Aún con el miedo en sus caras, pero con la tranquilidad de haber salido ilesos de una pesadilla que a muchos les trajo a la mente la tragedia del Titanic, los cerca de 200 supervivientes españoles del naufragio del Costa Concordia llegaron a los aeropuertos de Barcelona y Madrid. Indignados por el trato recibido por la compañía que operaba el crucero, el medio centenar de turistas españoles que tomaron tierra en el Prat, en Barcelona, anunciaron que ya han iniciado los trámites para presentar una denuncia conjunta contra la naviera Costa Cruceros.
Por lo que relataron los que lo vivieron en primera persona, alguno de los tópicos sobre el mar que todo el mundo sabe de las películas, como son que las mujeres y los niños se rescatan primero y que el capitán es el último que abandona el barco, no se cumplieron. «Era un caos, la tripulación no sabía bajar los botes salvavidas ni colocarse los chalecos y cuando se bajaban se encallaban», relató una mallorquina.