea y fui a la escuela hasta los 8 años, cuando mis padres me enviaron a Santiago, interno, porque su obsesión era que estudiara y fuera algo el día de mañana. Pero voy a menudo a la aldea. Allí todavía hay gente que me recuerda en bicicleta por las corredoiras.

—¿Qué quería ser de mayor?

—Soy muy aficionado a los deportes y soy un gran consumidor de televisión y radio deportiva. Yo quería ser periodista deportivo, era una de mis ilusiones.

—Pues contésteme a esto: ¿Celta o Dépor?

—Yo quiero que los equipos gallegos vayan bien...

—...Ya empezamos.

—...Tiro un poco más por el Deportivo. Pero quiero igual los éxitos del Celta. Y del Obradoiro. Pero mi equipo de cabecera es el Athletic de Bilbao.

—Defínase en pocas palabras.

—Creo que soy una persona honesta, leal... y mi padre me inculcó siempre que había que ser responsable. Y creo que tengo bastante sentido del humor.

—¿Qué le gusta hacer en su tiempo libre?

—Viajar. Me gusta también pasear y a veces, con mi mujer, ir a algún sitio con mar, del que estoy enamorado. Voy a A Lanzada a pasear. Y ya, de paso, aprovecho para degustar algún producto gastronómico, ja, ja. Me gusta también salir con mis amigos de siempre a tomar algo.

—¿Tiene hijos?

—Tengo uno que vive en Madrid y que me ha hecho abuelo desde hace dos años. Y eso es una de las cosas más grandes que uno puede experimentar.

—Rejuvenece.

—Hombre, yo no me siento mayor, pero a mi edad tirarme por un tobogán o columpiarme... hasta el niño me miraba raro, ja, ja.

—Algo que le resulte repugnante.

—La hipocresía.

—Una canción.

Heroes, de David Bowie.

—¿Que cree que es lo más importante en la vida?

—Ser buena persona.