Cuando un jugador cambia un equipo

X. R. C. VIGO

GRADA DE RÍO

Oscar Vázquez

Bajo el efecto Aspas el Celta ha pasado en un mes y medio de claro candidato al descenso a disparar sus opciones de permanencia

22 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Un gurú de la radio española auguró horas después de que el Celta cayese en el Bernabéu que el conjunto vigués era carne de Segunda. Su pensamiento no le podía sorprender a nadie, sino que era compartido por muchos y además los números (4 puntos de los últimos 33 posibles) conducían en esa dirección. Cinco partidos después, desde la vuelta de Aspas, la situación es completamente distinta. Los vigueses han sumado 10 de los 15 puntos en juego y sus opciones de permanencia se han disparado. Y todo por el factor Aspas y su enorme influencia.

UN JUGADOR

La influencia colectiva

Iago Aspas son goles y asistencias, pero su influencia en el juego va mucho más allá. Transmite su pasión y contagia su juego a sus compañeros, que han sacado a relucir sus mejores virtudes cuando parecía más difícil. Con él en el campo el equipo es otro por completo. Capaz de sobreponerse a cualquier contingencia.

RENDIMIENTO

Un cambio radical

Hugo Mallo, Okay, Lobotka, Boufal... Todos tenían el cartel de buenos peloteros y cuando se construyó el equipo se pensó que con estos pilares Europa sería posible. Sin embargo el equipo se fue desmoronando y los piezas comenzaron a caerse. El capitán no tenía su mejor año, el turco dejaba espacios a sus espaldas, el eslovaco se habituó al banquillo y Boufal coleccionaba tomas de decisiones erradas. Seguramente fruto de las dinámicas y de la depresión. Sin embargo el punto de inflexión del equipo ante el Villarreal cambió por completo a los jugadores, que comenzaron a crecer hasta alcanzar su mejor versión en el primer tiempo ante el Girona. Cuando el equipo recuperó su fútbol característico.

ESCRIBÁ

Apuesta por la solidez y el equilibrio con un punto de veteranía

Escribá tenía la hoja de ruta clara después de perder los dos primeros partidos. El valenciano tiró de lógica, intentando equilibrar el equipo dentro de lo posible. Lo hizo apostando por una columna vertebral definida y dándole un punto de veteranía de la que carecía el equipo dando entrada a futbolistas como Cabral que hasta su llegada, y en la época de Cardoso, habían desaparecido del mapa. También porfió por dos hombres a préstamo como Boufal y Boudebouz y los hechos le han dado la razón.

EL ACIERTO

De estar cuatro partidos sin marcar a anotar 11 goles en cinco citas

Si algo tenía el Celta, pese a vivir una temporada menguante, era gol, sin embargo, en plena cuesta abajo hasta se quedó sin puntería y sin ser capaz de generar oportunidades. Todo cambió con el segundo tiempo del Villarreal. Desde entonces el equipo ha marcado 11 goles y solo se quedó sin anotar ante el Atlético en el Wanda, el día que faltó Iago. Desde el regreso del moañés volvió a ver portería por partida doble Maxi y se animaron Brais, Boudebouz y Boufal.

LA AFICIÓN

El apoyo para convertir Balaídos en un fortín

Nueve de los diez puntos que ha cosechado el Celta desde el partido con el submarino amarillo han sido como local. Y en los tres partidos todo comenzó con un recibimiento de la afición en los prolegómenos del partido y con un ambiente de gala dentro del estadio. Como consecuencia, tres victorias en los últimos tres partidos en casa, algo que no sucedía desde noviembre del 2016.

PENDIENTE

Cortar los goles en contra y ganar fuera de casa

Con cinco jornadas por delante el cuadro vigués tiene dos cuentas pendientes para ratificar la permanencia. El primero, ganar a domicilio, algo que no hace desde diciembre en Villarreal. Desde entonces dos empates, uno de ellos con Escribá en Huesca. Y para conseguirlo, al equipo vigués también le vendría bien reducir el número de goles encajados, especialmente a domicilio. En Huesca, para empatar, recibió tres, y del Wanda salió con dos.