Israel provoca la salida forzada de 250.000 personas en Jan Yunis

Mikel Ayestaran ESTAMBUL / COLPISA

INTERNACIONAL

MOHAMMED SABER | EFE

El ejército israelí lanza una orden de evacuación en la ciudad de suroccidental de la Franja de Gaza

02 jul 2024 . Actualizado a las 21:45 h.

Hamás no tarda en reagruparse cuando Israel concluye una gran operación y el Ejército se ve obligado a regresar a lugares que había dado por limpios de presencia enemiga en los últimos meses. Con la batalla por Rafah aún abierta, los israelíes han tenido que enviar de nuevo tropas a Shujayea, en la Ciudad de Gaza, y a Jan Yunis, donde ha lanzado una orden de evacuación que ha provocado la salida forzada de 250.000 personas en apenas 48 horas, según las cifras de la ONU. Pese a la enorme diferencia de fuerza, la milicia islamista resiste con una lucha urbana de baja, pero constante intensidad, y sus líderes siguen dirigiendo las operaciones desde los túneles.

Jan Yunis vuelve al punto de mira de los militares, que ordenaron el desalojo de Al Qarara, Bani Suhaila y otras zonas del Este de esta ciudad donde nació Yahya Sinwar, cerebro de los ataques del 7 de octubre y el objetivo número uno del Ejército. Uno de los lugares afectados por la orden es el hospital Europeo de donde, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), «se auto evacuaron 270 pacientes» al hospital Al Nasser. El próximo objetivo es intentar salvar el material médico más valioso del centro, una labor para la que la OMS ha ofrecido su ayuda a las autoridades sanitarias locales, pero que depende de la luz verde israelí.

Con este nuevo desplazamiento forzoso, el Ejército considera que 1,9 millones de palestinos, de los 2,3 millones de habitantes de Gaza, se encuentran ya en la designada como zona humanitaria, ubicada en el área costera de Al Mawasi, algunos barrios occidentales de Jan Yunis y Deir al-Balah en el centro de Gaza. Las condiciones de vida y los servicios allí son escasos y por eso los israelíes anunciaron un plan para reparar el servicio eléctrico que permita operar a la planta desalinizadora y proporcionar 20.000 metros cúbicos de agua por día a esta «zona humanitaria». Hay que esperar con cautela para comprobar que las palabras se convierten en hechos porque hasta ahora el Ejército ha recurrido al hambre y la sed como armas de guerra.

El comienzo de la reparación del tendido eléctrico para Al Mawasi no sentó nada bien al sector ultranacionalista del Gobierno, que lo consideró una cesión frente a Hamás. La guerra entra en su noveno mes y Benjamin Netanyahu sigue sin hacer público plan alguno sobre el futuro. Los militares sufren bajas cada día y se ven obligados a regresar a lugares donde pensaban que habían terminado con Hamás y crecen las críticas por la falta de una estrategia clara.

El diario The New York Times contactó con seis altos mandos del Ejército, algunos de ellos en activo y otros ya no, que coincidieron en señalar que el liderazgo de las fuerzas armadas quiere una tregua en Gaza incluso si mantiene a Hamás en el poder por el momento. La reflexión de la cúpula castrense es que un alto el fuego permanente es la mejor manera de liberar a los rehenes, y que el Ejército necesita reabastecerse antes de una posible guerra con Hezbolá, aunque destacan que esta tregua traería de la mano el final de las hostilidades en la frontera norte.

Netanyahu reaccionó de inmediato a esta información y dijo a través de un comunicado que «no sé quiénes hablan así de forma anónima, pero yo estoy aquí para dejarlo inequívocamente claro: no sucederá. Solo pondremos fin a la guerra después de haber logrado todos los objetivos, incluida la eliminación de Hamás y la liberación de todos nuestros rehenes».

Las críticas aumentan y las movilizaciones israelíes que piden un acuerdo de alto el fuego son diarias, pero Netanyahu tiene la última palabra y su estrategia apela al uso máximo de la fuerza como manera de presionar al enemigo.