Alumnos de quien fue presidente de la Xunta destacan su vocación como docente en la sesión en la que se despedía de las aulas después de 48 años vinculado a la Universidad
11 may 2023 . Actualizado a las 10:49 h.Vocación. Esa es la primera palabra que aciertan a decir quienes durante este cuatrimestre han sido alumnos de Fernando González Laxe en la Facultade de Economía e Empresa en la Universidade da Coruña. «No está aquí por estar, le encanta dar clase», explicaba al término de la sesión de este miércoles una de las estudiantes, agradecida por no haberse sentido nunca una más en su aula, por ese trato cercano, amable y siempre predispuesto del profesor.
Para González Laxe, la de este miércoles era una fecha señalada en su historia en la universidad. «Aquella en la que uno se despide, donde justifica cuál ha sido su aportación a lo largo de un período de compromiso», adelantaba al inicio de la que sería su última clase después de 48 años formando a nuevas generaciones. Una clase en la que había mucho más que estudiantes: amigos y compañeros llenaban un aula abierta donde quien fue presidente de la Xunta de Galicia entre 1987 y 1990 defendió la universidad como un servicio público para favorecer la igualdad de oportunidades, como un lugar en el que cualquier opinión, pensamiento, corriente e hipótesis tiene cabida. Una universidad abierta al pensamiento.
No faltaron las palabras cómplices con sus alumnos antes de dar por iniciada una sesión que quiso disponer como si de un juego se tratase. «De la economía al análisis de la resiliencia y de la atractividad regional» se leía en la primera diapositiva, a la que siguieron otras en la que se desarrollaba el concepto de economía —el arte de administrar la casa—, los datos de la economía mundial o la resiliencia como la capacidad de reacción y la atractividad de un territorio. Puso a Galicia en el mapa y señaló sus matrículas de honor, pero también sus asignaturas pendientes: «Galicia está bien en salud y en preparación tecnológica, pero mal en tamaño de mercado, sofisticación de negocios e innovación». Entre una idea y otra, González Laxe se apoyaba en las tradicionales tiza y pizarra. Alguien que pregunta a quienes le piden dirigir su tesis qué novela están leyendo. Alguien a quien le preocupa que los estudiantes ya no cojan los libros.
Empezó la clase citando a Xosé Manuel Beiras y la cerró con la objetividad de Bertrand Rusell, las oportunidades en medio de la dificultad de Albert Einstein y el atrevimiento a pensar de Immanuel Kant. «Si das un primer paso, ya hiciste la mitad: continúa», señaló González Laxe. Tampoco faltó una dosis de humor: presentó tres caricaturas que le hicieron «tres amigos». Eran de Siro López, Xaquín Marín y Chichi Campos. «Los tres están acertados», dijo entre risas.
A la última clase del profesor no pudo asistir el rector de la Universidade da Coruña, Julio Abalde, pero no perdió la oportunidad de agradecerle sus años de trabajo en el campus, que le trasladó en un vídeo. Recordó también su faceta política, en la que como presidente de la Xunta creó las universidades de Vigo y A Coruña: «Esa fue una decisión valiente que hizo que en Galicia tengamos un sistema universitario tan potente y desarrollado». Fernando González Laxe, primero profesor —«que ha dedicado tantos años a formar a las nuevas generaciones»— y luego político —«que como gestor piensa en la educación»—. Como amigo, Abalde le dio las gracias por siempre sentir su apoyo y contar con su ayuda. Y, entre risas, terminó: «Por mucho que llegue la jubilación seguirás trabajando».
En la última diapositiva se leía «sempre voso». En ese momento, amigos, compañeros y alumnos se levantaron y no cesaron en aplausos. «Esta clase váiseme quedar gravada durante moito tempo», afirmaba un estudiante una vez finalizada la sesión.