Tras firmar una destacada actuación en Copa frente al Mérida, el extremo danés siente que ha recuperado su mejor versión
14 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.«Creo que Pione Sisto está de vuelta». La frase es del propio futbolista danés, escrita en su cuenta de Instagram tras el partido de Copa frente al Mérida en el que marcó su segundo gol de la temporada. Meses atrás, después de haber sido protagonista por sus hábitos alimenticios, el atacante anunció un período de silencio en las redes sociales. «Vuelta al silencio, sin distracciones. Solo yo haciendo lo que necesito hacer. Adiós», escribía entonces, días después de haber admitido por el mismo medio que había rechazado «otra oferta millonaria» para salir del Celta.
Ahora el que fue internacional con Dinamarca -en el anterior parón se cumplió un año de su última citación- parece estar en otro punto. La llegada de Óscar García Junyent ha sido todo un revulsivo para Sisto, que precisamente a raíz de su titularidad en el Camp Nou (la primera te la temporada en el partido debut del técnico catalán) recuperaba la actividad en redes para agradecer el apoyo en su «regreso» a lo que ama, decía.
Desde entonces, el Pione que se ha visto sobre el terreno de juego ha ido recordando poco a poco al de la primera temporada en el club, hace tres años. Y ante el Mérida, aunque enfrente estuviera un rival de Segunda B -el único factor que puede generar dudas sobre su destacada actuación-, se vio de nuevo a un futbolista implicado, lejos de la «falta de autoexigencia» que le llegó a atribuir en su día ante los micrófonos Fran Escribá.
Más allá de firmar un buen gol que en ese momento suponía el 0-2 en el marcador, Pione no se quedó esperando a que le llegaran balones, sino que bajó a buscarlos, se empleó a fondo en tareas defensivas, lo intentó de cara a portería e incluso realizó una ruleta con la que volvió a dejar clara una calidad que también quedó patente en otras acciones del partido. Volvió a ser sinónimo de desequilibrio y desborde como antaño en su mejor versión en lo que va de curso.
Después de meses de un rendimiento pobre y una aportación prácticamente nula a la salvación del curso pasado, esta temporada ha habido dos versiones diferentes de Pione. Con Escribá en el banquillo, y después de que el club no lograra su objetivo de desprenderse de él el pasado verano, El extremo disputó 75 minutos en seis partidos, con un máximo de 27 sobre el terreno de juego frente al Getafe. A ello sumó seis compromisos sin ir convocado.
Por el contrario, desde la llegada de Óscar, que le puso de titular en el Camp Nou nada más llegar causando una sorpresa mayúscula, ha sido de la partida en seis partidos de Liga de siete posibles, sumando 464 minutos. A eso suma los disputados frente al Mérida tras haberse quedado en el banquillo frente a la Peña Azagresa.
Partido para ganar confianza
Otro de los jugadores más destacados del conjunto vigués en el Estadio Romano fue un Fran Beltrán que está llamado a ganar protagonismo en el equipo con la salida de Lobotka al Nápoles. El de Seseña, siempre garantía de trabajo y sacrificio, había sido titular frente a Osasuna en liga tras seis partidos en el banquillo y, como frente a la Peña Azagresa, completó los 90 minutos dejando buenas sensaciones.
El partido de Copa también debe servir para que recupere la confianza un Santi Mina que ha anotado tres goles en el margen de una semana cuando en el resto del campeonato solo llevaba uno, lo que le había puesto en el disparadero de las críticas. Al tanto marcado en el primer partido del año frente a Osasuna en Balaídos le sumó el primero y el cuarto en Mérida.
Además, Brais Méndez puso fin a más de nueve meses sin ver portería. No lo lograba desde el 3 de abril del año pasado, cuando firmó, poco antes de ser relevado por lesión, el primero de los goles en el 3-3 en Huesca de la pasada campaña.
