El primer ministro de Irak se queda solo ante la presión de las calles
INTERNACIONAL

Su continuidad queda en el aire tras perder el apoyo de dos aliados clave y el pueblo pide la dimisión en bloque del Ejecutivo
31 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.El primer ministro de Irak, Adel Abdel Mahdi, se queda solo ante las protestas que desde comienzos de mes sacuden al país y su cargo quedó en el aire tras perder el apoyo de dos aliados claves en su Gobierno. Un total de 240 personas han perdido la vida en octubre durante los choques con las fuerzas de seguridad y hay miles de heridos en esta oleada de movilizaciones populares en contra de la corrupción y el desempleo que afectan a Bagdad y a las principales ciudades del sur de país, todas ellas de mayoría chií. El clérigo chií, Muqtada Al Sader, cuyo partido tiene el mayor número de asientos en el Parlamento, fue el primero en pedir a Abdel Mahdi la convocatoria de elecciones anticipadas y Hadi al Ameri, cabeza de los paramilitares de Hachd al Shaabi en el Parlamento, siguió sus pasos horas después. El líder de las milicias chiíes declaró: «Trabajaremos juntos para asegurar los intereses de los iraquíes y salvar a la nación».
Las diferencias entre los partidos políticos chiíes que controlan el país desde la caída de Sadam Husein han provocado una oleada de protestas sin precedentes en Irak. Los manifestantes desafiaron por segunda noche el toque de queda impuesto en la capital y la plaza Tahrir volvió a ser el epicentro de una protesta que exige la dimisión en bloque del Ejecutivo y la renovación de la clase política que controla el país desde hace 16 años. Irak necesita un cambio integral para responder a las demandas de los manifestantes ya que una convocatoria de elecciones anticipadas, bajo las normas vigentes, volvería a repetir un equilibrio de fuerzas similar en la cámara.
La situación en Líbano
En Líbano, la decisión de Saad Hariri de presentar su dimisión el martes recibió la respuesta del presidente, Michel Aoun, que la aceptó pero le pidió que siguiera como primer ministro en funciones para evitar el vacío de poder. Las calles del país recibieron con alegría el anuncio de la dimisión y el clima se relajó durante una jornada en la que el Ejército pudo desbloquear algunas carreteras, a la vez que llamó a los manifestante a concentrarse en plazas y parques pero respetando las vías de comunicación. Las escuelas y universidades tienen previsto reabrir sus puertas este jueves y los bancos el viernes.
Las movilizaciones no han terminado y las protestas, que comenzaron el 17 de octubre, se mantienen a la espera de conseguir un nuevo Gobierno. Como en Irak, los libaneses protestan contra la corrupción y la crisis económica endémica que sufre el país. Como en Irak con las milicias, también en Líbano la mano de Irán está muy presente a través de el partido milicia Hizbolá, formación que precisamente se opone a esas movilizaciones y también se opuso a la dimisión de Hariri. Las autoridades de Teherán hicieron un llamamiento a la calma y denunciaron que «Estados Unidos, Arabia Saudí e Israel están impulsando la ola de movilizaciones» para desestabilizar a los Ejecutivos de Líbano e Irak. La república islámica cuenta con vínculos muy estrechos con los Gobiernos de Beirut y Bagdad, además de que dispone de grupos paramilitares leales a Teherán en ambas capitales.