
El argentino dirige su primer partido del Celta en casa sin período de gracia y obligado a cortar una racha de ocho jornadas sin ganar ante el Granada
29 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.El Celta necesitaría una goleada para salir hoy del descenso, pero ese objetivo final puede esperar por el momento. Lo que no admite demora es el reencuentro con el triunfo después de ocho jornadas sin ganar, lo que le ha costado la primera visita en cuatro años al puesto de colista. Además, en el arranque de un ciclo muy hogareño en donde los vigueses se juegan parte de su futuro. Argumentos de calado que se encontrarán con el Granada, uno de los equipos más complicados del campeonato de la mano del vigués Diego Martínez en el banquillo.
A diferencia de la semana pasada, Coudet tuvo siete días para preparar a conciencia el partido con la única salvedad que Aidoo, que no recibió el alta hasta el viernes pero que con toda probabilidad estará en el once. Porque todo indica que el entrenador argentino, que ya se puede sentar en el banquillo, repetirá el mismo equipo de Sevilla que a su vez fue idéntico al último de Óscar García en Elche.
Y seguramente también, el Chacho le de continuidad a su idea de juego tras el ajuste inicial, lo que significa colocar a Denis Suárez muy cerca de Tapia, ya que jugar con un único pivote en el fútbol español en una clara inducción al suicidio. El de Salceda se sintió cómodo y dibujó el fútbol de ataque desde una posición intermedia y podría repetir mientras que Brais y Nolito debe cerrar las bandas, además de fabricar juego ofensivo para Iago Aspas y Mina, que debe repetir como dupla de ataque. Que Lautaro, el delantero del filial, entrase en la lista, es toda una declaración de que el Celta insistirá en la idea de jugar con dos puntas.
La contienda ante el Granada, que reluce en Europa con 10 puntos en cuatro partidos y que tiene una privilegiada posición en la liga con 14 puntos, no solo tiene la exigencia de los puntos, sino que también debe ser la confirmación de la intensidad, el juego combinativo y las llegadas que los célticos enseñaron en el Sánchez Pizjuán y que ahora necesitan de continuidad y concreción.
También un examen en la faceta defensiva después de la verbena del pasado fin de semana. Cortar el grifo de los 19 goles en contra debe ser la primera premisa para aspirar a la redención. La presencia de Aidoo se antoja capital para conseguirlo. El ghanés es el central más rápido y más en forma de los vigueses en estos momentos.
La tarea no será fácil ante un ataque con Jorge Molina, Machís y Puertas y con Soldado y Luis Suárez, que estuvo en la agenda celeste el pasado verano, en la recámara. Un Granada con mucha dinamita y con un centro del campo en donde Luis Milla ejerce de brújula. Un test de altura para un Celta sin tregua y para un Coudet sin período de gracia.
Tres de los últimos cuatro técnicos celestes se estrenaron en su segunda cita
El segundo partido parece el elegido por los sucesivos inquilinos del banquillo para anotarse su primer triunfo. Le sucedió a tres de los últimos cuatro entrenadores del Celta y solo Escribá tuvo que esperar al tercer acto para ganar.
La campaña pasada, hace poco más de un año, Óscar García engordó esa estadística al ganar en Villarreal (1-3) tras perder la jornada anterior en el Camp Nou. A Miguel Cardoso le sucedió en Balaídos ante el Huesca, al que derrotó 2-0 el Celta después de perder en Anoeta en el estreno del portugués. Antonio Mohamed también hizo pleno al segundo intento con un 1-2 en el Ciutat de Levante después de empatar a un gol con el Espanyol.
El único que no siguió la norma fue Fran Escribá, que perdió en su estreno en Balaídos ante el Betis (0-1), luego repitió derrota en el Bernabéu (2-0) y en la tercera intentona superó al Villarreal con remontada incluida: 3-2. Ahora es Coudet quien intentará mantener la tradición después de la derrota en Sevilla.