Ninguna empresa quiere optar al control de la fauna en los aeropuertos gallegos

Carlos Punzón
carlos punzón VIGO / LA VOZ

GALICIA

Aves en las cercanías del aeropuerto de Santiago
Aves en las cercanías del aeropuerto de Santiago PACO RODRÍGUEZ

La situación es más urgente en Peinador y Alvedro, que no pueden seguir con más contratos prorrogados como ahora

30 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El concurso público convocado por Aena para renovar sus servicios de control de fauna en los tres aeropuertos gallegos ha quedado desierto. Ni los actuales prestadores de esa función, ni ninguna empresa del sector o de nueva constitución han optado al lote en el que han sido licitadas conjuntamente las tres pistas de la comunidad.

La baja oferta económica en la que tasó el operador aeroportuario el trabajo de control, ahuyentar y capturar animales en las zonas aeroportuarias es, según fuentes del sector de control de fauna, el motivo por el que nadie ha querido optar a prestar esta actividad. Y es básica para la seguridad de la aviación en las tres pistas: las tres soportan una alta presencia de animales debido a la notable actividad de aves por la cercanía de la costa, y de ejemplares salvajes y domésticos en libertad en las zonas boscosas y de montaña que rodean los aeródromos. Y no solo eso: la presencia de dos grandes perros sueltos junto a la pista condicionó a mediados de septiembre la operatividad en Lavacolla, lo mismo que había sucedido en Vigo en diciembre pasado con otra pareja de canes que obligó a un avión de pasajeros que se disponía a aterrizar a dar varias vueltas sobre la provincia de Pontevedra hasta que fueron capturados.

Solo el aeropuerto de Peinador registró en la primera mitad del año una veintena de incidentes con animales, según datos de la dirección de la terminal viguesa. Hace dos años un avión de Vueling se vio forzado a frustrar su despegue cuando ya avanzaba sobre la pista al irrumpir en uno de sus motores una paloma.

La ausencia de ofertas para el servicio de control de fauna deja en peor situación a Alvedro y Peinador. Las empresas que realizan dicho servicio lo hacen por ser prorrogados sus contratos de manera obligatoria, al alegar Aena una situación de emergencia que ahora ya no puede volver a activar, salvo que dichas concesionarias acepten continuar temporalmente. En el caso de Santiago, aún se podría obligar al actual adjudicatario unos meses más.

El coste fijado para ese control de fauna en la red aeroportuaria gallega se fijó en 441.000 euros, cifra muy alejada de lo que las empresas del sector estiman costaría llevarlo a cabo con las nuevas exigencias planteadas por la división aeroportuaria pública. Si en la actualidad dichos trabajos tienen un coste de unos 130.000 euros al año en Vigo y Santiago y unos 150.000 en A Coruña, las diversas fuentes consultadas consideran que la escasa dotación económica añadida ahora no compensa continuar, ni atraerá nuevas empresas con la suficiente especialización.

«La oferta de Aena es una aberración. Está muy lejos del coste que supondría prestar un servicio para el que ahora demandan más personal y con una mayor cualificación, y que a cambio solo reciban el salario mínimo interprofesional», indica el socio de una de las empresas que operan en Galicia. «Exigen más animales, vehículos especiales y 372 horas de trabajo a mayores. Y nos suben 8.000 euros respecto a hace cuatro años. ¿Cuánto subió el IPC desde entonces? ¿Cómo vamos a contratar trabajadores cualificados, que sepan inglés, programas informáticos y manejo de los animales por el sueldo mínimo?», protesta un compañero de otra terminal gallega.

El pliego del concurso del control de fauna en los tres aeropuertos gallegos incluye además tipos de aves concretas y estilos de vuelo que encargados de las empresas del sector no consideran eficaces; es más, estiman que podrían atraer más aves que las que cruzan por el espacio aeroportuario en la actualidad.

El conflicto entre las empresas de control de fauna y Aena se inició hace cinco años, cuando la patronal auguró la desaparición del sector ante la baja compensación económica que decían se les ofrecía ya entonces.