Laura Cámara, sexóloga: «Tenemos una obsesión por vehiculizar el placer a través de la vagina»

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

Laura Cámara es sexóloga y enfermera especializada en ginecología y obstetricia.
Laura Cámara es sexóloga y enfermera especializada en ginecología y obstetricia.

La experta aborda dos temas que cree que se siguen considerando tabú cuando se unen: menopausia y sexualidad

10 oct 2024 . Actualizado a las 13:57 h.

Laura Cámara es enfermera en ginecología y obstetricia, experta en salud sexual y reproductiva y sexóloga. También se dedica a la divulgación, tanto en redes, donde acumula miles de seguidores, como escribiendo libros. Acaba de publicar el segundo: Sexopausia (Vergara, 2024), una guía para descubrir el placer en la menopausia

—Antes de la menopausia llega la perimenopausia. ¿Qué sucede en esta etapa?

—Es como la adolescencia: hay un cambio, la pubertad, que se intuía durante un tiempo, con la aparición de las mamas y el vello púbico. Hasta que un día llega la primera regla. La menopausia, al fin y al cabo, sería igual pero al final de la vida fértil. Es decir, por mucho que podamos señalar un día en el calendario que es el último día de la regla, y ese sería el punto, digamos, en el que ya estoy menopáusica, este cambio se intuye durante mucho tiempo. En el cuerpo se está labrando durante unos años. Se dice que entre cinco y ocho años antes de la última menstruación. Esa fase es la perimenopausia

—¿Esta etapa puede dar síntomas? 

—Sí, pero no todas las mujeres los van a tener. Algunas mujeres van a llegar a su última regla sin enterarse. Y otras, van a sentir un poco más de sintomatología, como que la regla se trastoca, que la calidad del sueño empeora, que me concentro peor que antes, o cambios físicos como de repente empiezo a tener un poco más de barriga.

—¿Qué es la sexualidad?

—Una dimensión del ser humano. Forma parte de nosotros desde que nacemos hasta que morimos. Pero no es lo mismo hablar de ella en la etapa preadolescente que en la madurez.

—Entonces la menopausia no es el fin de la sexualidad.

—No debería de serlo. El placer no se acaba con la menopausia. No podemos pensar que vamos a tener el mismo sexo a los 20, a los 40 o a los 60, porque no es verdad. Pero si somos capaces de adaptarnos a los cambios, encontraremos placer sexual durante toda la vida.

—¿Qué cambios se dan?

—Nos podemos encontrar con dificultad en el deseo y en la lubricación. Pero si no soy capaz de entender qué me está pasado y que puedo hacer para seguir teniendo sexo a pesar de estas dificultades, tenemos un problema. Quizás porque no hemos sido capaces de comprendernos y de adaptarnos lo suficiente a este cambio. 

—¿Es frecuente no aceptar estos cambios?

—Bastante. Nos encontramos con dos temas que son tabú: la menopausia y la sexualidad. Si durante toda la vida sufrimos falta de educación sexual, de encontrar espacios donde hablar de nuestra sexualidad y de las cosas que nos pasan o que queremos, imaginémonos al llegar a esta etapa. Donde a lo mejor, socialmente, vemos o pensamos que la mujer entra en una etapa en la que parece que no tiene derecho a exigir o a disfrutar, la vemos desde la dificultad en vez de la normalidad. Por eso muchas se sienten muy solas en la vivencia de su placer. 

 —Además del síndrome genitourinario de la menopausia, ¿se dan otras variables a nivel sexual? 

—Sí. Por ejemplo el deseo se puede ver afectado, o cómo el cuerpo se excita. No es que no lleguemos a excitarnos, sino que el cuerpo funciona diferente. Puede que antes algo que hacía me funcionaba muy bien, ahora de repente no. Parece que el cuerpo ha cambiado su modus operandi de funcionar. Puede que el orgasmo ya no se encuentre igual que antes. 

—Dices que nos fijamos demasiado en la vagina. 

—Sí. Creo que durante toda nuestra vida tenemos esta obsesión por vehiculizar el placer a través de la vagina. Obviamente, es una práctica placentera, pero también podemos llegar a él a través de otras partes del cuerpo. Por ejemplo, sabemos que en la sexualidad femenina es mucho más importante el placer a través del clítoris, que nos ha costado tanto darle importancia. Sin embargo, llega la menopausia y parece que todos los problemas se solucionan o se vehiculizan a través de la vagina: para poder volver a tener coito, la sequedad vaginal y el dolor en las relaciones sexuales. De alguna manera, seguimos perpetuando esa idea de la sexualidad en la mujer, la coital, como la única y la más importante. Creo que es la extensión del problema en otra etapa, sin duda. 

—¿Es frecuente sentir dolor durante las relaciones sexuales en la menopausia?

—Sí. El síndrome genitourinario, que es la famosa atrofia genital, es bastante frecuente. Y esa sequedad y falta de lubricación puede dar molestias en las relaciones sexuales. Eso no quiere decir que todas las mujeres vayan a sufrir dolor. De hecho, podemos encontrarnos mujeres que tienen sexo sin dolor durante muchos años después de la menopausia. Pero sí que es verdad que puede ser una realidad para muchas. Es un aspecto importante a tratar que incide directamente en la sexualidad. Nadie tiene ganas de exponerse a una situación que le resulta incómoda, frustrante y que produce mucha incomodidad emocional porque no puedo hacer algo que hasta ahora disfrutaba. El dolor es un tema muy importante. 

—¿Se puede abordar?

—Sí, creo que teniendo información a tiempo y sabiendo que estas cosas pueden pasar, una mujer está siempre alerta. Se puede abordar y que se debe hacer, de una forma proactiva, con la pareja también. 

—Escribes un capítulo sobre el papel de las parejas hombres. 

—Siempre me centro, principalmente, en las parejas heterosexuales, aunque también doy pinceladas de mujeres que tienen sexo con otras mujeres, pero sí que es verdad que lo que más veo en consulta son mujeres heterosexuales. Y siempre me parece importante apelar a ellos porque si queremos tener relaciones sexuales en pareja, esto no va de que voy por libre, tengo que poder comunicarme y expresar lo que siento. Tengo que poder expresar a mi pareja lo que me pasa y mi pareja tiene que ser capaz de entenderme, escucharme y ser proactivo en lo que necesito. De forma contraria, el camino es el fracaso sexual porque si no nos entendemos claro que no vamos a llegar a ningún lado. 

 —¿Ellos también experimentan cambios cuando llegan a la mediana edad?

—Claro.Tenemos la idea del Papuchi, como hombre que a cualquier edad va a poder tener relaciones sexuales, siempre capaz, siempre lleno de potencia masculina, cuando en realidad el paso del tiempo ocurre en todas las personas. Ellos también van a sufrir cambios: en su erección, en la potencia, el período refractario… Es lógico y también deberíamos poder adaptarnos a esos cambios. 

—La sexualidad, el placer, ¿vende?

—Creo que el sexo vende y ha vendido siempre. Es una de las grandes motivaciones humanas y a la vez es un punto de malestar importante en muchas personas, que hace que seamos un blanco muy fácil para el márketing. Al final, quien consiga la promesa de una sexualidad muy potente, vigorosa, como el elixir de la eterna juventud pero en la sexualidad, evidentemente eso es como la gallina de los huevos de oro. Es verdad que ahora hay mucha información, mucha más que antes, pero por el hecho de que exista mucha no quiere decir que todo lo que haya sea con un buen enfoque y bien tratado. 

—Un consejo o varios para una mujer que vaya a adentrarse en la menopausia.

—Siempre pienso que mejor prevenir que curar por lo que, cuanto más informada estés, mejor. Creo que, aunque hay mujeres que todavía no se encuentran en esta etapa, pueden verse en el libro identificadas en muchas cuestiones. En mis dos libros (el primero es Desearte, también de Vergara) siempre he tenido el objetivo de que sirvan un poco para tranquilizar a las mujeres, entenderlas, una mirada amable hacia la sexualidad sin que sea agobiante. Creo que si estás en la menopausia es un buen libro, pero si no lo estás todavía, está bien prevenir y estar informada. 

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.