
El centro acoge al Comando de Alaska, un contingente de 21.000 militares ejercitados para operaciones especiales
16 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Con 25.800 hectáreas de superficie y situada cerca del Ártico, la remotísima —y segurísima— base militar Elmendorf-Richardson fue ayer el escenario del primer cara a cara entre Donald Trump y Vladimir Putin desde la invasión rusa de Ucrania. Antes de ser una de las principales plataformas estratégicas de EE.UU., sirvió de defensa a los americanos contra las amenazas de la Unión Soviética durante la Guerra Fría dada su ubicación estratégica en Anchorage, ciudad principal de un territorio estadounidense que fue parte de Rusia hasta 1867.
La Base Conjunta Elmendorf-Richardson (JBER) comenzó a construirse como aeródromo militar permanente ya iniciada la Segunda Guerra Mundial, el 8 de junio de 1940. El primer personal del cuerpo aéreo llegaría en agosto de ese año.
En un principio tomó solo el nombre en honor al general de brigada Wilds P. Richardson, quien, entre otros logros, dirigió la comisión de carreteras de Alaska. Ya en 1951, el Ejército trasladó sus operaciones al nuevo Fuerte Richardson y la fuerza aérea asumió el control en la llamada base aérea Elmendorf, en honor al capitán Hugh M. Elmendorf, quien falleció en 1933 mientras pilotaba un caza experimental cerca de Wright Field, en el estado de Ohio.
El actual complejo es la consecuencia de la fusión en el 2010 entre la base aérea de Elmendorf de y Fort Richardson. En su interior alberga la 11.ª Fuerza Aérea, la 11.ª División Aerotransportada y el Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte, una de las mayores concentraciones de aviones de combate estadounidenses. También acoge al Comando de Alaska, un contingente de 21.000 militares ejercitados para operaciones especiales.
Pilotos españoles participaron el año pasado en esta base junto con Alemania, Francia, Italia y Canadá en un simulacro de operaciones de guerra aérea y despliegue sobre el Pacífico. Se trata de un ensayo que se realiza periódicamente entre Estados Unidos y las fuerzas de la OTAN, pero que el año pasado llegó marcado por la especial tensión entre Moscú y Washington debido a la guerra de Ucrania. No en vano, la finalidad es optimizar el poder de los cazas y bombardeos en previsión de una «contienda entre grandes potencias».
Así, la Base Conjunta Elmendorf-Richardson, que cuenta con 25.800 hectáreas y es una de las principales plataformas estratégicas de Estados Unidos, combina la base de la Fuerza Aérea Elmendorf y la Fort Richardson del Ejército.
La infraestructura dispone de diversos servicios para los militares y sus familias, educativos, médicos y deportivos, y en ella tienen su sede unidades como el Ala 673, el Comando de Alaska y la 11ª División Aerotransportada.
Cementerio con soviéticos.
Cerca de la base se ubica en el cementerio nacional de Fort Richardson, en el que están enterrados once militares —nueve de ellos pilotos— y dos ciudadanos soviéticos que murieron entre 1942 y 1945 al intentar trasladar los aviones que les había suministrado Estados Unidos.