Esther Jiménez, investigadora en probióticos: «Los antibióticos no diferencian las bacterias que queremos de las que no»
VIDA SALUDABLE
La experta asegura que un microbioma saludable es fundamental para la fertilidad y puede ser un factor determinante para llevar el embarazo a término
09 ene 2025 . Actualizado a las 14:55 h.En los últimos años, las investigaciones sobre la microbiota humana han revolucionado el paradigma de la salud en áreas tan diversas como la dermatología o la medicina digestiva. Entre las especialidades que se han beneficiado de estos conocimientos se encuentra, también, la salud reproductiva y la fertilidad. El equilibrio del microbioma urogenital se está convirtiendo, poco a poco, en un factor a considerar a la hora de abordar problemas de fertilidad, dado que las investigaciones más recientes apuntan a esta comunidad de bacterias que habitan en el organismo como un elemento decisivo que puede marcar la diferencia para concebir y llevar un embarazo a término.
En este sentido, el mantener un microbioma saludable es una labor importante no solo para el útero y el óvulo, sino también para la calidad de los espermatozoides. Por eso, Probisearch, empresa biotecnológica del grupo Zendal dedicada al desarrollo de productos bacterianos, está trabajando en la producción de probióticos para la fertilidad que podrán tomar tanto hombres como mujeres. Esther Jiménez, Directora General de Probisearch, explica cómo funcionan.
—La microbiota está formada por diferentes microorganismos que habitan en nuestros tejidos. ¿Qué es lo que determina su composición?
—Permanentemente estamos en un ambiente de intercambio de microorganismos con nuestro entorno. Si somos vegetarianos o no, si vivimos en el campo o no, si tenemos mascota o no tenemos mascota, si tenemos hijos que van a la guardería, si tenemos pareja, todo esto modifica nuestra microbiota. Y también, por supuesto, si hemos pasado una infección y hemos tomado antibióticos, porque estos no van a diferenciar las bacterias que queremos y las que no, entonces, pueden causar desequilibrios.
—Se habla de probióticos, prebióticos y posbióticos. ¿Cuáles son las principales diferencias entre ellos?
—Los probióticos son microorganismos vivos, bacterias o levaduras, principalmente, que, cuando se consumen en cantidades adecuadas, aportan beneficios a la salud. Por ejemplo, algunos lactobacilos que encontramos en yogures o suplementos probióticos ayudan a mantener la flora intestinal o vaginal en equilibrio. Los posbióticos, en cambio, son el siguiente paso en esta cadena. Son productos metabólicos que los probióticos generan durante su crecimiento y actividad. Estos pueden incluir ácidos grasos de cadena corta, péptidos antimicrobianos, polisacáridos y otros metabolitos bioactivos. A diferencia de los probióticos, que son organismos vivos, los posbióticos no están vivos, pero también tienen efectos positivos en el organismo. Esta es una ventaja, ya que no dependen de factores como la temperatura o las condiciones del tracto digestivo para ser eficaces.
—¿Qué papel juega el equilibrio de la microbiota en la salud reproductiva?
—El microbioma desempeña un papel fundamental en muchos aspectos de nuestra salud, y la fertilidad no es una excepción. En el caso de la salud reproductiva femenina, la microbiota vaginal es una de las más importantes. Un microbioma vaginal saludable está dominado por bacterias del género Lactobacillus, que son esenciales porque producen ácido láctico. Este ácido mantiene el pH vaginal en niveles bajos, entre 3.5 y 4.5, lo que crea un entorno inhóspito para los patógenos. Cuando este equilibrio se rompe, ya sea por estrés, cambios hormonales, uso de antibióticos o malos hábitos alimenticios, se produce una disbiosis y esto puede favorecer la aparición de infecciones como la vaginosis bacteriana o la candidiasis, que pueden afectar negativamente a la fertilidad, tanto dificultando la implantación del embrión como aumentando el riesgo de aborto espontáneo.
—¿Y qué ocurre en el caso masculino?
—En los hombres, la microbiota también influye, especialmente en la calidad del esperma. Estudios recientes han demostrado que una microbiota intestinal alterada puede aumentar el estrés oxidativo y la inflamación sistémica, lo que a su vez afecta a parámetros clave del semen, como la movilidad, la concentración y la integridad del ADN espermático.
—¿Por qué se puede producir el desequilibrio de la microbiota?
—La disbiosis está causada por diversas bacterias, no se caracteriza por un solo patógeno. Estas bacterias generan una infección que puede tener síntomas o ser asintomática. Por ejemplo, en el caso de la vaginosis bacteriana, puede haber picor vaginal y el útero puede estar inflamado, por lo que no va a permitir que un óvulo fecundado se implante. Cuando tenemos una infección uterina o vaginal, nuestro sistema inmunitario está centrado en defendernos de esa infección.
—¿Cómo se puede restablecer este equilibrio?
—Nosotros hemos desarrollado Fertibiome, un producto formulado con una combinación específica de cepas probióticas y componentes posbióticos seleccionados por su capacidad para modular tanto la microbiota vaginal en mujeres como la intestinal en hombres. Su objetivo es restablecer el equilibrio microbiano, prevenir la proliferación de patógenos y reducir la inflamación. En ellas, aumenta la producción de ácido láctico y restaurando un pH saludable. Esto no solo reduce el riesgo de infecciones, sino que también crea un entorno más favorable para la implantación del óvulo fecundado. En hombres, el enfoque es ligeramente diferente. Aquí, las cepas probióticas están diseñadas para mejorar la salud intestinal, ya que una microbiota intestinal equilibrada reduce el estrés oxidativo y mejora la calidad del esperma.
—¿Esto mejora las probabilidades de embarazo?
—Sí. La mejora en la tasa de embarazo y en la tasa de éxito a término. Es algo que hemos observado en nuestros estudios.
—¿Cuál es el protocolo recomendado para quienes desean mejorar su fertilidad con estos productos? ¿Cuánto tiempo deben tomarse para ver resultados?
— La fertilidad es un proceso complejo, por lo que recomendamos seguir el tratamiento durante un mínimo de tres meses para obtener resultados óptimos. Esto se debe a que el proceso de maduración de los ovocitos en las mujeres y la espermatogénesis en los hombres dura aproximadamente 90 días. En cuanto a la dosificación, sugerimos una toma diaria en el caso de los hombres, mientras que para las mujeres recomendamos dos dosis al día. El microbioma vaginal es más susceptible a fluctuaciones hormonales y ambientales, por lo que una dosis más alta ayuda a estabilizarlo de manera más efectiva.
—¿Cómo de eficaz es este tratamiento a la hora de mejorar las tasas de fertilidad?
—Hemos realizado estudios piloto con parejas que habían tenido dificultades para concebir y que no presentaban causas evidentes de infertilidad, como problemas anatómicos o genéticos. Los resultados han sido muy alentadores. Después de tres meses de tratamiento, observamos una reducción significativa de la presencia de patógenos en el tracto reproductivo femenino, así como una mejora en el perfil inmunológico local. En el caso de los hombres, los análisis mostraron una mejora en la calidad del semen en términos de concentración, movilidad y morfología espermática. Lo más importante es que varias de las parejas que participaron en el estudio lograron concebir de forma natural después de seguir el tratamiento.
—Más allá de la fertilidad, ¿qué otros beneficios pueden aportar este tipo de productos?
—Una microbiota intestinal saludable está asociada con un mejor sistema inmunitario, una mayor absorción de nutrientes y una menor inflamación sistémica. Además, la salud intestinal también está relacionada con el bienestar mental, ya que el eje intestino-cerebro juega un papel importante en el estado de ánimo y el manejo del estrés, factores que también influyen en la fertilidad. Por otro lado, en las mujeres, una microbiota vaginal equilibrada reduce el riesgo de infecciones recurrentes, mejora la salud sexual y contribuye a una mejor calidad de vida en general.
—¿Se pueden utilizar los probióticos para prevenir problemas de disbiosis, además de tratarlos?
—Sí, la prevención es uno de los principales usos de los probióticos. Mejoran la calidad, la composición de nuestra microbiota, para que se asemeje a una más sana y esto tiene un efecto protector mayor frente a esos patógenos que puedan en cualquier momento llegar. En la prevención también debemos incluir todo lo que conlleva una vida sana para evitar la inflamación, es decir, no fumar, reducir el consumo de alcohol, hacer ejercicio físico o tener una alimentación sana. Especialmente, para la microbiota, la dieta mediterránea es muy beneficiosa porque incluye una gran cantidad de alimentos frescos y fermentados, que la enriquecen.
—¿Qué consejo daría a quienes están considerando el uso de probióticos para mejorar su fertilidad?
—Mi principal consejo es que busquen productos que estén respaldados por evidencia científica y estudios clínicos. No todos los probióticos son iguales, y es importante seleccionar aquellos que contengan cepas específicas con efectos comprobados en la salud reproductiva. También es fundamental tener paciencia y ser constante en el tratamiento, ya que los beneficios del equilibrio microbiológico no se logran de la noche a la mañana. Finalmente, es importante recordar que los probióticos son una pieza más dentro de un enfoque integral. Mantener una dieta equilibrada, hacer ejercicio regularmente, controlar el estrés y evitar hábitos perjudiciales como el tabaco o el alcohol también son claves para mejorar la fertilidad.