El veto a la BBC agrava la crisis entre China y el Reino Unido

Pablo M. Díez SHANGHÁI / COLPISA

INTERNACIONAL

Sede de la BBC en Pekín
Sede de la BBC en Pekín CARLOS GARCIA RAWLINS | Reuters

Pekín prohíbe sus emisiones justo después de suspender Londres a la televisión estatal CGTN por estar bajo el control del Partido Comunista

12 feb 2021 . Actualizado a las 20:38 h.

El coronavirus está agrandando las diferencias ideológicas entre China y Occidente, que se dirigen hacia una peligrosa desconexión que ya excede lo diplomático. En el último capítulo de su ya larga crisis, Pekín ha prohibido las emisiones de la BBC en su territorio, como represalia por el veto de la semana pasada a la televisión estatal china en el Reino Unido por estar bajo el control del Partido Comunista.

Argumentando que la BBC había «violado gravemente» las normas de emisión, que exigen que «las noticias sean verdaderas y justas» y «no dañen los intereses nacionales de China», la Administración Estatal de Cine, Televisión y Radio no le renovó este viernes su licencia para este año.

En realidad, se trata de un veto más bien simbólico porque la mayoría de chinos no tienen acceso a televisiones extranjeras. Aunque la web de la cadena británica está bloqueada en el gigante asiático, las emisiones se podían ver hasta ahora en algunos hoteles, urbanizaciones diplomáticas y plataformas de televisión, pero sus noticias más sensibles eran sistemáticamente censuradas con un fundido en negro. Ni siquiera eso será ya posible.

«Estamos decepcionados con las autoridades chinas por haber tomado esta decisión. La BBC es el servicio de noticias internacional más reputado y difunde noticias de todo el mundo de forma justa, imparcial y sin miedo ni favoritismos», lamentó la cadena en un comunicado.

Desde hace tiempo, la BBC estaba en el punto de mira de Pekín por su información sobre las protestas prodemocráticas de Hong Kong, la represión contra la etnia musulmana de los uigures en Xinjiang y el coronavirus.

La pandemia ha tensado las relaciones de Pekín con Occidente, sobre todo con los países anglosajones, y el régimen intenta silenciar todas las noticias que le perjudiquen, como la ocultación inicial del estallido en Wuhan y el número de fallecidos. Al acabar la rueda de prensa del martes de los expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que han investigado el Covid en Wuhan, hubo una fuerte discusión entre los corresponsales de la BBC que querían hacer preguntas y los funcionarios chinos que se lo trataban de impedir.

A todo ello se suman los reportajes de la BBC sobre los campos de reeducación en Xinjiang, donde cientos de miles de uigures han sido confinados sin haber cometido delito alguno, solo por ser musulmanes, para prevenir el terrorismo islamista. Este mes la cadena emitió un programa donde mujeres uigures denunciaban violaciones y torturas, que Pekín tildó de «noticia falsa».

Crisis diplomática

De fondo subyace el choque entre China y el Reino Unido desde el estallido en el 2019 de la revuelta por la democracia en la excolonia británica de Hong Kong, que ha desatado la mayor crisis diplomática entre ambos países. El año pasado, Londres prohibió al gigante chino de las telecomunicaciones Huawei en su red de Internet 5G por sospechas sobre su seguridad y, hace unos días, vetó las emisiones en su territorio de la televisión estatal CGTN.

Aunque el detonante fueron los programas de confesiones forzadas a disidentes y detenidos, entre ellos dos británicos, la retirada de la licencia se basó en que violaba las normas al estar controlada por el Partido Comunista.

Cumpliendo la amenaza que había prometido, Pekín ha respondido de la misma manera. «La decisión de China de prohibir la BBC es un recorte inaceptable de la libertad de los medios. China tiene algunas de las más severas restricciones del mundo sobre la libertad de los medios e Internet y este último paso solo dañará su reputación a ojos del mundo», criticó en Twitter el secretario de Exteriores británico, Dominic Raab. Por su parte, EE.UU. también condenó duramente el veto.

El año pasado, el régimen de Pekín también expulsó a varios periodistas estadounidenses por el veto a los corresponsales de sus medios estatales por parte de Washington. Agravada por el coronavirus, sigue la desconexión entre China y Occidente.