Javier Riveiro sufrió un infarto silencioso: «Nunca llegué a tener los síntomas típicos como dolor muy fuerte en el pecho»
ENFERMEDADES
Con todo, se considera afortunado, «porque si no llegara a tomar la decisión de ir al médico por las molestias digestivas, hoy no lo estaría contando»
09 oct 2024 . Actualizado a las 17:02 h.El once del once del 2016, Javier Riveiro se levantó con síntomas de gastroenteritis, vómitos y diarrea. A pesar de no encontrarse bien, siguió con su día, realizando varias gestiones que tenía pendientes para esa mañana. Entraba a trabajar en turno de tarde, pero como las molestias no cesaban, «no tenía ánimo ni estaba como para ir». Decidió acudir al centro de salud. Su doctora habitual no se encontraba en ese momento, si bien a la profesional que la sustituía, para sorpresa de él, se le encendieron las alarmas. «Después de tomarme la tensión, que estaba muy anómala, me dijo: ‘‘Estate tranquilo porque estás sufriendo un infarto''». Javier tenía 46 años.
Le proporcionó una tableta de nitroglicerina y le hizo un electrocardiograma. Cuando este finalizó, la ambulancia ya esperaba por él en la puerta: «No daba crédito. Fue muy rápido. Sí, tenía gastroenteritis, pero además estaba sufriendo un evento cardíaco. Nunca llegué a tener síntomas que todo el mundo se imagina, como un dolor muy fuerte en el pecho. Con el tiempo me explicaron que también se podía disfrazar en problemas digestivos».
La intervención en urgencias fue igual de apresurada. Le hicieron un cateterismo y le colocaron un estent. «Sé que no me tocaba, no era mi hora, y tuve una suerte tremenda. Porque si no llegara a tomar la decisión de ir al médico por esos síntomas, hoy no lo estaría contando. Además, cuánto más tardas en reaccionar, muere más músculo cardíaco. En mi caso, las consecuencias fueron muy pequeñas», relata Javier.
El tabaco
Hacía deporte y se cuidaba, pero reconoce que fumaba. Un hábito, que dejó tan pronto como le dieron el alta. «Estoy convencido de que un factor muy importante fue el tabaco, pero no es definitivo porque sé de quien no fuma ni bebe y también ha sufrido un infarto. Además, familiares míos se murieron por un episodio de este tipo, por eso creo que tiene que existir un componente hereditario. Pero es muy difícil demostrarlo».
Al igual que Simon, que también contó su testimonio a La Voz de la Salud, entró en el programa de rehabilitación multidisciplinar del Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo, dirigido por la doctora Bravo. «Fuimos el primer grupo y éramos poca gente. Recuerdo que solo teníamos dos bicis estáticas. Ahora ha crecido un poco más. Es ambicioso, muy completo y, en mi caso, bastante eficaz. Tú mismo eres consciente de tu evolución y es muy útil toda la información que te proporcionan».
Javier dice que, desde que sufrió el infarto, su percepción sobre el día a día ha cambiado. De hecho, lo ve como una nueva oportunidad, «para hacer todas las cosas que no me ha dado tiempo de hacer antes de que sucediese todo esto. Y no la voy a desaprovechar», dice. Y añade: «Me cambió la percepción de vivir más el instante, darle más importancia a lo que realmente es importante: nuestro tiempo. Somos nuestro tiempo».
«Sé que hay gente que huye de este tipo de reflexiones, pero yo no quiero pasar por este mundo sin contribuir, aportar mi granito de arena». Desde su fundación, forma parte de la Asociación de Cardiópatas Sur Sum Cor, dirigiendo las actividades físicas que se llevan a cabo con otros pacientes que, como él, disfrutan de una segunda vida.