Galicia y el País Vasco reivindican una macrorregión atlántica «por encima de intereses partidarios»
GALICIA
Alfonso Rueda e Imanol Pradales reclaman una mayor cooperación entre los territorios del norte, abriendo la colaboración a regiones francesas, irlandesas y portuguesas, para afrontar desafíos como la atracción de inversiones y la mejora de las comunicaciones. «Tenemos que presionar políticamente», coinciden los presidentes gallego y vasco
16 may 2025 . Actualizado a las 12:27 h.Los dos extremos atlánticos de España, Galicia y el País Vasco, comparten desafíos, desde la transición ecológica hasta el envejecimiento o las comunicaciones en un escenario cada vez más competitivo, dentro y fuera de la Península. Sus presidentes, Alfonso Rueda e Imanol Pradales coinciden en que para abordarlos son necesarias alianzas amplias «por encima de intereses partidarios». Este jueves, en un coloquio celebrado en el Guggenheim de Bilbao, el mandatario vasco del PNV y el gallego del PPdeG hicieron gala de entendimiento personal en su primer encuentro y se comprometieron a forjar una macrorregión atlántica con las comunidades del norte de España, Irlanda, Portugal y Francia.
Reactivan así una propuesta lanzada hace dos años por el entonces lendakari Íñigo Urkullu, cuando convocó en Ajuria Enea a los presidentes de Galicia, Asturias y Cantabria, de hasta cuatro partidos diferentes entonces. «Tenemos que presionar políticamente a todos los niveles», insistió Pradales. «La gente quiere que seamos coherentes y formemos alianzas en las cosas que nos interesan», añadió Rueda durante el debate moderado por los directores de El Correo y La Voz de Galicia, Óscar Villasante y Xosé Luís Vilela, y patrocinado por Abanca, con su marca vasca Bankoa.
La macrorregión
El Atlántico se reivindica. Pradales explicó que su predecesor impulsó la macrorregión viendo «el desplazamiento de Europa hacia el este y la potencia cada vez mayor del eje mediterráneo». Su objetivo era que «el eje atlántico no sea desplazado a la periferia». Rueda asistió a aquella convocatoria de Urkullu y consideró «de sentido común» su propuesta porque «la masa crítica siempre ayuda». Cuando hay un problema «hay que buscar aliados», y en la actualidad «todo es un problema porque todo el mundo compite». Recalcó además los intereses compartidos y señaló que en Galicia «se entiende perfectamente» la necesidad de que el País Vasco tenga una «buena conexión ferroviaria» con Europa, porque Galicia también usará ese camino para llegar al continente.
Sobre la rivalidad con el corredor mediterráneo, Pradales pidió prudencia en las comparaciones, porque el norte tiene seis millones de habitantes y el este de la Península, 23. Pero apuntaló un propósito: «Que el eje atlántico tenga una posición de fuerza en el conjunto del Estado». Rueda reconoció que «en el mediterráneo hace tiempo que vienen trabajando y haciendo presión, tenemos que recuperar el tiempo perdido». «No podemos tener un país de dos velocidades», y reclamó «competir mejor que ellos y reivindicar con realismo y firmeza lo que nos corresponde».
Infraestructuras
La alta velocidad, lenta. El lendakari se refirió varias veces a la «centralización» del Estado con «una capital total [Madrid] que drena recursos a la periferia». Puso como ejemplo las infraestructuras y reclamó «una estrategia compartida». Instó además a la conexión ferroviaria del País Vasco con Europa. «Me alegro de que la alta velocidad llegue a Ourense, pero manda carallo que Irún sea el último lugar del Estado [al que vaya a llegar] con la necesidad que tenemos de conectar con Europa». Rueda respondió a la broma diciendo que a Ourense ha llegado «daquela maneira», y que «a partir de ahí tiene muchas dificultades». Subrayó que la descentralización tiene que ser «justa» y rechazó «una España en la que no podamos llegar a acuerdos y en la que se levanten muros». No fueron los únicos mensajes que lanzó a favor de la búsqueda de consensos más allá de la exclusividad que se reclama desde otros puntos.
Diferencias políticas
La variedad como ventaja. Pradales restó importancia al hecho de que las cuatro comunidades del norte de España tengan estructuras políticas muy diferentes; en Asturias gobiernan PSOE e IU y en Cantabria hasta hace dos años los hacía el Partido Regionalista Cántabro, con fuerte peso. Consideró que esa variedad es «la fortaleza de la alianza y de lo que hace dos años empezó a germinar, porque está por encima de los intereses partidistas». También Alfonso Rueda insistió en la necesidad de unir fuerzas y en la de «tener coherencia y defender lo mismo en todas partes».
Pradales advirtió que, pese a la alianza, proyectos estratégicos como las infraestructuras ferroviarias dependen de otras Administraciones. «No tengo una bola de cristal», dijo cuando se les preguntó por la fecha de finalización del corredor atlántico de mercancías: «Ojalá estuviese en nuestras manos decidir». De ahí que reivindicase el valor de una voz común, tanto en ese frente como en el de las redes eléctricas o las conexiones de hidrógeno o electricidad con Europa: «Nos tenemos que poner de acuerdo».

Demografía
Un desafío común. Las dos comunidades comparten el problema del envejecimiento y la fuga de talento joven. El lendakari matizó el impacto de esos problemas y apuntó de nuevo a la centralización hacia Madrid, que «ha tenido consecuencias en el ámbito económico. Su apuesta es una reforma del plan de ciencia e industria para «mejorar la atractividad vasca». El lendakari pidió a las empresas que paguen «bien a la gente joven» y consideró necesario abordar «la transferencia de rentas que se ha producido» de los jóvenes a los mayores, aunque reconoció que el tema es muy complicado.
El presidente de la Xunta también matizó los datos: «Galicia desde hace tres años crece en población». Pero recordó que lo hace por la llegada de población del exterior y añadió «una obviedad: a la gente no se le puede obligar a tener hijos», aunque se han aprobado medidas de conciliación como la gratuidad de las matrículas universitarias o de las escuelas infantiles. La estrategia, insistió, pasa por «intentar atraer a los gallegos en América» y a sus descendientes. Reclamó para ello la gestión de los permisos de trabajo, que ya ejerce el País Vasco.
Sobre la emigración, el lendakari elogió de forma indirecta el plan del Gobierno gallego para primar el regreso de antiguos emigrantes gallegos. Lamentó que a nivel del Estado «no hay política migratoria» ni un plan estructurado para equiparar las necesidades de la sociedad vasca y la inmigración que ha recibido durante los últimos cinco años, cuando llegaron 75.000 personas a la comunidad vasca procedentes de distintos países
Industria
La dificultad social. Los dos mandatarios coincidieron en los problemas de aceptación que tienen los nuevos proyectos industriales y energéticos. Rueda consideró que hay «un movimiento involutivo que dice que en Galicia no tiene que instalarse nada y tenemos que ser una economía subsidiada. No puede ser». Subrayó que «ninguna industria que cumpla y se ajuste a la normativa me sobra», y añadió que la Xunta será «muy exigente» con los promotores, pero también «muy firme» para no ceder a las presiones de «plataformas que se oponen a los proyectos cuando solo son propuestas». Se le había citado antes el proyecto de Altri. «Los que más protestan contra los proyectos industriales son los que más protestan porque no hay industria», ironizó.
El lendakari recordó que el País Vasco solo produce el 10 % de la energía que consume, y el 7 % es renovable. Recordó que está vigente una ley para triplicar esas cifras en el 2030, pero también están teniendo problemas: «Cada vez que se plantea un proyecto, si te toca cerca de casa, tienes la pancarta asegurada». Recordó que Bildu, que apoyó esa ley, está teniendo problemas para aplicarla en municipios de Álava donde «han aparecido sus primeras contradicciones». A su juicio, «hace falta madurez en la sociedad y liderazgo para sacar adelante proyectos que vamos a necesitar sí o sí».
Relación entre partidos
Lo personal y lo político. La evidente buena sintonía personal de los presidentes contrasta con la tensa relación entre el PNV y el PP en Madrid. Rueda insistió en que su partido «intenta en todas partes» mantener buena relación. Pradales reivindicó la tradición negociadora y de acuerdos del PNV, pero subrayó que Vox supone la línea roja. Dijo en referencia a Rueda que «hablar y acordar con personas razonables, moderadas, que compartimos proyectos es mucho más sencillo», pero añadió que la «trituradora madrileña» y el clima político «irrespirable» han drenado al PP estatal su «moderación».
Rueda rechaza la bilateralidad en financiación, pero respeta el cupo vasco
El lendakari celebra la «relación fluida» con el Gobierno central, que falta en Galicia
X. Gago/ R. Santamarta
«Euskadi tiene bilateralidad y no la discutimos», dijo Alfonso Rueda sobre el histórico cupo vasco y la pendiente reforma del sistema de financiación autonómica. El presidente de la Xunta ha defendido durante los últimos años que ese debate debe abordarse de forma multilateral, y en ningún caso mediante negociaciones entre una comunidad concreta y el Estado, como ha ocurrido en el caso de Cataluña. En Bilbao, el gallego no varió su discurso, pero recordó que la situación vasca es distinta porque además el concierto económico de esa comunidad y de Navarra están recogidos en la Constitución: «La posición del Gobierno de la Xunta es conocida: la bilateralidad de cualquier otra comunidad rompe el equilibrio constitucional».
Rueda rechazó además la propuesta del BNG de que Galicia cuente con un sistema de concierto similar al vasco. Ambos la comentaron en la reunión que mantuvieron antes del coloquio en Ajuria Enea, recordó. El plan de los nacionalistas gallegos «es un disparate en nuestras circunstancias, porque supondría una disminución de ingresos de al menos 2.000 millones». Por eso defendió mantener el sistema vigente, pero actualizándolo a las necesidades actuales de las comunidades.
Pradales, obviamente, hizo una defensa sin fisuras del modelo de concierto vasco. Tiró de historia y aseguró que fue una imposición del Gobierno de Cánovas del Castillo en 1878 para «castigar» a la comunidad obligándola a recaudar los impuestos para el Estado. «De aquellos polvos estos lodos», valoró.
El lendakari hizo extensivo ese enfoque a toda la política autonómica que se hace desde Ajuria Enea. «La bilateralidad está muy arraigada en la cultura política del país», insistió. Rueda no rechazó ese modelo cuando se refiera a asuntos que afecten en exclusiva a temas de una comunidad. De hecho, reconoció: «Ya me gustaría tener muchas más oportunidades de bilateralidad con el Gobierno». Pero en otros casos como la financiación, añadió, ese tipo de negociaciones suponen «una ruptura del equilibrio y la solidaridad básica entre las comunidades».
La relación con la Moncloa
El debate sobre la financiación enlazó con las cuestiones sobre las relaciones con el Ejecutivo que preside Pedro Sánchez. Pradales celebró que es «fluida» y afirmó, como había hecho Rueda, que «la confrontación no lleva a nada y hay que «buscar puntos de encuentro». El vasco confirmó que en junio mantendrá otra reunión con el presidente socialista para hablar sobre la oficialidad de la lengua vasca en las instituciones europeas —una cuestión que afecta también al catalán o al gallego—, y adelantó que le planteará también la necesidad de avanzar en la eurorregión atlántica.
Rueda tiró de humor para explicar las tensas relaciones con el Ejecutivo: «Los ministros vienen a Galicia y no me avisan». Señaló que «hay excepciones», pero en general «la atención es muy mejorable, querría tener una relación fluida, pero no se dejan».
El titular de la Xunta recordó el conflicto por la transferencia de la gestión de la costa a la Xunta, y relató al auditorio cómo el Gobierno le anunció que llevaría la ley del litoral al Tribunal Constitucional sin una negociación previa. Aprovechó al encuentro para agradecer a Pradales el apoyo de distintos departamentos del Gobierno vasco para que Galicia pueda ejercer esa competencia. «Nos han ayudado mucho», ratificó.
Los dos mandatarios coincidieron además en que la última Conferencia de Presidentes, celebrada en Santander, no logró grandes acuerdos. «Fue frustrante», dijo Pradales. Rueda lamentó que no se llegó a grandes acuerdos y advirtió que la próxima conferencia, convocada el miércoles por Pedro Sánchez, va por el mismo camino. Planteó incluso que la convocatoria solo persiguiese meter otros asuntos en agenda para evitar tratar «los temas de los que se estaba hablando». Sin mencionarlos, Rueda se refería a los mensajes filtrados relacionados con el exministro José Luis Ábalos.