Los secretos de Chelo y Bautista para llevar 43 años juntos: «Nos tocó una enfermedad muy dura y estamos más unidos que nunca»
VIDA SALUDABLE
Tras cuatro décadas juntos, hace dos años él recibió un diagnóstico de cáncer, pero el proceso ha acabado por fortalecer un vínculo que ya era de por sí duradero
27 ene 2025 . Actualizado a las 17:45 h.María Consuelo, o Chelo, como prefiere identificarse, conoció a Bautista, quien hoy es su marido, en la adolescencia. Cuando se casaron, ella tenía 19 años y él, 22. Con 62 y 65, siguen juntos y han celebrado 43 años en pareja. Su relación ha atravesado casi todas las etapas de una vida adulta. Lejos de distanciarlos, el tiempo y las adversidades han fortalecido su vínculo y no imaginan otra forma de vivir que no sea juntos, en su piso de A Coruña, yendo a pasear a la Torre de Hércules como lo hacen a veces, para disfrutar de la puesta del sol.
«La clave está en que trabajes día a día en ese amor. Siempre va a haber imperfecciones, porque todos somos imperfectos. Pero si quieres mucho al otro, aceptas sus imperfecciones y él las tuyas. Aprendes a vivir con eso y no hay fórmulas mágicas para lograrlo, lo que hay es cariño», cuenta Chelo.
En la salud y en la enfermedad
Hace dos años, el matrimonio recibió una noticia que se convertiría en la mayor prueba que han tenido que superar hasta la fecha. A Bautista le diagnosticaron un cáncer maxilofacial y tuvo que someterse a una cirugía, además de sesiones de radioterapia e inmunoterapia. «Nos tocó una enfermedad muy dura, pero a veces lo malo te une. A nosotros nos hizo más fuertes. Yo creo que estamos más unidos que nunca, porque ves que el otro te necesita y quieres estar ahí para ser su apoyo. Es una manera de vivir. Has decidido que esa persona sea quien comparta la vida contigo y hay que acompañarla», dice ella.
Para Chelo, esta compañía es lo más importante en la pareja. Elegirse una y otra vez a lo largo de la vida requiere acompañarse y volver a conocerse a través de los cambios y los años. Más de cuatro décadas los separan de aquellos jóvenes que se conocieron y quisieron entablar una relación. Pero el amor, asegura ella, sigue siendo el mismo. «Tus padres te traen aquí, pero te dejan volar, no son tu compañía en la vida. Tu compañero es la pareja que tú eliges, con o sin hijos. Nosotros las tenemos, pero aunque no tuviésemos hijos, este es un camino que solo querríamos hacer juntos», asegura.
La enfermedad de Bautista ha sido, sin duda, el mayor punto de inflexión para la pareja. «El cáncer le ha dejado sin suelo de boca, sin poder comer. Ahora le estoy dando yo la nutrición por una sonda. Pero lo tomas como una parte más de la vida. Hubo épocas buenas en las que lo pasamos bien, pudimos salir y hacer más vida. Ahora, aquí estamos. Cuando hay un día de sol, vamos a tomar el sol y a respirar, porque es lo que se puede hacer», cuenta.
«El oncólogo nos ha dicho que podría llevar el caso de mi marido a un congreso como prueba de buenos resultados. Él era un paciente desahuciado, estuvo sordo del oído izquierdo y ciego del ojo izquierdo, porque tenía el tumor en ese lado de la cabeza. Siempre pierdes algo con estas enfermedades, pero hoy está vivo y quiere vivir. Hay gente que con estas cosas se separa, dicen: 'Hasta aquí puedo'. A otros nos sirve para rescatar lo importante que es tenernos uno al otro y saber que alguien va a tirar por ti en las horas más duras», relata ella.
Cómo lo lograron
Aunque afirma que no hay secretos ni fórmulas para este amor, el compromiso y la dedicación con la que Chelo se vuelca a su matrimonio salta a la vista. «Pones toda la carne en el asador todos los días. Puede haber desencuentros, claro, pero los desencuentros no son peleas ni faltas de respeto. Tiene que haber un sitio donde nos encontremos y podamos hablar sin insultarnos», dice.
En este sentido, asegura que poder tomar distancia de la situación durante una discusión para evitar hacerse daño es clave. «Antes de decir algo que no debemos, hay que respirar hondo y pensar en las palabras que le vamos a decir a quien queremos. Yo tengo mi temperamento, soy una mujer de armas tomar. A veces te quieres dejar llevar por la ira, no es fácil. Pero hay que gestionar muy bien lo que uno va a decir», aconseja.
Si hay un secreto para hacer que funcione el vínculo, dice Chelo, «está en saber disfrutar de las pequeñas cosas que te da la vida. A veces se piensa que las parejas que duran lo consiguen porque viven en un mundo de pajaritos, pero no. La vida es dura para todos a veces. El secreto está en saber encararla de la mano, cuando es buena y cuando es muy mala. Y contar siempre con el otro para que sea fuerte por ti».
Desde agosto, las terapias oncológicas han finalizado y la familia ha podido retomar, poco a poco, sus rutinas. Chelo se considera afortunada en este sentido, no solo porque tiene otra oportunidad de disfrutar de la vida junto a Bautista, sino porque sus hijas también van a poder hacerlo. Tras los tratamientos del cáncer, ellos solo se proponen como objetivo aprovechar al máximo el tiempo que les quede juntos. «Siempre pensamos en cuando seamos mayores, hablamos de planes. Pero ahora que hemos vivido esto, pienso que daría la mitad de la vida que me queda por estar con él y seguir juntos. Es que cuando tu pareja es parte de ti y tu eres parte de él, no quieres vivir sin esa persona», explica.