Criostatos de Arteixo a Dakota del Sur para ayudar a entender los neutrinos
GALICIA
La empresa gallega Horta Coslada, con múltiples proyectos en todo el mundo, ganó dos licitaciones del CERN
30 jun 2023 . Actualizado a las 09:04 h.En una nave del polígono de Sabón, en Arteixo, se están construyendo dos grandes estructuras metálicas que, en su justa medida, contribuirán a que se sepa más sobre los neutrinos, esas partículas subatómicas abundantes y tan poco conocidas. Y, por tanto, saber más de paso de los misterios y el origen del Universo. Es una nave industrial, aunque si se quisiera añadir lo de espacial bien valdría, por las dimensiones y su relevancia para la ciencia.
Eso que se está ensamblando son criostatos, enormes recipientes (65 metros de largo, por 19 de ancho y 18 de alto) que albergarán un gas líquido a cerca de 200 grados bajo cero. Y estarán enterrados a más de un kilómetro y medio de profundidad en un inmenso laboratorio de Dakota del Sur, Estados Unidos, no muy lejos de la célebre montaña en la que están esculpidos cuatro de sus presidentes. Hasta allí llegarán en un camión que partirá de Houston, lugar al que arribarán desde Galicia tras cruzar en barco el Atlántico.
Todo lo anterior, de por sí ya muy extraordinario, lo es más aún y tiene nombres, apellidos y coordenadas. La empresa que construye los criostatos en Sabón es Horta Coslada, la gran protagonista gallega de esta historia de física e ingeniería mundial. Un compañía líder en el diseño, fabricación, ingeniería y montaje de todo tipo de estructuras metálicas. Fundada en Galicia en 1963 (ahora con cuatro centros: lo de Coslada viene de una compra en Madrid hace más de veinte años), ha participado en numerosos y complejos proyectos de acero estructural de alta calidad en todo el mundo, con un catálogo asombroso de obras, desde grandes puentes a cúpulas de famosos estadios, aeropuertos, estaciones, torres, la sede de la OTAN en Bruselas y muchísimo más. En sus manos está tanto esas dos grandes jaulas como sus respectivas membranas. Elementos que, como puede suponerse, requieren de una extraordinaria precisión. Y están en sus manos y sus talleres porque ganaron un concurso internacional convocado por el CERN, el centro europeo para la investigación nuclear, en Ginebra, que entre otros muchos proyectos participa en uno sobre los escurridizos y aún muy enigmáticos y subatómicos neutrinos: ese es el enlace que conecta con Dakota del Sur, donde estará el epicentro de esa investigación.
Todo esto lo explica en las instalaciones del CERN Lluís Miralles, ingeniero principal del proyecto Neutrino Platform, encargado de supervisar y dirigir aspectos como estos criostatos, cuya evolución comprobó no hace mucho en una visita a la planta de Arteixo. «Es una obra muy importante, y muy especial», resume. Uno de ellos estará listo este verano, y el otro, el año que viene. La entrega se hará conjunta. Miralles solo tiene excelentes palabras para el trabajo de la empresa gallega, que sigue siendo familiar, y destaca que se pueda hacer esa «calderería pesada de precisión», algo que parece antagónico. Uno de los responsables de la compañía reconoce la importancia de este encargo, aunque por confidencialidad, y como norma habitual de trabajo, prefiere no entrar en muchos detalles.
Cuando esos grandes recipientes lleguen a Estados Unidos, formarán parte del Long-Baseline Facility (LBNF), colosal centro de investigación que se está construyendo desde el 2007, que albergará el DUNE, por sus siglas el experimento profundo subterráneo de neutrinos, el más importante de la física fundamental en Estados Unidos desde hace decenios. Ahí jugará un papel clave el Fermilab, en Illinois, a 1.300 kilómetros, cuyo acelerador de partículas lanzará haces hacia el DUNE que atravesarán esos contenedores que habrán llegado desde la fábrica de Arteixo. Y gracias al trabajo del CERN, un lugar que los físicos gallegos conocen perfectamente desde hace muchos años, con participaciones, trabajos y estancias habituales. Pero siempre hay espacio para cosas nuevas, como esta.