Las invitaciones para el Celta-Sevilla duraron dos horas en taquilla
07 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.El reloj marcaba las 4.30 cuando Marcos Sequeiros salió de su casa en el Calvario para ir andando hasta Balaídos. Su llegada, a las 5.20, le supuso ser el primero de la fila de centenares de aficionados que ayer se acercaron al estadio para hacerse con una de las invitaciones que se ponían a disposición de los abonados para el partido frente al Sevilla. Una medida que se tomó tras un doble fallo técnico que impidió primero tramitar entradas a cinco euros y luego las mismas invitaciones que se acabaron despachando de manera presencial. Duraron dos horas en taquilla.
Esos antecedentes provocaron que mientras esperaban turno, no fueran pocos los aficionados que mostraban su enfado por lo sucedido. Algunos se lo tomaban con más filosofía que otros, pero en general la desaprobación hacia el club se hacía patente en una amplia mayoría. «No mundo no que vivimos e cos informáticos que hai, é incrible que un clube coma este teña estes problemas. Porque non foi unha cousa puntual, foron varias veces», recordaba Carlos Bacelar, de 59 años y que se desplazó en coche desde O Morrazo. «Nótase que ou non teñen xente preparada ou non gastan os cartos nin en fichaxes nin en programadores», añadía.
Con más filosofía se lo tomaba Emilio Viéitez, que recalcaba que nadie está libre de un problema de este tipo. «Fallos técnicos los tiene todo el mundo, las tecnologías no son infalibles y esta es la prueba», reivindicaba este aficionado que presume de que después de hacerse celtista por su mujer e incluso casarse en el interior del estadio, es «capaz de todo por el Celta». «Tengo claro que por mi equipo hago lo que sea. Y aunque es una faena para los que venimos de fuera -en su caso, de Tomiño-, lo están solucionando con siete taquillas abiertas», valoraba. Además, mostraba su confianza en la salvación: «Tenemos equipo y hay que creer. No está habiendo suerte».
Mucho más enfadada se mostraba Ángeles Martínez, de 70 años y abonada desde hace más de 20. «Cada día funciona peor. Somos socios mi marido y yo y vengo a coger invitaciones para nuestras hijas, pero cada día nos desilusionan más. Es muy triste lo que está pasando», decía extrapolándolo a la situación deportiva del equipo. «Primero era por Internet, que lo intentaron mis hijas porque yo no tengo por qué tener ni saber usarlo. Y ahora aquí estamos. Pero lo hacemos por el Celta de Vigo, no de Mos», deslizaba muy molesta mientras esperaba ser atendida. «Cada día viene menos gente, que se planteen por qué. Todo son problemas y dificultades, parece que quieren echarnos», lamentaba.
Fátima Amor tomó otra determinación y al llegar a eso de las 9.00 y ver la cola que había (alcanzaba Río tras rodear la grada de Gol al completo) decidió no ponerse. «No puedo estar aquí dos horas para que después igual me digan que no hay entradas. Me planteaba incluso comprarlas y me dicen que tampoco se puede», lamentaba esta abonada que recordaba que paga su abono y el de su hijo «religiosamente» y que pretendía lograr dos invitaciones para el padre del niño y un amigo del pequeño. «Estuve el miércoles desde las cuatro de la tarde y no había manera. Una pérdida de tiempo. Me parece indecente e inmoral la manera en la que nos tratan», expresaba visiblemente disgustada.
A sus 19 años, Christian Duarte fue de los primeros de la cola junto a un par de amigos. Con él como portavoz, los tres coincidían en no comprender lo ocurrido. «É máis enfado que decepción. Estamos falando dun clube grande coma o Celta e paréceme indignante. Xa dubidabamos de poder coller as entradas na web o mércores, pero dáselles outra oportunidade e acaban liándoa de novo», lamentaba recordando que «sempre que lanzan unha promoción así, acaba pasando o mesmo». Él, que faltó a clase para poder ir a por las entradas, considera que el Celta debe «coidar máis este tipo de cousas». En toco caso cree que «é necesario encher Balaídos. Xa se viu a tempada pasada a importancia da afección».
Raúl Lago, por su parte, tacha de «esperpento» lo sucedido en las últimas horas. «Entendes que isto lle poda pasar a un empresario pequeno, a un autónomo, pero non a unha empresa coma o Celta». Él pidió «permiso no chollo» para poder acudir, pero incluso había otros aficionados que escapaban de las cámaras admitiendo que debían estar en ese momento en sus puestos de trabajo y no allí.
Otro motivo para el enfado vino cuando el Celta anunció que las invitaciones se habían agotado y varios aficionados comenzaron a denunciar reventa. El club recuerda que su departamento de seguridad realiza, con aplicaciones informáticas específicas, un rastreo de ventas ilegales de entradas.