Xuan Lan, instructora de yoga: «No enciendo el teléfono hasta después del desayuno»

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

XuanLan es instructora de yoga y cuenta con más de 700.000 seguidores en Instagram.

La reconocida experta tiene más de 700.000 seguidores en Instagram

30 ene 2025 . Actualizado a las 13:51 h.

¿Te gustaría poder hacerle un «reinicio» a tu cuerpo y tu mente? Esta es la idea detrás de Reset, la nueva serie documental que la reconocida instructora de yoga y meditación Xuan Lan ha lanzado a través de la plataforma Filmin. A lo largo de tres capítulos, la experta nos guía por lugares mágicos en tres continentes, donde podemos distanciarnos del estrés de la vida moderna, de su ritmo cada vez más acelerado y de la conexión permanente que tenemos con internet, que nos expone a un caudal inabarcable de información de manera constante. Nos adentramos en su mundo y le pedimos que compartiera con nosotros algunas de las herramientas que usa en el día a día para mantenerse centrada.

—¿Qué te llevó a plantear el documental como una serie de retiros?

—Yo llevo más de 20 años practicando yoga y yendo de vacaciones a retiros de meditación, es parte de mi estilo de vida. Una o dos veces al año los hago. Me propuse viajar a los mejores retiros del mundo y acercar esa experiencia a mi comunidad. De ahí surgió la idea y los tres sitios que elegí están pensados para adentrarse en tres culturas de tres continentes diferentes, enseñando una serie de disciplinas y técnicas que son específicas de cada uno de ellos, para el autocuidado personal.

—¿Por qué has elegido esos tres espacios?

—El hecho de viajar ayuda a visualizar la cultura de un lugar. En Sri Lanka se trabaja la conexión con la tierra, porque es un sitio que no tiene electricidad. Hay muy pocos lugares en el mundo que ofrecen esta oportunidad de quedarse unos días sin electricidad y sin conexión a internet para reconectar con la tierra. Este elemento nos pareció muy interesante. El segundo sitio es en el Mediterráneo, que es donde vivo y me encanta. Es en Mallorca, pero no es la Mallorca que algunas personas se imaginan, la de la playa. Es la parte interior, de la sierra. Hay una finca muy respetuosa con el medio ambiente que ofrece retiros. Y el tercer espacio es en México. Me encanta, voy cada año y me inspira mucho el respeto que hay allí hacia la naturaleza, allí hacemos una ceremonia del cacao y practicamos apnea en un cenote. Son cosas que no puedes hacer en Europa. En todos esos lugares tocamos los pilares de alimentación, sueño, descanso y desconectar de la rutina.

—¿Qué consejos darías para incorporar esos pilares a nuestro día a día?

—Todos esos elementos se pueden integrar en el día a día. No hace falta un retiro alejado de todo para poder hacerlo, más bien se trata de crear una rutina de sueño que nos permita dormir siete horas, como mínimo, porque el sueño es un momento muy importante para la reparación celular y la organización de la memoria. Entonces, deberíamos encontrar una manera de crear esta rutina que se ajuste a nuestro ritmo circadiano, preparando nuestro sueño con menos luz artificial y sin pantallas antes de dormir. A nivel de alimentación, la comida fresca, los productos naturales de proximidad y, sobre todo, tomar menos comida procesada son claves para una nutrición antiinflamatoria. Y, a nivel emocional, comer con amigos y disfrutar juntos es mucho mejor que hacerlo rápido delante del ordenador. El ejercicio físico también está demostrado que nos ayuda. Hace falta mover el cuerpo a todas las edades.

—¿Cómo podemos desconectar de las pantallas?

— El primer consejo es fijarse límites. Yo no enciendo el teléfono antes del desayuno. Cuando acabo el café, lo enciendo y ya es bastante tarde, para ese entonces ya llevo más de una hora despierta. No quiero arrancar el día con eso. Por la noche, antes de cenar, lo cargo en mi despacho y lo dejo allí, no en la habitación. Y así me despreocupo de lo que pasa en el móvil. Al final del día, intento no mirarlo porque si no, empiezan a entrar más información y más estímulos estresantes que activan el cerebro, además de la luz de la pantalla, que altera muchísimo la calidad de nuestro sueño. Es importante que no sea la primera cosa ni la última que miramos en el día. Y luego, los fines de semana, hago senderismo, me voy por el campo y dejo el móvil en modo avión en la mochila, no lo consulto. Es importante no tenerlo tampoco en la mesa cuando comemos.

—¿Cómo es la rutina diaria de una gurú del yoga?

—Mi rutina ha cambiado un poco desde que tengo una perrita en mi vida, que adopté hace menos de un año. Ahora empiezo con un café, saco a mi perrita durante una hora y esa hora es de caminata consciente. No voy con el teléfono, sino atenta a mi animal, porque es cachorra y quiero conectar con su educación. Luego, voy a yoga o practico en casa. Y después tengo una rutina bastante normal. Trabajo a distancia o en la oficina con mi equipo para crear contenidos y hacer tareas de márketing y administración. Por la tarde, hago otra caminata con mi perra e intento cenar temprano, sobre las ocho. Mis cenas son bastante ligeras, porque al mediodía sí que como bien. Me acuesto sobre las once a leer media hora, sobre las once y media apago la luz para despertarme a las siete y media.

—¿Qué haces cuando tienes un día estresante?

—Las caminatas son un desestresante muy eficiente y lo hago cada vez que puedo. Intento no acumular muchos días de estrés. Mi práctica diaria de yoga, cuatro veces a la semana, claramente me permite distanciarme de los temas que me preocupan. Esto es lo que más me ayuda. Luego, comparto mucho con mi marido y esas conversaciones me dan perspectiva. Si uno tuvo algún problema, lo compartimos para que el otro pueda dar su punto de vista. Y cuando tengo tiempo, voy a hacerme un masaje, de vez en cuando. Después, hago retiros.

—¿Cómo son los retiros que haces?

—Los planifico y sé que durante una semana me voy a cuidar y dedicarme a mi bienestar para volver recargada. Lo bueno es que un retiro también es para mí una excusa para conocer un sitio. Yo aprovecho unos días para hacer viaje cultural y así mezclo el retiro con las vacaciones. Salgo de mi entorno habitual, me acerco a la naturaleza y en general estos retiros tienen actividades y propuestas para el autocuidado, clases de yoga, de meditación, charlas, talleres, show cooking de cocina local, senderismo. Es muy recomendable.

—¿Crees que todos deberíamos hacerlos?

—Todo el mundo que sea consciente de que lo necesita, pero obligar a alguien a hacer un retiro si no le apetece y si no se siente con esta necesidad, aunque la tenga, no va a servir. No lo va a disfrutar y se va a aburrir en las actividades, incluso se puede llegar a agobiar. Yo diría que cada uno tiene que tomar las riendas de su salud física, mental, emocional, responsabilizarse y en el momento en que sepa que no está bien, buscar un remedio.

—Como creadora de contenido, ¿cómo llevas la desconexión digital durante el retiro?

—Si estoy con mi marido es muy fácil, porque hablamos y no tengo que averiguar qué tal está. Tengo una relación muy cercana y estamos muy unidos, entonces, si estoy una semana sin noticias, es más difícil. Pero la primera vez que fui a este sitio sin electricidad, en el 2017, fuimos juntos durante dos semanas y desconectamos el teléfono todo ese tiempo. Hice un curso de meditación en silencio total durante diez días, sin conexión, sin leer, sin escribir, solo meditando, y lo aguanto sin problema porque soy una persona bastante tranquila. Y si me voy tres días a un sitio sin conexión, no hay ningún problema. En muchos sitios, lo que haces es que le dejas el número del retiro a tu familia y si pasa algo, llaman al retiro y ellos te avisan.

—¿Qué ha aportado el yoga a tu vida?

—El yoga no es solo una práctica física. En sus orígenes, que se remontan a hace 2.500 millones de años, era una disciplina con una parte espiritual. La parte de las posturas, las asanas, que es lo más conocido ahora, es más reciente. Y la idea es que el cuerpo sea una herramienta para calmar las fluctuaciones de la mente. El objetivo final del yoga es una calma mental. No se puede separar el yoga de la meditación. Yo he ido indagando durante muchos años y he desarrollado mi propio estilo, que no tiene dogmas, no es religioso.

—¿Cómo es tu práctica en el día a día?

—En el mundo de la meditación existe la formal y la informal. La formal es cuando te sientas, cierras los ojos y sigues una técnica de meditación durante cierto tiempo. Yo ya no necesito una práctica formal. La sigo por períodos, pero no todo el año. Lo que hago son prácticas más informales, por ejemplo, movimientos conscientes, caminatas, mindfulness en ciertas tareas del día a día. Con esto consigo no entrar en un bucle de estrés, controlar y gestionar ese estado emocional. Es importante saber que esta posibilidad existe, porque no siempre tenemos tiempo para una meditación formal. Pero durante muchos años sí que la hice, por la mañana o por la tarde. Después, intento ir a practicar yoga tres a cuatro veces a la semana, incluyendo una respiración consciente.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.