Las claves de las relaciones saludables: «Deberíamos comer juntos tan a menudo como nos sea posible»

Laura Inés Miyara
LAURA MIYARA LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

La satisfacción en nuestras relaciones es el factor más importante para el bienestar emocional y la felicidad.
La satisfacción en nuestras relaciones es el factor más importante para el bienestar emocional y la felicidad. La Voz de la Salud | iStock

El Estudio Harvard sobre el Desarrollo en Adultos ha demostrado que las relaciones en todos los ámbitos de la vida son el aspecto más importante para alcanzar la felicidad

16 abr 2023 . Actualizado a las 16:35 h.

Tras ocho décadas de investigación, el Estudio Harvard sobre el Desarrollo en Adultos lo ha demostrado: no es el dinero, ni el éxito, ni el prestigio, ni los logros, ni la dieta, ni el ejercicio. Las relaciones que establecemos a lo largo de nuestra vida son el principal indicador para predecir nuestro nivel de felicidad.

Este dato, que se fundamenta en años y años de evaluaciones a miles de sujetos, es en realidad algo fácil de intuir: en nuestros mejores momentos, cuando alcanzamos esas metas que nos habíamos propuesto, lo que más queremos es compartir esa alegría con aquellos que queremos. Del mismo modo, cuando la vida se vuelve dura, contar con el apoyo de amigos, pareja y familia es lo que nos ayuda a salir adelante.

Pero si nos planteamos cómo cuidar esas relaciones, cómo construirlas para que sean duraderas, estables y satisfactorias, muchas veces, no tenemos la respuesta. El miedo a la intimidad y al compromiso o la tendencia a encerrarnos en nosotros mismos en lugar de escuchar son obstáculos que pueden poner en peligro hasta las relaciones más leales.

Afortunadamente, nunca es tarde para aprender. Sea cual sea la etapa de la vida en la que estemos, conocer los materiales que componen una buena relación, de esas que benefician a nuestra salud física y emocional, es importante. Robert Waldinger y Marc Schulz, directores del Estudio Harvard y expertos en la psicología humana, explican las claves para crear y mantener este tipo de relaciones sanas en su nuevo libro, Una buena vida (Planeta, 2023).

Los cimientos

La base de toda relación saludable es, por supuesto, el afecto. Esto se ha demostrado en una serie de experimentos realizados en el contexto del Estudio Harvard. Pero, cuando hablamos de habilidades que pueden ayudar a mejorar la respuesta ante el conflicto, especialmente en las relaciones de pareja, la empatía es la fundamental.

«Las emociones dirigen las relaciones y fijarse en ellas importa. Aunque no todas las emociones predicen del mismo modo la salud de una relación. Algunas son especialmente importantes y, en nuestro estudio, destacaron dos categorías: empatía y afecto», escriben los autores. Así, se vio que «los hombres y mujeres que expresaban emociones más afectuosas durante una discusión sobre algo molesto con su pareja, tenían más probabilidades de seguir juntos cinco años después». «Si una pareja puede cultivar unos cimientos de afecto y empatía (en el sentido de curiosidad y voluntad de escucha), su vínculo será más estable y duradero», resumen Waldinger y Schulz.

El valor de las diferencias

Algo que los autores del estudio destacan es que «las personas con relaciones íntimas a menudo infravaloran las oportunidades que presentan los desacuerdos». El problema, explican, es que muchas veces nos apresuramos a sacar conclusiones acerca de los verdaderos motivos de un conflicto, y no nos tomamos el tiempo de explorar las causas más profundas que nos han llevado a él.

La capacidad de hablar de los problemas para resolver conflictos desde el afecto es fundamental para cualquier relación y permite que estas crezcan más allá de sus raíces iniciales. ¿Cómo hacerlo? Los autores sugieren un enfoque directo, pero afectuoso. Cuando haya alguna situación conflictiva en la relación, tenemos que crear el espacio para hablar del tema sin presionar a la otra persona, pero buscando que el resultado final sea una solución de compromiso. A veces, esto significará ceder en algunas cosas, pero lo importante es llegar a que ambas partes puedan ponerse de acuerdo en cuanto al camino a seguir.

El poder dialogar sobre nuestros conflictos no es fácil para todo el mundo. Como sostiene el libro, «todos tenemos nuestras vulnerabilidades, esos miedos y preocupaciones que nos hacen reaccionar ante los desacuerdos alejándonos de ellos para protegernos. Esas emociones no son fáciles de afrontar, pero los desacuerdos que tenemos con nuestras parejas tienen el potencial de permitirnos mostrarnos ante ellas tal y como somos».

Así, mostrarnos vulnerables es importante para ayudar a construir un vínculo más profundo. Si nos enfocamos demasiado en protegernos del dolor de un posible conflicto, nos estaremos perdiendo toda una dimensión de la relación que solo puede nutrirse mediante esta apertura. «La vulnerabilidad recíproca puede conducir a relaciones más fuertes y seguras. La capacidad de los miembros de una pareja para confiar y ser vulnerables mutuamente, para tomarse tiempo, detectar sus emociones y las del otro y compartir los temores con confianza, es una de las habilidades relacionales más potentes que puede cultivar una pareja. También puede aliviar mucho estrés, porque ambos miembros obtienen el apoyo que necesitan sin tener que sacar fuerzas de flaqueza para intentar mostrarse más seguros de lo que en realidad son», señalan los investigadores.

Algunas claves para afrontar los conflictos son:

  • Una pausa antes de reaccionar. Tómate un momento para observar tus emociones y pensamientos. Intenta entenderlos y luego ponte en la piel de la otra persona antes de responderle.
  • Escucha reflexiva. Escucha sin comentar; después, intenta comunicar a la otra persona lo que has oído, sin juzgarla. El objetivo es mostrar que escuchas y eres consciente de lo que te han dicho, y que entiendes el sentido de esas palabras.
  • Distanciamiento. Toma perspectiva de la situación y obsérvala como si fueses la otra persona.

Gratitud

Un consejo que ofrecen los autores es practicar la gratitud en nuestras relaciones. Esto significa cultivar la capacidad de reconocer todo lo que la otra persona hace por nosotros: desde preparar el desayuno hasta un regalo, pasando por experiencias cotidianas como la paciencia que pueda tener alguien cuando nos equivocamos.

«Toma nota de ese gesto. La investigación apunta a que es beneficioso llevar un diario de gratitud donde escribir y plasmar las cosas por las que nos sentimos agradecidos, pero incluso fijarnos en ellas y pensar en los pequeños detalles que tiene nuestra pareja puede tener un impacto positivo», observa el libro.

Escapar de la rutina

A lo largo de la vida, es normal que se vayan estableciendo patrones de actividades que realizamos, casi sin darnos cuenta, de manera rutinaria. Estos ciclos repetitivos pueden volverse aburridos y, por momentos, podemos sentirnos atrapados en su bucle. Por eso, escapar a la rutina de la familia o la pareja es más importante de lo que pensamos si se trata de mantener nuestra felicidad. ¿No sabes por dónde empezar? Aquí hay una lista de ideas que recoge el libro:

  • Sorprender a tu pareja con un desayuno en la cama
  • Salir a dar un paseo por el barrio después de cenar en vez de quedarse viendo la televisión
  • Planear una noche semanal para hacer una actividad nueva en pareja: clases de baile, ir a ver un espectáculo, cocinar juntos

La familia

Algunas de las relaciones más importantes que se establecen en la vida son las que tenemos con nuestra familia. Ya sea la de origen o la que construimos en la edad adulta, la familia tiene la característica de que, con respecto a sus miembros, siempre hemos de asumir un rol cambiante. Hijos, padres, hermanos, tíos, primos, abuelos. Todos llevamos una o varias de esas etiquetas en nuestra vida familiar. Pero es importante no apegarnos en exceso a ninguna de ellas.

«A medida que pasa el tiempo y cambian las etapas vitales de todos, las relaciones también deben hacerlo. La adaptación familiar al inevitable cambio es una de las claves que determinan la calidad de sus vínculos. Da igual lo mucho que nos aferremos a un determinado rol muy querido de nuestra vida; al final, tendremos que abandonarlo. Hay que seguir adelante para enfrentarse a nuevos papeles y dificultades», aconsejan los expertos.

Esto empieza por preguntarnos cómo son nuestras propias expectativas con respecto a nuestra familia. «Una cosa sencilla que todos podemos hacer es detectar cuándo queremos que alguien sea distinto a como es. Reconocer a la otra persona como es y aceptarla puede hacer mucho por profundizar una conexión», señala el libro.

En segundo lugar, Waldinger y Schulz recomiendan ser muy proactivos con los vínculos familiares. Si no vemos con frecuencia a nuestra familia, una llamada, un mail o un mensaje son herramientas que nos pueden mantener cerca de esas personas. Pero además, «puede que también haya oportunidades de conectar con nuestra familia directa durante actividades de rutina que estemos pasando por alto. Una de las más potentes es también una de las más sencillas y antiguas: las cenas familiares. Esta en concreto es especialmente beneficiosa para los niños», observan. De hecho, cenar regularmente en familia se asocia a mejores notas medias en los niños y a una mayor autoestima, además de una tasa inferior de abuso de sustancias, embarazos adolescentes y depresión.

El valor de estar juntos reside en lograr que nadie se sienta solo. En este sentido, es menos importante el contenido de la conversación que la presencia en sí de las personas. «Si el horario de tu familia no permite hacer este tipo de cenas, los desayunos pueden tener la misma función. Todos los humanos necesitan comer. Deberíamos hacerlo juntos tan a menudo como nos sea posible», insisten los investigadores.

El trabajo

Las relaciones laborales tienen un impacto mayor de lo que creemos en nuestro bienestar. «Son un aspecto de nuestro ámbito laboral sobre el que tenemos algo de control y que tiene el potencial de mejorar nuestra experiencia diaria inmediatamente», señalan Waldinger y Schulz. Después de todo, dedicamos la mitad de nuestra vida a trabajar y lo que sucede en esas horas también es parte de la ecuación en nuestro bienestar.

«Casi nunca podemos elegir a nuestros compañeros de trabajo. Pero, aunque eso pueda parecer un inconveniente, también crea nuevas oportunidades para personas que, tal vez, fuera del trabajo jamás habrían forjado esas relaciones únicas, así como para crear una forma de entendimiento que no sería posible de otra manera», observan. 

Al mismo tiempo, las investigaciones demuestran que «las personas que tienen un mejor amigo en el trabajo se implican más que quienes no lo tienen», concretamente, el doble, en el caso de las mujeres. Lo que queda claro es que las relaciones que se establecen en el ámbito laboral no se deben subestimar. ¿Cómo cultivarlas? Aquí hay algunas preguntas que puedes hacerte para empezar:

  • ¿Qué personas valoro más en el trabajo y con quiénes disfruto más del tiempo?
  • ¿Quién es distinto a mí por algún motivo y qué puedo aprender de esa persona?
  • Si tengo un conflicto con otro trabajador, ¿qué puedo hacer para aliviarlo?
  • ¿Qué conexiones me estoy perdiendo en el trabajo y cuáles me gustaría incrementar? ¿De qué forma podría enriquecerlas?
  • ¿Conozco de verdad a mis compañeros de trabajo? ¿Hay alguien a quien me gustaría conocer mejor? ¿Cómo podría establecer contacto con él o ella?

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.