La comida de Pulp Fiction, Casablanca o Star Wars: «A veces se le da demasiada importancia a la proteína, pero que se lo digan a "Rocky"»

Lois Balado Tomé
Lois Balado LA VOZ DE LA SALUD

ESTILO DE VIDA

«Rocky», «Vacaciones en Roma» o «Pulp Fiction» son algunas de las películas sometidas a escrutinio nutricional en el libro de Josep Pont.
«Rocky», «Vacaciones en Roma» o «Pulp Fiction» son algunas de las películas sometidas a escrutinio nutricional en el libro de Josep Pont. La Voz de la Salud

Josep Pont propone aprender sobre comida delante de los clásicos de la historia del cine a través de su nuevo libro, en el que la nutrición se mezcla con la ficción

20 abr 2025 . Actualizado a las 17:51 h.

No parece el Café de Rick, pese a su nombre, un establecimiento sobre el que leeríamos buenas reseñas sobre su famoso café de especialidad. El lugar, escenario principal de la película Casablanca, tenía encanto. Pero café se servía poco. Si Humphrey Bogart regentaba aquello, era porque circulaba más el brandi que los cortados. Ya no hablemos de pedir el menú para echar un ojo a las recomendaciones del chef. Sin embargo, Josep Pont, se las ha ingeniado para imaginar unas recomendaciones alimenticias de las que Bogart se habría beneficiado. «Medio en broma, medio en serio, digo que he escrito un libro para poder hablar sobre Casablanca», reconoce el autor de Comer de Cine (Plataforma, 2025), un repaso en menos de 300 páginas de doce películas clásicas acompañadas por las pautas que este divulgador en nutrición hubiese recomendado a sus protagonistas.

 

«Sobre Casablanca, puedes abordar el tema desde mil puntos de vista: desde el espionaje, la música o desde su enfoque romántico, que es con lo que me quedé. Me iba muy bien para poder hablar de temas cardiovasculares, del corazón y de cómo cuidarlo. Humphrey no es un ejemplo de esto, ni mucho menos, y murió joven. Pero me iba muy bien para poder dar unos cuantos consejos y bromear, jugando con qué le diría a Humphrey si lo tuviese en la consulta», apunta Josep.

Para el galán de Hollywood, Pont recomienda, por aquello de cuidar el corazón entre tanto hábito tabáquico y alcohólico, un patrón alimenticio con beneficios cardiovasculares. Aguacate con nueces y pipas de calabaza en el desayuno; cuscús con pollo y verduras para la comida; y de cena, filete de salmón con espárragos trigueros.

Doce películas en las que el protagonista podría haber comido mejor

La Guerra de las Galaxias para hablar de «alimentación energética»; Con la muerte en los talones para tratar los alimentos que pueden ser beneficiosos en situaciones de estrés y ansiedad; Pulp Fiction y cómo hacer algo más equilibrada la irrupción en nuestras vidas de la comida rápida de la que Tarantino dejó constancia en el año 1994 — me viene muy bien para poder hablar sobre qué no debe hacerse o qué es mejor evitar», argumenta—; o El bueno, el Feo y el Malo para, ya que estamos en la época del espagueti western, meternos en harina con los carbohidratos. Nunca mejor dicho.

En este catálogo, que ya ha alcanzado su segunda edición después de solo dos meses a la venta, está también Rocky Balboa. Y ya se pueden imaginar en base a qué va orientada la recomendación que Pont propone a Stalone en su consulta ficticia: «¿Te acuerdas cuando está entrenando y en el desayuno se toma como diez huevos crudos. Los mete dentro de un vaso y se los bebe. No es que a nivel de cocina o de gastronomía de platos Rocky sea ningún paradigma de lo saludable, pero me vino muy bien para poder hablar del sistema inmune, que es algo de lo que trato en muchas de mis charlas y cuando estoy divulgando. De cómo ganar defensas, de protegerte con los alimentos, de qué nutrientes te hacen falta para poder estar bien a nivel inmunitario, sobre todo en cambios de estaciones. Y también es fantástico para hablar de la proteína y de su importancia. Sí creo que a veces se le ha dado incluso demasiada, pero en este caso, para entrenarte y ganar masa muscular, para proteger tus tejidos a nivel estructural, sí era de vital importancia».

Lo mediterráneo, también en el cine

Pudiendo haber caído en cualquier lugar del mundo, no dirán que no es una suerte haber recalado en esa confluencia entre el océano Atlántico y el mar Mediterráneo. Aunque un poquito más al este, normal que Gregory Peck y Audrey Hepburn eligiesen Roma para sus vacaciones. ¿Recuerdan a la actriz comiéndose un helado en la Piazza di Spagna?. Una gran ocasión la que ha aprovechado Pont para hablar de hormonas y alimentación. Y sin movernos de Italia, La gran belleza de Sorrentino le sirve al autor para tratar el tema de la alimentación más allá de los sesenta años. Pont pone a Toni Servillo a desayunar requesón con granada, frutos secos y miel y a cenar bacalao al horno con verduritas. Sin duda, otra forma de revisitar algunos de los grandes clásicos.

El titulado en nutrición, conferenciante y divulgador, Josep Pont.
El titulado en nutrición, conferenciante y divulgador, Josep Pont. Mercè Pont

«El problema de las palomitas es que vienen con refrescos»

Dice que hasta hace quince años no sabía lo que era una proteína, pero ahora Pont se gana la vida divulgando y aconsejando sobre nutrición.

—Hay que ver como, con la excusa de la nutrición, ha aprovechado para acabar escribiendo un libro sobre cine. 

—Bueno, pues sí. Mi trabajo es la nutrición y la alimentación saludable, pero siempre busco excusas para hablar de mis pasiones y mis hobbies, de las cosas que me alimentan a nivel emocional, que es un concepto que me gusta mucho. Podría haber hablado de literatura, de pintura o de música, pero ha sido fantástico poder explayarme y dar rienda suelta a este espíritu cinéfilo que tengo dentro y medio escondido.

—Ha elegido doce películas y la primera es la Guerra de las Galaxias, que tampoco es una una en la que podamos encontrar muchísimas pistas sobre cómo se alimentaban en esas galaxias muy, muy lejanas. Había otras mucho más fáciles.

—Las doce, son películas que a mí, personalmente, me han alimentado desde pequeñito. Es un libro autobiográfico y sigue el orden cronológico de cuándo estas películas llegaron a mi vida. No quise utilizar películas gastronómicas o donde la comida fuese muy protagonista, porque no era el objetivo. La idea era analizar películas que me tocaron la fibra. Cada una de estas películas me evoca un tema nutricional distinto, que este realmente es mi trabajo, el de divulgar hábitos saludables. En este caso, La Guerra de las Galaxias, la utilizo como ejemplo de alimentación energética. Juego un poco con todo esto del lado luminoso y el lado oscuro; todo ese relato sobre los Jedis. Empezar con esta película también tenía mucho sentido porque fue, con cinco añitos, mi primera experiencia dentro de un cine. Mi madre me llevó a ver esta película y yo aluciné viendo aquellas letras grandes, aquella música de John Williams. 

—Claro, es que dudo que Jabba el Hutt, sea el mejor ejemplo de buena nutrición.

—(Ríe) No. La verdad es que hay más de una película en el este libro, como puede ser Pulp Fiction, por las que me puedes decir, oye, pero cómo es posible que metas esto aquí dentro. Pero bueno, me va muy bien para poder hablar también sobre cosas que no tienen que hacerse o que es mejor evitar. 

—Pero sí que es verdad que Pulp Fiction incluye muchas referencias de lo que la cultura popular de los noventa trajo a la alimentación. Hamburguesas, batidos y restaurantes con rótulos de neón. Como si a un cuadro de Hopper le hubiesen puesto una M del McDonald's.  Aunque no sea una peli gastronómica, sirve para ver muy bien la evolución de cómo comíamos y cómo comemos.

—Este era un poco el sentido de este libro. Aparte de poder dar consejos nutricionales, que puedas aprender y que haya propuestas de menús al final de cada película para preparar en casa, también me interesaban las lecciones de vida que hay detrás de cada una. He intentado que hubiese un punto reflexivo alrededor de cada película. Ya no es solo cómo te nutres en el plato y a nivel fisiológico, sino con este punto emocional. Lo que te une, por ejemplo, con Rocky, en el tema de la superación personal, de ese sueño americano. Incluso en Star Wars, con el camino del héroe del que también hablaba Joseph Campbell. Todo este periplo que todos pasamos en la vida, de salir de tu casa, de tu zona de confort, para volver triunfador otra vez a tus orígenes. Esta es un poquito la filosofía que encierra esta película. Cada una tiene su historia detrás. Y creo que también es interesante conocerla.

—Habla de Rocky, que tenía ese entrenamiento casi soviético, ¿pero cómo era su dieta?

—Mucha gente me ha dicho, «ostras, ¿te acuerdas cuando está entrenando y en el desayuno se toma como diez huevos crudos». Los mete dentro de un vaso y se los bebe. A nivel de cocina y a nivel de gastronomía de platos, tampoco sería Rocky ningún paradigma de lo saludable, pero, como te comentaba, me va súper bien para poder hablar de sistema inmune, que es algo de lo que trato en muchas de mis charlas. Hablo mucho de cómo ganar defensas, de cómo protegerte con los alimentos, qué nutrientes te hacen falta para poder estar bien a nivel inmunitario, sobre todo en cambios de estaciones. Y también es fantástico para hablar de la proteína y de su importancia. Sí creo que a veces se le ha dado incluso demasiada importancia, pero en este caso, para entrenarte y ganar masa muscular, para proteger tus tejidos a nivel estructural, sí era de vital importancia. En el libro cuento un poquito cómo conseguir esta proteína. 

—También habla de Casablanca, pero si en el café de Rick se bebía todo menos café, el menú de Humphrey Bogart debían de ser cinco ducados y un poquito de brandy.

—Totalmente. Y luego un par de whiskies. Siempre, medio en broma, medio en serio, digo que este libro lo he escrito para poder hablar sobre Casablanca. Es la película de mi vida. Seguro que la he visto más de cuarenta veces. Y me marcó cuando la descubrí a los veintipicoaños. Es una película que tiene tantas temáticas dentro... Puedes hablar de mil historias, de espionaje, de música o tratarla a nivel romántico, que es con lo que me quedé al final. Me iba muy bien para poder hablar de temas cardiovasculares, del corazón, de cómo cuidarlo. Humphrey no es un ejemplo de esto, ni mucho menos, y murió joven. Pero me iba muy bien para poder hablar de estos tips, para dar unos cuantos consejos y bromear, jugando qué le diría a Humphrey si lo tuviese en la consulta. Pero es una película que puedes seguir revisitando una y otra vez, en la que siempre descubres detalles. Lo fuerte es que después de tantísimos años, aún nos provoque todo esto.

—¿Cuando va a al cine, ya va predispuesto a fijarse en lo que come la gente? Porque puede resultar una experiencia agotadora...

—Para nada. Cuando voy al cine es para desconectar y pasármelo bien, para soñar un poco e imaginarme otros mundos. Me relajo muchísimo. Evidentemente, si hay alguna escena en alguna película que esté muy atravesada a nivel nutricional o gastronómico, pues te fijas. Sin hablar de cine, hablando de series, por ejemplo, he devorado las tres temporadas de The Bear. Esta, por ejemplo, la he disfrutado, porque yo vengo de la restauración. Mi padre regentó un restaurante en la Costa Brava durante unos cincuenta años. 

—Y con esa experiencia desde dentro de la restauración, entiendo en que habrá visto un cambio en cómo comemos. No solo a nivel de cómo se cocina o el producto que se demanda, sino cómo llega ese producto. Cada vez más en plástico, cada vez más cosas procesadas. 

—Tuve la suerte de que el restaurante de mi padre era un sitio de comida tradicional catalana en el que se comía muy bien. Buenas elaboraciones y había un producto muy bueno. Mi padre era un obseso con la calidad del producto. La materia prima era innegociable. Pero cuando voy a dar charlas, siempre explico que vengo un poco del lado oscuro. Hasta hace unos quince años, a mí me preguntabas qué era una proteína y no tenía ni idea. Venía de los steak tartar, de los centollos, de un buen chateaubriand, de platos fantásticos donde disfrutabas. Y por esto, conozco los dos mundos. Ahora, cuando tengo algún paciente que me explica lo que les cuesta dejar de comer según qué cosas, todo esto me encaja, porque lo he vivido. Yo nunca he tenido ni sobrepeso, he tenido esa suerte a nivel genético, pero sé lo difícil que resulta muchas veces cambiar estos hábitos en tu día a día. Pero yo lo conseguí. En mi caso, nada cambió a nivel de báscula, pero a nivel de energía... Ahora con cincuenta y algún año, estoy mucho mejor que cuando tenía cuarenta. Sin ninguna duda.

—¿Por qué pegó ese cambio en su alimentación?

—Fue al ser padre por primera vez, ahí cambió mi vida. Realmente es cuando me hice estas preguntas existenciales de decir, oye, ¿quieres estar toda tu vida encerrado en este restaurante? Porque, de alguna manera, me venía impuesto, incluso a nivel familiar. Soy el pequeño de tres hermanos y todo apuntaba a que yo era el que iba a seguir con el restaurante. Y fue cuando me dije que yo no quería esto y me formé en nutrición con casi 40 años. Y la verdad es que me explotó la cabeza. Descubrí una manera distinta de alimentarnos que me sedujo muchísimo. Iba estudiando e iba probando todo lo que aprendía.Pues mira, para desayunar, cómete un par de tostadas con aguacate, con hummus y con no sé qué. Y notaba el impacto de todo aquello en mi fisiología. Y me dije que esto vale mucho la pena. Entendí todas estas bondades de la alimentación consciente y saludable. 

—No se puede hablar de alimentación y cine sin mencionar a las palomitas ¿qué opina de ellas?

—Pues mira, dentro de esta comida que podríamos incluir dentro del adjetivo «basura», que muchas veces usamos mal, pues sería de las mejores opciones. Porque al final estamos hablando de maíz hinchado, que si no lleva mucha sal o mucha grasa, pues oye, tampoco es para tanto. Es evidente que comerse un barril no sería lo mejor, pero pedirte unas palomitas forma parte un poco del protocolo, de la liturgia. Si nos quedásemos ahí, pues estaría bien, pero el problema es que ya tienes la bebida azucarada al lado, las golosinas. Una suma de productos comestibles que no te alimentan, sino que te están llenando, y aquí entra este tema emocional. Tu cuerpo te lo pide, pero no es un tema fisiológico.

Lois Balado Tomé
Lois Balado Tomé
Lois Balado Tomé

A Coruña (1988). Redactor multimedia que lleva más de una década haciendo periodismo. Un viaje que empezó en televisión, continuó en la redacción de un periódico y que ahora navega en las aguas abiertas de Internet. Creo en las nuevas narrativas, en que cambian las formas de informarse pero que la necesidad por saber sigue ahí. Conté historias políticas, conté historias deportivas y ahora cuento historias de salud.

A Coruña (1988). Redactor multimedia que lleva más de una década haciendo periodismo. Un viaje que empezó en televisión, continuó en la redacción de un periódico y que ahora navega en las aguas abiertas de Internet. Creo en las nuevas narrativas, en que cambian las formas de informarse pero que la necesidad por saber sigue ahí. Conté historias políticas, conté historias deportivas y ahora cuento historias de salud.