Arrestados en España los dos últimos fugitivos que huyeron de una prisión portuguesa en septiembre

GALICIA

Ya habían sido detenidos previamente otros tres compañeros de fuga, todos ellos considerados muy peligrosos, en un operativo policial que llevó a controlar la frontera en Galicia
06 feb 2025 . Actualizado a las 19:15 h.Los dos últimos presos que permanecían huidos de la prisión portuguesa de Vale de Judeus han acabado en manos de la policía. Fueron detenidos este jueves en Alicante, casi cinco meses después de protagonizar una fuga junto a otros tres compañeros de cárcel, un suceso que obligó a movilizar a agentes en la frontera España, por ejemplo en la raia con Galicia.
El argentino Rodolfo José Lohrmann, de 59 años, y el británico Mark Cameron Roscaleer, de 35, se encontraban juntos en un coche, en Alicante, donde los arrestó la Policía Nacional. La llamada Operación Retorno Final culminó «un persistente e ininterrumpido trabajo de recogida e intercambio de información de la Policía Judicial con las autoridades españolas», según informa el cuerpo de seguridad portugués.
Lohrmann se consideraba el cerebro de la fuga y un criminal extremadamente peligroso, involucrado en el crimen organizado, especialmente violento y de ámbito internacional. En 2016 ingresó en prisión para cumplir una condena de 20 años. Por su parte, Roscaleer cumplía una pena de nueve años desde 2019 por robo a mano armada y secuestro.
Previamente, ya habían sido detenidos los otros fugitivos: el portugués Fábio Loureiro fue capturado en octubre en Marruecos; Fernando Ferreira, también portugués, apareció en noviembre la localidad de Montalegre, muy cerca de la frontera gallega, y el georgiano Shergili Farjiani fue apresado en Italia en diciembre.
Las autoridades portuguesas consiguen así salvar los muebles tras el ridículo que sufrieron por la fuga de los cinco reclusos a plena luz del día. Les bastó la ayuda de tres compinches en el exterior, una escalera y saltar un muro, aprovechando la baja vigilancia de las cámaras de videovigilancia.
El escándalo obligó dimitir al director general de Reinserción y Servicios Penitenciarios y puso contra las cuerdas a todo el sistema de Seguridad y al Ministerio de Justicia, dada la extrema lentitud con la que se notificó la fuga y se dio la alerta internacional. La ministra de Justicia aprovechó para dar la enhorabuena y recordar que «este éxito es una prueba de la confianza que los ciudadanos deben tener en nuestras policías». Sin embargo, las dudas sobre la idoneidad de las cárceles portuguesas persisten.