Ignacio Moncada, urólogo: «Si desaparece la erección matutina puede ser un síntoma de baja testosterona»

ENFERMEDADES

Ignacio Moncada, urólogo especializado en andrología.
Ignacio Moncada, urólogo especializado en andrología.

El presidente de la Asociación Española de Andrología, Medicina Sexual y Reproductiva (Asesa) asegura que los pacientes deberían acudir ante los primeros síntomas de pérdida de la erección

29 jul 2025 . Actualizado a las 12:46 h.

La disfunción eréctil afecta a uno de cada cinco hombres a lo largo de su vida. Pero a pesar de ser un problema tan frecuente, sigue estando, en gran medida, invisibilizado. Muchas veces, los pacientes demoran el momento de acudir a consulta por este tema y de esta manera aumenta el riesgo de que se cronifique el cuadro. Por eso, el doctor Ignacio Moncada, urólogo, presidente de la Asociación Española de Andrología, Medicina Sexual y Reproductiva (Asesa), y miembro del Comité de Guías de la Asociación Europea de Urología, subraya la importancia de acudir a consulta en cuanto aparezcan los primeros síntomas, ya que existen tratamientos eficaces para recuperar una vida sexual satisfactoria.

—¿Cómo es la realidad clínica de la disfunción eréctil en España?

—Uno de cada cinco hombres en nuestro país tienen problemas de erección. No es una cifra exagerada si uno la compara con las de otros países. En general, el estudio que siempre se cita sobre este tema es uno que se realizó en Estados Unidos, el Massachussets Male Aging Study, que se hizo en el área de Boston y halló que el 51 % de los hombres de entre 40 y 70 años tenía problemas de erección. Es verdad que la mayoría de ellos no tienen problemas severos. No es una falta de erección completa, sino que tienen distintos grados de dificultad para alcanzarla. Es un problema progresivo, que tiene una enorme relación con la edad y que se vincula con otros factores de carácter físico, como la hipertensión, la diabetes o los factores de riesgo cardiovascular.

—¿Cuáles son las principales causas de estos problemas?

—El factor número uno es la edad. Con 20 años es más difícil tener problemas de disfunción eréctil que con 70, simplemente por la edad. Como factor individual más importante, el envejecimiento sería siempre el mayor de ellos. A esto se suman los factores de riesgo cardiovascular. Tener diabetes, tener el colesterol alto, tener hipertensión, tomar diferentes medicamentos, todo esto va aumentando las posibilidades de que aparezca. Por otro lado, no cabe duda de que no es solo un problema físico, sino que también tiene un componente psicológico importante.

—¿Cuánto peso tiene este factor psicológico?

—Sobre todo en las edades más tempranas, el impacto psicológico es más importante que en edades más tardías. Un hombre con 70 años que tiene disfunción eréctil, en muchos casos no sufre tanto psicológicamente como un hombre de 25.

—¿Qué deberían saber los hombres jóvenes que sufren este problema?

—Lo más importante es entender que este es un problema médico más, que no es una cuestión que afecta a la hombría o a la virilidad. No tiene otras connotaciones, es un problema médico como otro cualquiera. Y cuando uno tiene un problema médico, lo que hace es ir al médico para que le diagnostique, le ponga un tratamiento y le haga un seguimiento a lo largo del tiempo. Es importante saber esto, porque hay tratamientos que son eficaces y que pueden resolver ese problema de una manera satisfactoria. Por tanto, es ridículo no ir al médico para solucionarlo. Lo que no debemos hacer es encerrarnos en nosotros mismos, pensar que no hay solución o que somos menos que los demás por tener este problema y no buscar ayuda.

—¿Es frecuente que los pacientes reaccionen encerrándose en sí mismos?

—Lamentablemente, muchos hombres cuando tienen este problema lo primero que hacen es rehuir la actividad sexual. Si tienen pareja, se establece una cierta incomunicación con la otra persona. La pareja no sabe qué está pasando y esto, al final, lo que hace es romper una pareja y hacer sufrir a ambos. No se gana nada con ello. La clave fundamental es reconocer que uno tiene un problema para poder buscar solución. Si no damos este primer paso de reconocerlo y hablar con nuestra pareja, no vamos a poder resolverlo. Estas conversaciones pueden ser incómodas, pero son las que inician la solución del problema.

—¿Cuáles son las opciones de tratamiento para la disfunción eréctil?

—Para la mayor parte de los hombres el manejo es casi siempre muy parecido. Primero, hacemos una evaluación del estado de salud e intentamos regular o mejorar los estilos de vida. Todo eso es muy importante porque, primero, va a hacer que las cosas mejoren. Segundo, que no empeoren, que es también importante porque todos vamos cumpliendo años y todavía va la cosa y va a ir a peor, no va a mejorar. Luego, hay tratamientos que son orales. Se llaman inhibidores de la fosfodiesterasa 5, son todos de la misma familia, de la misma eficacia y lo que les diferencia es el tiempo que tardan en ser efectivos y la duración del efecto. Si eso no funciona, el siguiente escalón de tratamiento sería recurrir a inyecciones intracavernosas en el pene. Y si la inyección no funciona, en determinados casos hacemos cirugía con implante o prótesis de pene.

—¿Una disfunción eréctil puede ser el síntoma de otros problemas?

—Puede ser un síntoma que nos avisa de que puede haber un problema cardiovascular por debajo y que está sin diagnosticar. Y de hecho, a menudo lo vemos. Porque las arterias que llenan el pene de sangre son como tuberías que pueden estar estropeadas. Si este es el caso, no entra sangre con suficiente presión y la erección no es completa. Estas arterias forman parte de todo el sistema, pero a menudo son las primeras en verse afectadas. Por lo tanto, puede ser un síntoma de que hay un problema vascular generalizado, que ha empezado de esta manera, pero que puede afectar al corazón más adelante. De hecho, se dice que es un síntoma centinela de problemas cardiovasculares.

—¿Es normal que un hombre pierda el deseo sexual a partir de cierta edad?

—Frecuente no es lo mismo que normal. Pasa mucho, pero no es normal. Es una alteración y si uno la tiene, puede corregirla. Pero sí que es frecuente que uno a medida que va cumpliendo años, a los 50, 60 o 70, tenga esta alteración. Le pasa a casi todo el mundo, pero es como la presbicia. Que sea frecuente no significa que no necesites unas gafas para leer.

—¿Por qué ocurre esto con la edad?

—Porque los hombres, cuando vamos envejeciendo, vamos disminuyendo nuestro nivel de producción de testosterona y esta hormona es la que regula el deseo sexual. Es una circunstancia fisiológica que acompaña al envejecimiento. Lo mismo que a uno se le va cayendo el pelo, se le arruga la cara y tiene las articulaciones más frágiles. Ahora, a veces, ese deseo disminuye demasiado y se convierte en un problema. En ese caso, hay que ir al médico para buscar una solución. Si la alteración del deseo está produciendo problemas en la relación sexual y esto lleva a disminuir el contacto con la pareja, merece la pena ir al médico.

—¿Cómo puede saber una persona si tiene baja la testosterona?

—Es realmente sencillo. Lo único que hay que hacer es un análisis de testosterona en sangre. Los síntomas que nos pueden hacer sospechar de ello son fundamentalmente los de carácter sexual, aquellos que ya hemos mencionado. Una disminución del deseo sexual y de las erecciones que aparecen por la mañana. Si desaparece esa erección matutina, este puede ser un síntoma de niveles bajos de testosterona. Otros síntomas pueden ser unos bajos niveles de energía, una menos capacidad de trabajo, poca capacidad para hacer deporte o, en general, cansancio y decaimiento. Una persona que siempre está baja de ánimo y de energía puede tener bajos niveles de testosterona. Todos estos son síntomas comunes.

—¿Cómo impacta en la calidad de vida de las personas este problema?

La salud sexual es una parte integral de la salud del individuo. Un hombre que está por lo demás sano pero que no tiene una buena salud sexual no está bien. Esto no es que lo diga yo, lo dice la Organización Mundial de la Salud. Ya en el año 1970 reconoció que la salud sexual era integral para la salud de las personas y por tanto hay que cuidar este aspecto de nuestra salud. Además, tiene un impacto enorme en la pareja. La sexualidad es importante para que la pareja permanezca unida. Sabemos que no tiene solo un fin reproductivo en la especie humana, sino que cumple esa función de mantener unida a la pareja. Por eso las parejas son sexualmente activas durante el embarazo, cuando ya no hay un fin reproductivo. Por lo tanto, es importante. Este es un mensaje también para las autoridades sanitarias, porque los medicamentos para la disfunción eréctil no están cubiertas, como si este no fuera un aspecto de la salud.

—¿Es posible prevenir estos problemas?

—No cabe duda de que lo más importante para prevenir la disfunción eréctil es mantener un estilo de vida sano. Esto significa no fumar, hacer deporte, evitar subir de peso. Todo esto va a hacer que tengamos menor riesgo de sufrir colesterol alto, hipertensión o diabetes, condiciones vinculadas a los problemas de erección. No obstante, a veces hay factores que no se pueden controlar, como la edad. No podemos volver el tiempo atrás, pero sí podemos mantenernos en forma lo máximo posible y esto ayuda a prevenir esos problemas. En cuanto a la testosterona, el mantener un estilo de vida sano también ayuda en todo sentido. Pero tan importante como prevenir es ser capaces de reconocer estos problemas cuando aparecen y acudir al médico en cuanto uno empieza a notar síntomas.

—¿Cuál es el rol de la pareja a la hora de acompañar al paciente?

—Hay que ayudar y apoyar para que la persona no sufra y no la pase mal. Hay parejas que ayudan y otras que no. Muchas veces nos encontramos con personas que vienen a consulta por problemas de este tipo con su pareja y la pareja está en contra de acudir a consulta. Yo he tenido pacientes que vienen con su mujer y ella dice: "Yo no estoy de acuerdo con esto". Incluso he visto que se levantan y se van, dejando al paciente solo. Pero en general, la pareja suele tener la intención de ayudar. Y sí que tienen un papel primordial, porque pueden ayudar a hacer cambios en la sexualidad en pareja para facilitarle las cosas al paciente.

—¿Cómo se puede encontrar el equilibrio entre la espontaneidad en el deseo y la administración de medicamentos en el contexto de la disfunción sexual?

—Una cosa es que haya un espacio y de alguna manera planificar que haya actividad sexual y otra cosa es que la actividad sexual tenga que ser meticulosamente planificada, porque eso efectivamente es un problema. En general, la gente lo que quiere es, cuando le apetece y le viene el deseo sexual, tener una relación sexual espontáneamente. No pensar: «Esta noche a las diez tenemos una relación sexual». Eso es contrario a lo que uno busca en la relación sexual, que es dejarse llevar, no pensando en qué voy a hacer ahora. Y esto viene a colación muchas veces porque los tratamientos para la disfunción eréctil típicamente necesitan un tiempo para que sean efectivos.Yo me tomo una pastilla ahora y no es efectiva dentro de cinco minutos, sino dentro de una hora o una hora y media. Eso limita la espontaneidad. Pero ahora hay una nueva medicación oral que es en formato líquido y es de acción mucho más rápida, de modo que es efectiva enseguida.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.