Todo lo que sabemos del paso de la princesa Leonor por la Escuela Naval Militar de Marín

LA VOZ REDACCIÓN

GALICIA

ATLAS TV

La princesa de Asturias residirá durante los próximos meses en la academia de la localidad pontevedresa como alumna de tercero, hasta embarcar en enero en el buque escuela Juan Sebastián Elcano

29 ago 2024 . Actualizado a las 13:55 h.

Los vecinos de Marín cuentan las horas para dar la bienvenida a la que será una vecina más de la villa durante los próximos meses. La princesa Leonor llega a la Escuela Naval de la localidad para continuar su formación militar tras pasar un año en Zaragoza. No es nada nuevo para los marinenses más veteranos. La princesa de Asturias sigue los pasos de su padre, Felipe VI, y de su abuelo, Juan Carlos I, que también fueron en su día alumnos de la academia.

Con 18 años —cumplirá los 19 durante su estancia en Marín el próximo 31 de octubre—, Leonor entra directamente en el tercer curso. Y eso la llevará, en el mes de enero, a embarcarse en una de las aventuras más esperadas: el buque escuela Juan Sebastián Elcano, junto con sus compañeros de promoción, donde completará del todo su instrucción como guardiamarina.

El primer contacto con su nueva casa

La princesa Leonor ya tuvo su primera aproximación a la Escuela Naval Militar de Marín. Fue el pasado 16 de julio, cuando visitó por primera vez la localidad y la propia academia para participar en la entrega de reales despachos a los nuevos oficiales de la Armada española.

El comandante director, Pedro Carmona, aprovechó ya ese momento para darle un recibimiento de excepción. «Bienvenida, alteza, a la que será vuestra casa siempre y no me refiero exclusivamente a la Escuela Naval, me refiero a la Armada», recalcó Cardona.

Leonor tuvo un guía de excepción en su visita a Marín: su propio padre, el rey Felipe VI, que ya pasó en su día por la academia. El monarca felicitó a su hija por pasar de alférez del Ejército de primero a guardiamarina de tercero, pero también le dejó una buena advertencia: «Realmente, se lo va a tener que ganar el curso que viene», resaltó. Pero, todo sea dicho, también pronosticó que lo iba a disfrutar. Lo sabe bien el monarca.

Así ha cambiado la Escuela

A Felipe VI le ampara la experiencia previa de su formación en Marín, en el año 1986. Y es cierto que muchas cosas siguen igual. Pero no todas; ni mucho menos. Normal; han pasado 38 años entre la estancia del padre y de la hija.

Para empezar, en la presencia femenina, y no solo por la propia Leonor. La princesa se encontrará ahora alumnas en todos los cursos. Cosa que, cuando el entonces príncipe Felipe estudió, todavía quedaba mucho tiempo para que sucediese. El cambio legal se hizo en 1988, y solo dos años después se apuntó Esther Yáñez, la primera dama guardiamarina y la primera mujer en comandar un buque de la Armada.

Leonor se encontrará con una Escuela Naval más moderna también en cuanto a formación. Ahora, cuentan también con un Centro Universitario de Defensa, adscrito a la Universidade de Vigo, que adapta los planes de estudios a los estándares europeos, con un Grado en Ingeniería Mecánica. Y es de destacar también la ausencia de la mili, el servicio militar obligatorio, que hace que la dotación de la Academia de la Armada sea mucho menos numerosa que en los años de Felipe de Borbón.

Tampoco podrá hacer Leonor adiestramientos en la isla de Tambo, que era de propiedad militar y estuvo gestionada por la Escuela Naval, pero que desde el 2002 se ha cedido su administración al Concello de Poio.

Y, por supuesto, algo que ya depende de la propia evolución de la sociedad: las nuevas tecnologías. La actual Escuela Naval está a la última, con aulas y maquinaria modernas, un simulador de navegación avanzado y una novedad de este mismo año: un simulador astronómico y de navegación intensiva. Herramientas a las que su padre no pudo tener acceso, desgraciadamente.

Una joya arquitectónica

Pero hay cosas que no han cambiado. Ni su localización, en Marín, donde está desde el año 1943 y donde estudiaron tanto Juan Carlos I como Felipe VI, ni tampoco su condición de única academia donde se forman durante cinco años los futuros oficiales de la Armada.

Y si algo permanecen son sus históricas instalaciones. La Escuela Naval es toda una joya arquitectónica de la ría de Pontevedra, en un recinto, diseñado y construido por Jaime Santomá y Antonio Cominges, que supieron aprovechar las dependencias militares que había antes.

El anteproyecto lo desarrolló el arquitecto vigués Antonio Cominges Tapias, pero el proyecto final y su ejecución le correspondió al capitán provisinal de Ingenieros, Javier Santomá. Empezaron las obras en 1939, pero, desgraciadamente, Santomá cayó de un andamio y poco después falleció. Le cogió el relevo el propio Cominges, que se hizo cargo de los trabajos y reconfiguró el proyecto. Su inauguración fue el 15 de agosto de 1943.

Su imagen más icónica es la puerta de Carlos I, el acceso principal donde los futuros oficiales se despiden al comenzar el curso de sus seres queridos. Traspasada la verja llegan las pistas de atletismo y el edificio de aulas, con el patio Álvarao Bazán en su interior. Después se suceden el casino de alumnos, el cuartel Marqués de la Victoria, otros edificios de más reciente cuño como el Isaac Peral y, en la cúspide de la escalinata de piedra que asciende la ladera, el chalé de dirección. La Escuela Naval tiene un gimnasio con piscina, muy utilizado también por la sociedad civil en eventos, muelles, un helipuerto, una residencia, amplias zonas de equipamientos deportivos, casas de los mandos, talleres y garajes.

Los alumnos, expectantes

Leonor, que empieza directamente en tercer curso de guardiamarina después de pasar su formación durante un año en Zaragoza, llega este jueves, 29 de agosto, a las instalaciones. Pero los aspirantes a guardiamarina de primer año ya están desde hace semanas en la Escuela Naval Militar. Los estudiantes que comienzan su formación disponen de un período de adaptación de dos semanas, en el que podrán poner a prueba su vocación militar y, en caso contrario, dejar su plaza para un sustituto. «Estamos expectantes», dijo a La Voz Pablo Escudero, uno de los jóvenes que compartirá comedor e instalaciones con Leonor durante tres meses. Entre esas personas estaban también las 17 mujeres que ingresan en la Armada, como la andaluza Beatriz Rodríguez inicia su andadura militar con solo 18 años. «Merece la pena el esfuerzo. Mi hermano me ha dicho que aguante, que aunque al principio es duro, vale la pena», manifestó.

Igual que el resto de sus compañeros

El curso académico empieza formalmente el 1 de septiembre y remata para los alumnos el 16 de julio, día del Carmen para la población civil y que en Marín coincide con la entrega de los reales despachos a los nuevos oficiales de la Armada española. Leonor de Borbón estará también allí ese 16 de julio del 2025 en la explanada con el resto de sus compañeros de promoción.

A partir de este jueves, Leonor colgará el traje del Ejército de Tierra y lo cambiará por el uniforme blanco hasta el mes de octubre. Luego, ya en otoño, llevará el que se conoce como 14 botones, un traje azul marino, con una chaqueta de cuello mao, cruzada y con el número de botones que su nombre indica. En los bailes de gala y actos oficiales civiles llevará falda, mientasr que en desfiles y actos militares usará pantalón.

La princesa de Asturias se alojará en el recinto militar, como el resto de sus compañeros. Allí compartirá habitación con otras tres alumnas, en una planta con 20 chicas de su mismo curso, que ingresaron en el año 2022. También tendrá exactamente los mismos permisos para visitar la zona de Marín que sus compañeros, al igual que su padre y su abuelo en el pasado. Lo recalcó la ministra de Defensa, Margarita Robles, en su visita a las instalaciones de la Academia de la Armada: «Va a estar aquí en el mismo régimen que sus compañeros».

Podrán salir del recinto a partir de las 12.30 del sábado y pasar el día fuera, aunque con un horario estricto de regreso. Los de primero tienen que estar de vuelta antes de la 1.30 y el resto, antes de las 3 de la madrugada. Desde el tercer curso, podrán además dormir fuera del recinto castrense, aunque solo el sábado.

Eso sí, Leonor podrá pasearse por Marín y por su entorno sin uniforme, a diferencia de lo que ocurre con los alumnos de primero y segundo.

Un recuerdo de la vida en Marín

Si algo se llevó el rey Felipe VI durante su estancia en Marín es un buen recuerdo de la vida de las Rías Baixas. Quien más y quien menos de la zona guarda algún recuerdo o alguna anécdota del entonces príncipe heredero en su época en la localidad pontevedresa.

Felipe de Borbón se dejaba ver por varios bares y restaurantes de la zona, degustando el vino y los exquisitos productos de la ría, como el marisco, el pulpo o las empanadas. Y uno de sus lugares favoritos era Combarro, adonde acudía con sus compañeros en sus días libres.

Ahora, le toca el turno a Leonor, que, sin duda, además de esforzarse mucho en su carrera militar, encontrará momentos para disfrutar de todo lo bueno que le puede ofrecer la ría de Pontevedra y sus alrededores. Muchos de los locales que frecuentaba su padre ya no están, pero la zona está llena de alternativas para todos los gustos.

Y si al irse de Zaragoza aseguró sentirse ya una maña más, no sería raro que, el año que viene, empezase a sentir los profundos efectos de la morriña gallega.

Y después... al Juan Sebastián Elcano

Una vez superados sus meses de formación en la Escuela Naval, Leonor embarcará, junto al resto de sus compañeros de tercer curso, en el buque escuela Juan Sebastián Elcano para completar así su instrucción como guardiamarina. Un barco histórico, que va a cumplir casi un siglo y cuya base está en Cádiz.

Comandado, previsiblemente, por el capitán Luis Carreras-Presas de Campo, de A Coruña, que será la máxima autoridad a bordo, Leonor convivirá con unas 250 personas, con las que recorrerá varios lugares del mundo, en una ruta que no se ha desvelado. En el viaje anterior se visitaron diez puertos de seis países, recalando en el Atlántico y el Pacífico y, antes de regresar a España, remontó el Támesis y pasó unos días en Londres.

«Una vida intensa» para los guardiamarinas, como recalcó el capitán durante la jornada de puertas abiertas del pasado julio en Marín en su explicación del día a día a bordo: «Combinan formación académica con teórica, con entre seis y ocho clases al día, además de guardias, trabajos en cubierta y maniobras».