La sociedad de la ilusión

Xosé R. Castro VIGO

GRADA DE RÍO

ÓSCAR VÁZQUEZ

06 sep 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Rafinha y el Celta lo pasaron mal la temporada pasada. El hispanobrasileño por una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda padecida en el mes de noviembre y que le tuvo fuera de los terrenos de juego hasta final de curso. El club, porque el anuncio de apostar por Europa de principios de campaña se convirtió en una pesadilla que llevó al equipo a salvarse en la última jornada. Por eso después de tanto sufrimiento Celta y Rafinha han decidido unir sus ilusiones y con ellas contagiar a todo el celtismo como ayer quedó reflejado en las pobladas gradas de Balaídos.

La cara de Rafa Alcántara a lo largo de toda la presentación era el rostro de la felicidad plena. Hombre de pocas palabras ayer no las necesitaba. Atrás habían quedado un montón de días de entrenamiento individual con su preparador físico particular en Barcelona y un puñado de meses tendido en la camilla para acelerar en lo posible su recuperación. El semblante de la cúpula celeste también era de satisfacción. Cuando finalizó la liga al Celta se le pidió que no pasara página sin corregir los errores, y el resultado, a priori, es que tomó nota. Porque viendo la aportación de la plantilla de la temporada pasada tiraron de corazón y llenaron de celtismo el vestuario con Rafinha como guinda final cuando parecía imposible.

Ese torrente de ilusión y esperanza toca trasladarlo al campo. El Celta de la cantera comenzó bien, con cuatro puntos antes tres miuras de la categoría, pero con el elenco reunido el celtismo tiene derecho a soñar con algo más que la permanencia, pero con los pies en el suelo.

Rafinha y club saben que las temporadas están llenas de senderos inesperados, por eso después de un año pisando arena los dos quieren sentirse protagonistas sobre el césped. Ambos pueden formar la sociedad de la ilusión.