Raúl Castro llama a reforzar la defensa de Cuba en el 60.º aniversario de la revolución

Milagros López de Guereño LA HABANA / COLPISA

INTERNACIONAL

Ernesto Mastrascusa | EFE

En este tiempo de cambio se ha producido una dicotomía entre lo que declara el Estado y lo que siente la calle

03 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Cerca de las tumbas de Fidel Castro y los próceres de la Independencia Carlos Manuel de Céspedes y José Martí, Cuba celebró el año nuevo con el acto central nacional de los 60 años de revolución. Lo hizo con el general Raúl Castro Ruz, primer secretario del Comité Central del Partido Comunista del país, al frente de una conmemoración que ha servido para hacer balance y reiterar la importancia de mantener el legado dejado por aquellos guerrilleros que acabaron con la dictadura de Fulgencio Batista.

Un mensaje que se pronuncia curiosamente cuando el país está en manos de Miguel Díaz-Canel, el presidente que a sus 58 años ni conoció la época batistiana, ni luchó en la Sierra Maestra y, por lo tanto, no ha sido testigo de otro sistema político que el castrismo. Las transformaciones son notables, especialmente, en la manera de comunicarse. De los discursos de varias horas de Fidel Castro, se ha pasado a los justos e inevitables del nuevo mandatario, con cuentas en Twitter en las que es muy activo.

En este tiempo de cambio se ha producido una dicotomía entre lo que declara el Estado y lo que siente la calle. Para los medios oficialistas al país le va bien. El crecimiento «no llegó a lo previsto», pero el 1,2 % procede de la inversión extranjera. Tampoco se han captado los 2.500 millones de dólares anuales. En el 2018 llegaron cerca de cinco millones de visitantes, de ellos, 600.000 en cruceros desde EE.UU.

Son precisamente las relaciones con el país norteamericano las que centraron ayer buena parte del discurso de Raúl Castro. El expresidente y líder del Partido Comunista de Cuba (PCC, único legal) instó ayer a su país a reforzar la defensa y prepararse «para los peores escenarios» frente a EE.UU., a cuyo Gobierno acusó de haber retomado la política de «confrontación». Aseguró que la isla debe prepararse «para todos los escenarios, incluyendo los peores», y «no dejar espacio al desconcierto e improvisación».

Los mensajes conciliadores durante cuatro años de deshielo dieron paso a una retórica belicista al acusar a la Administración de Donald Trump de haber aumentado las presiones políticas y económicas para forzar «un cambio de régimen» en la isla caribeña.