Un candidato del Partido Socialista mató de un tiro de rifle al marido de una rival socialdemócrata
12 oct 2009 . Actualizado a las 10:25 h.Un asesinato con fines políticos empañó ayer las elecciones municipales en Portugal, los terceros comicios del año en el país vecino tras las elecciones europeas de junio y las parlamentarias celebradas semanas atrás. Se produjo en el pueblo de Ermelo, que pertenece el municipio de Mondim de Basto, en el distrito de Vila Real, al norte del país y cerca de la frontera con Galicia, cuando el candidato del Partido Socialista, Antonio Cunha, mató de un tiro de rifle al esposo de su rival política y actual alcaldesa del pueblo.
El crimen ocurrió en el único colegio electoral de Ermelo, una localidad de unas 1.500 almas, poco antes de que comenzaran las votaciones. El supuesto autor del disparo mortal, que consiguió escapar, estaba siendo buscado por la policía en un bosque aledaño a la hora de cerrar esta edición. Según un testigo presencial de los hechos, «entró con el arma apoyada en la pierna y, sin decir nada, disparó contra el esposo de la presidenta [Maximino Clemente] y se dio a la fuga».
Sin embargo, según algún otro testigo, Cunha actuó en defensa propia, ya que la víctima, del conservador Partido Socialdemócrata (PSD), le habría disparado a él primero. Esta es, por ejemplo, la tesis del socialista Humberto Cerqueira, quien sostuvo que Cunha «solo reaccionó a un disparo» y que la víctima, de 57 años, «estuvo amenazando toda la noche [anterior a los comicios] a las personas que votasen al Partido Socialista».
Según el gobernador de Vila Real, las relaciones entre Cunha y Clemente no eran buenas porque ya habían existido problemas entre ellos antes. Algunos vecinos dijeron que eran parientes.
Consternación
El crimen desató consternación en todo Portugal y fue condenado por los más altos políticos lusos, que se apresuraron a hacer declaraciones para que no alterase el desarrollo normal de la jornada electoral. El conservador Cavaco Silva, líder histórico del PSD, al que pertenece la víctima, señaló que el episodio no desmentía la «normalidad». Por su parte, el primer ministro, José Sócrates, condenó la violencia e hizo votos para que se esclarezcan los hechos y el culpable sea llevado ante la Justicia. El líder del Bloque de Izquierda, Francisco Louça, habló de «un momento muy triste».
Entretanto, la elevada abstención preocupaba a los observadores. La participación era escasa a primera hora de la tarde y un sondeo avanzado por una cadena de televisión lusa, realizado tras el cierre de las urnas en el territorio continental y en Madeira, pronosticaba un absentismo de entre el 38 y el 43%.
Las primeras proyecciones al cierre de los colegios daban también la razón a los observadores, que consideraban que los comicios no traerían grandes cambios políticos al país. Según las últimas encuestas, solo entre unos 20 y 30 del total de los 308 municipios experimentarán cambio de jefatura. En la capital, Lisboa, el actual alcalde Antonio Costa, del Partido Socialista, habría revalidado la mayoría. En Oporto, mientras tanto, la principal fuerza opositora a nivel nacional, el PSD, mantendría el control sobre la segunda ciudad del país, en manos del alcalde Rui Río.
Actualmente, el PSD gobierna en 157 municipios, al tiempo que el PS mantiene el poder en 110. La coalición de verdes y comunistas, el CDU, es la tercera fuerza a nivel municipal, con 32 alcaldes.