Laura se sometió a una mastectomía: «Me cansé de la ansiedad que me generaba ir a cada control»

ENFERMEDADES

La joven, de 37 años, es portadora de una mutación heredada de su madre, que falleció hace ocho años después de sufrir primero un cáncer de mama y después otro de ovario
07 oct 2025 . Actualizado a las 12:30 h.Cuando Laura Cunqueiro, de 37 años, decidió someterse a una mastectomía preventiva hace dos, «necesitaba sentirme apoyada, que me dijesen que todo iba salir bien», confiesa. Encontró por redes sociales a otra mujer que había pasado por lo mismo, habló con ella y le tranquilizó. Por esa razón ha decidido ser protagonista de estas líneas, porque son las que, en su día, a ella también le hubiese gustado leer.
La madre de Laura sufrió cáncer dos veces: «A los 55 de mama y a los 65 de ovario». Recuerda que su abuela también había fallecido con 46, cuando su madre tenía siete años. Con esos antecedentes, a su madre le ofrecieron hacerse las pruebas genéticas. Salieron alterados dos genes: el BRCA2 y el ATM. Las mutaciones en este último aumentan el riesgo de cáncer de mama, aunque de forma moderada en comparación con otros como el BRCA (existen dos tipos, el 1 y el 2). «Es más raro, pero también predispone», cuenta Laura. Es decir, este tipo de genes, cuando están sanos, reparan el ADN dañado y regulan la división celular, pero las mutaciones —cambios dañinos— impiden estas funciones, favoreciendo el crecimiento celular descontrolado y la aparición de tumores, a menudo en edades más tempranas.
Desgraciadamente, su madre falleció en septiembre del 2017. Al mes siguiente, Laura y sus hermanos también se hicieron el test genético. «El procedimiento es como un análisis de sangre». Los tres hijos salieron positivos, pero de maneras diferentes. «En mi caso, solo tengo una de las mutaciones (en el gen ATM) y me propusieron hacer controles preventivos o una cirugía. Al principio, me decanté por la primera opción: resonancias magnéticas y ecografías de mama alternas, cada seis meses».
«En portadoras de BRCA1 o BRCA2, el riesgo de cáncer de mama a lo largo de la vida oscila entre un 40 y un 80 %. Para el de ovario, las mutaciones en BRCA1 confieren riesgo del 15 al 40 %, mientras que en el BRCA2 es menor, entre un 5 y un 30 %», expresa Ana Vega, genetista clínica en la Fundación Pública Galega de Medicina Xenómica y coordinadora del grupo de Genética en Cáncer de la Fundación Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (IDIS). En cambio, «las que se dan en el gen ATM se asocian sobre todo con cáncer de mama y confieren un riesgo más bajo, sobre el 25 %».
- BRCA1 y BRCA2 son los genes que se asocian con una mayor proporción de casos al cáncer de mama y ovario hereditario.
- Se han descrito otros de alta penetrancia asociados al cáncer de mama: TP53 (síndrome de Li-Fraumeni), PTEN (síndrome de Cowden), STK11 (síndrome de Peutz-Jeghers) o PALB.
- También de moderada penetrancia como ATM, CHEK2 y NBN.
- Y otros asociados al cáncer de ovario: genes MMR, RAD51C, RAD51D y BRIP1.
Fuente: SEOM
Laura dice que vivía su día a día con normalidad. «No pensaba en el monstruo que me estaba pisando los talones a diario, pero con el tiempo, la espera de resultados tras cada prueba generaba en mí más miedo». A finales del 2021, debido a una complicación de una enfermedad crónica que padece, le plantearon empezar con tratamiento hormonal. «Este elevaba el riesgo al que me predispone la mutación a padecer cáncer. Nunca pusieron un porcentaje, pero me aseguraron que la probabilidad era muy alta». Después de un tiempo madurando la decisión, «me cansé de esa ansiedad que me generaba ir a cada control». Decidió aceptar la mastectomía bilateral profiláctica. «Ya estaba rondando en mi cabeza, creo que era el empujón que me faltaba, y entré en lista de espera».
Se sometió a dos intervenciones. «En la primera se extirparía todo el tejido mamario posible y colocaría un expansor, es una especie de prótesis vacía que van rellenando cada 15 días de suero hasta alcanzar el tamaño deseado, su misión es crear espacio. En la segunda operación se retira y se coloca la prótesis definitiva».
Sus probabilidades de padecer cáncer de mama se han reducido. «No del todo, porque conservé los pezones y siempre queda una pequeña posibilidad, pero como cualquier otra persona». Ahora, se acuerda de las que no pudieron llegar a tomar la decisión: «Me siento afortunada por la oportunidad, ojalá mi madre y otras muchas que ya no pueden contarlo, la hubieran tenido».