Es necesario un mayor control sobre los contratos

Xosé Carlos Fernández INGENIERO TÉCNICO DE OBRAS PÚBLICAS

GALICIA

Imagen de un tren Avlo de bajo coste de Renfe en Santiago.
Imagen de un tren Avlo de bajo coste de Renfe en Santiago. Sandra Alonso

02 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Los directivos y técnicos de las grandes empresas se sorprenden de los avatares que inciden en los múltiples retrasos que se han producido hasta el momento y que afectan a la entrada en servicio de los llamados trenes Avril, que permitirán, además de aprovechar la máxima velocidad en los tramos de alta velocidad que incluye el viaje desde la capital, realizar el itinerario sin moverse del asiento asignado para el viaje completo, con una ganancia media de unos 30 minutos.

A los 787 millones del importe de los primeros 15 trenes Avril adquiridos por Renfe en noviembre del 2016, se sumaron 495 millones más por otros 15 trenes de un segundo lote, contratado en junio del 2017, que incluye los de ancho variable, que realizarán el viaje de un tirón, tras el paso por un cambiador de ancho en Taboadela. El retraso de más de dos años en el suministro y entrega de este material ferroviario no dice nada a favor del fabricante, de la empresa operadora ni del actual ministro, que, sin contar con garantías de seguridad de estas empresas, protagonizó un sonoro ridículo anunciando un plazo que no podía cumplirse.

Directivos y técnicos de la empresa privada se sorprenden, al no estar en su mentalidad que un contrato de 1.252 millones carezca de un equipo de seguimiento por parte del comprador que, en contacto directo y frecuente con el fabricante, informe mensualmente y vaya asegurando los hitos intermedios, el acopio de materiales, los subcontratos de piezas auxiliares, el cumplimiento de la fabricación propia y de la cadena de montaje. Con estos controles, la eventual desviación de los plazos podría detectarse desde el momento en que se produce. Sucede que, desde que se negoció el contrato antes del 2016 hasta hoy, el propietario de la empresa compradora [el ministro de Transportes] ha cambiado ¡seis veces!, y el presidente de Renfe, cuatro veces, a lo que hay que sumar remodelaciones de equipos, cambios de estrategias y de objetivos. Otras preocupaciones de los directivos de Renfe también pudieron haber impedido percatarse del retraso de los nuevos trenes hasta que debían estar en servicio. Pero agua pasada no mueve molino. Pensemos en el próximo disfrute de los Avril, que, curiosamente, podrían llegar en abril…