Isabel Fariñas, catedrática de Biología: «Cuidar a tus nietos o bailar con tu pareja es lo mejor para el cerebro»

ENFERMEDADES

En el marco del Simposio sobre Envejecimiento Celular y Metabolismo 2025 (Cams), la experta explica cómo el cerebro se adapta a los cambios producidos por la edad
23 jul 2025 . Actualizado a las 13:15 h.La plasticidad cerebral es uno de los rasgos más relevantes para la supervivencia de nuestra especie desde el punto de vista evolutivo. Esta capacidad del cerebro para adaptarse a circunstancias cambiantes es lo que nos permite envejecer mejor: a medida que vamos perdiendo algo de nuestra función, las conexiones y los circuitos neuronales se van reorganizando para compensar esta pérdida. En este sentido, la doctora Isabel Fariñas explica que entender este mecanismo podría ser clave para el tratamiento de los pacientes con procesos neurodegenerativos en los próximos años.
Nacida en Ferrol, Fariñas es catedrática de Biología Celular en la Universidad de Valencia, donde dirige desde el año 1998 el Grupo de Neurobiología Molecular en el Instituto de Biotecnología y Biomedicina (Biotecmed). Su grupo estudia células madre neurales en el cerebro adulto. La experta, que ha sido ganadora del Premio nacional de Investigación Santiago Ramón y Cajal en el área de Biología en el 2024, participará esta semana en el Simposio sobre Envejecimiento Celular y Metabolismo 2025 (Cams), que se lleva a cabo en A Coruña esta semana, con una ponencia sobre el papel del envejecimiento endotelial en la plasticidad cerebral.
—¿Cómo es el proceso de envejecimiento de nuestro cerebro?
—Nuestro cerebro tiene lo que llamamos una plasticidad neural natural. Esto quiere decir que, aunque tengamos las mismas neuronas, sus conexiones y circuitos se remodelan con cada actividad que hacemos, con cada nuevo aprendizaje o experiencia que adquirimos. Con la edad perdemos un poco de función, pero el cerebro la sigue compensando con esa capacidad plástica de adaptar sus circuitos. Por eso, cuando debutan las enfermedades neurodegenerativas como párkinson o alzhéimer, ya es un poco tarde porque nuestro cerebro ha estado compensando la pérdida de esas neuronas que ha ido sucediendo con el tiempo. Pero hay ciertas características asociadas a un cerebro más envejecido de forma natural, sin enfermedades neurodegenerativas.
—¿Cuáles son algunas de ellas?
—Por ejemplo, alteraciones en la interacción social. Existe un aumento de la ansiedad asociado a la edad. Estas manifestaciones conductuales están vinculadas a un cerebro envejecido, porque perdemos capacidades y esto provoca más miedos.
—¿De qué factores depende el envejecimiento del cerebro?
—El proceso de envejecimiento es global y sistémico. Por tanto, es un proceso biológico tremendamente complejo de analizar. Afecta a todos los sistemas del organismo. Todos reconocemos el envejecimiento cuando lo vemos, pero no lo podríamos definir tan fácilmente. Desde el punto de vista conductual, hay comportamientos asociados al envejecimiento en ratones y en humanos, que son los miedos que comentaba. Pero simultáneamente ocurren cambios como las canas, por ejemplo, y no está claro si todos esos sistemas envejecen al mismo tiempo ni cuáles son sus causas primarias.
—¿Qué ocurre en las neuronas a medida que cumplimos años?
—En un sistema pluricelular, como el nuestro, cuando una célula ha dejado de funcionar o bien funciona mal, hay que eliminarla. Entonces, nuestro organismo hace exactamente eso. Cuando una célula tiene daños y no se comporta como debería, hay dos procesos que se encargan de eliminarla. Uno es la muerte celular y el otro es la senescencia, que significa que esa célula no se va a volver a dividir, sino que adoptará un estado que llamamos senescente. Este es un mecanismo biológico que funciona en los humanos como defensa frente al cáncer. Cuando tenemos una célula mutada que puede ser cancerosa, la naturaleza ha seleccionado mecanismos para que no llegue a formar tumores. Mientras somos jóvenes, este mecanismo es bueno. Ahora bien, cuando envejecemos hay más células dañadas, porque vivir es morir poco a poco. Nuestro metabolismo lleva a que acumulemos daños en nuestras células y cuando somos mayores, no es tan fácil eliminarlas, porque el sistema inmune ya no funciona igual de bien y no las elimina como antes. Entonces, las acumulamos.
—¿Qué ocurre cuando acumulamos células senescentes?
—Que estas células senescentes no son inocuas, se quedan ahí, producen muchas moléculas que tienen un efecto sobre el tejido y ese efecto a veces no es bueno. Cuando se acumulan y producen moléculas en el entorno de un órgano como el cerebro, pueden estar alterando su función. Pueden inducir un envejecimiento en las células de su entorno. Esto es lo que estamos estudiando ahora y hay muchos grupos investigando estrategias de senolisis, que es la eliminación de células senescentes.
—¿Cuáles son las maneras de eliminarlas?
—Hay una inversión enorme actualmente para investigar este aspecto del rejuvenecimiento. Se están buscando, por ejemplo, soluciones químicas basadas en senolíticos para producir fórmulas de rejuvenecimiento. Pero nada de esto se ha llevado todavía a ensayos preclínicos. No estamos en ese nivel aún.
—Un aspecto importante vinculado a la salud del cerebro es la salud vascular. ¿Cómo impacta en el envejecimiento de este órgano?
—Cuando se buscan síntomas tempranos de enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer, muchas veces se ven alteraciones microvasculares previas en el cerebro. Hay muchas investigaciones en desarrollo acerca del efecto de estas alteraciones de la microvasculatura cerebral y su posible relación con estas enfermedades. Una hipótesis es la de los factores sistémicos en sangre. Dado que el envejecimiento es un proceso sistémico, que se da en todo el organismo, pensamos que puede haber elementos presentes en la sangre que van a los órganos y que pueden estar alterando la vasculatura de las células endoteliales, que son las intermediarias entre la sangre y los órganos.
—¿Cómo llegarían a la sangre estos factores?
—Estamos hablando de metabolismo de lo que comemos, que acaba en nuestra sangre. Lo que nosotros hacemos como individuos tiene mucho que ver con el envejecimiento y su progresión. El envejecimiento está basado en nuestro metabolismo, que inevitablemente le hace daño a nuestras macromoléculas con el tiempo, por tanto, cuanto menos daño intentemos hacerle, teniendo un metabolismo lo más adecuado posible, mejor.
—¿Cómo debería ser la alimentación para tener un buen metabolismo?
—Lo importante es cuidar el microbioma intestinal, y esto depende no solo de la dieta sino de los hábitos. Cada uno de nosotros tiene una microbiota intestinal específica en función de la alimentación, del comportamiento, del ejercicio, entre otros elementos. Es muy difícil asociarlo de manera directa a un alimento específico. También se está investigando en probióticos que pueden contribuir a esta microbiota saludable. Pero es importante saber que cuando hablamos de cosas beneficiosas o perjudiciales hay que tener en cuenta no solo los nutrientes, sino la dosis. La moderación y el sentido común siempre ayudan.
—¿Cómo podemos contribuir a proteger nuestro cerebro?
—Tienes que usar tu cerebro todo lo que puedas. Haz cosas que te motiven. Sabemos que las personas tenemos plasticidad neuronal toda la vida. Esto significa que si una persona tiene motivaciones vitales, esto es lo mejor para el cerebro. Cosas como cuidar de tus nietos o bailar con tu pareja, esas actividades que te mantienen activo emocionalmente y mentalmente son lo mejor que le puede pasar a una persona. No es una fórmula mágica. No quiere decir que esto vaya a prevenir o a curar, pero desde luego, mejora tu estado. Lleva el cerebro al gimnasio igual que lo haces con los músculos. ¿Cómo? Haciendo cosas que te interesen y que te provoquen una motivación vital. Cada cosa que haces y en la que te implicas mejora tu plasticidad neural.
—¿Qué rol tiene el sueño la preservación del tejido del cerebro?
—Algunas enfermedades neurodegenerativas comienzan con síntomas prodrómicos, que se dan mucho antes de que empiecen las manifestaciones psíquicas de la enfermedad. Uno de esos síntomas son los trastornos de sueño. Yo sugeriría a la gente que si tienen algún tipo de alteraciones del sueño hagan que se lo valoren. Porque llegar al sueño profundo es muy importante. No se trata de dormir, se trata de llegar a la fase REM. En esta fase es donde el cerebro se recupera del todo y descansa. Si no entras en sueño profundo, no descansas bien. Si sospechas que es tu caso, es importante que acudas a un especialista del sueño.
—¿Podemos seguir generando neuronas nuevas en la edad adulta?
—Sí, pero solo para dos estructuras específicas del cerebro. Es cierto que una de ellas está implicada en la memoria a corto plazo, así que es muy relevante a medida que envejecemos. Estas células nuevas se producen a partir de células madre del cerebro y son las que estudiamos en mi laboratorio. Su existencia nos indica que nuestros cerebros son capaces de acoger neuronas nuevas e incorporarlas a sus circuitos. Cuando yo estudiaba, se consideraba que no podríamos hacer trasplantes de neuronas en el cerebro porque nunca se integrarían y sin embargo los procesos de neurogénesis adulta nos dejan ver que sí se integran y funcionan.