¿Somos más felices en verano?: «Estamos expuestos a más luz y esta regula nuestros ritmos biológicos»

Laura Miyara / Macarena Poblete LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

Óscar Casas y Sheila Casas, en la playa
Óscar Casas y Sheila Casas, en la playa

Las vacaciones, la interacción social y la luz solar son algunos factores vinculados al bienestar en esta época del año, pese a otros inconvenientes como el calor o la conciliación

21 jul 2025 . Actualizado a las 13:57 h.

Días largos, buen tiempo y, para los más afortunados, vacaciones y descanso. El verano es la época del año para relajarse y muchas personas aprovechan la oportunidad para darse un respiro de las obligaciones cotidianas. Pero las temperaturas cálidas traen consigo otros inconvenientes que no están presentes el resto del año. El calor hace que sea más difícil dormir bien, la desconexión no siempre es posible y la conciliación familiar puede ser complicada con los niños en casa.

Todo esto hace que la pregunta de si somos más felices en verano sea más compleja de lo que podría parecer a priori. Por eso hemos decidido salir a las calles de A Coruña a preguntar qué opinan los viandantes y hemos hablado con dos expertas que nos ayudan a entender todo lo que puede aportarnos el verano y cómo aprovechar sus beneficios al máximo.

Menos consultas

La psicóloga sanitaria Victoria Canosa, miembro del Colexio Oficial de Psicoloxía de Galicia (Copg) confirma que en esta época del año «se nota una reducción en las visitas a la consulta». No por nada el «sí» rotundo ha sido la respuesta más popular en nuestra encuesta cuando les preguntamos a personas de todas las edades si se sienten más felices en verano. También ha sido la respuesta de la mayoría de nuestros seguidores en la encuesta que hemos hecho en redes sociales, con un 65 % de los votos. Una sensación que atribuyen a diversos factores. «El buen tiempo, las vacaciones, la fruta, los días más largos, la ropa más cómoda», enumera un usuario. Otro apunta: «Tener la vitamina D en buenos niveles ayuda». También fueron mencionados los atardeceres en la playa y el descanso de las obligaciones académicas.

Pero a la hora de determinar qué es lo que hace de esta una época propicia para nuestra buena salud mental, es difícil saber qué viene primero, las altas temperaturas o la relajación que muchos experimentan en estos meses cálidos. «Yo lo relaciono con el buen tiempo, pero también con los cambios de la rutina que se dan en vacaciones. Muchas personas cambian de lugar, se van a visitar a sus seres queridos, pasan más tiempo con la gente con la que se sienten a gusto», observa.

Estos cambios de hábitos son también uno de los elementos veraniegos más comentados en la encuesta que realizamos en el centro coruñés. «Puedes ir a la playa, tienes más tiempo libre para estar con tus amigos», describe una joven. Otro comenta que «los días son más largos y hay más planes sociales». Con esta compañía, asegura Canosa, «los males anímicos se llevan un poquito mejor y esto en el plano práctico se ve. Nos ayuda a estar más animados y más felices».

La neurociencia del verano

D. Emilia Redolar, neurocientífica, profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y autora del libro La mujer ciega que podía ver con su lengua, explica que las horas de luz tienen un impacto directo en nuestra biología y en nuestro estado de ánimo. «Estamos expuestos a más luz y este es uno de los estímulos que regulan nuestros ritmos biológicos. Sobre todo, los circadianos, que tienen una periodicidad de 24 horas aproximadamente. Esta mejor regulación puede redundar positivamente en nuestro estado de ánimo, pero además, nos permite hacer más cosas, porque el día es más largo. En invierno, a las seis ya es de noche y todo el mundo quiere estar en su casa», observa.

Por otro lado, en muchos casos «hay una desconexión a nivel profesional, pero también la hay en algunas otras obligaciones que implementamos en nuestras rutinas, desde cosas pequeñitas como las actividades extraescolares para nuestras hijas o nuestros hijos, hasta actividades que pueden ser gratificantes, pero que también son obligaciones en nuestro día a día, como participar en alguna asociación. Esto en verano se pone en pausa y se minimiza. Incluso elementos como el tráfico, que también se ve reducido, contribuyen», detalla la neurocientífica.

La otra cara del sol

Con todos sus beneficios, el verano también tiene sus inconvenientes. A la cabeza de ellos están las altas temperaturas. Cuando hace mucho calor, «se puede activar el hipotálamo, la hipófisis y una glándula que tenemos encima de los riñones, que se llama glándula adrenal. Todo esto lleva a liberar cortisol y de esta forma el estrés térmico provoca una respuesta que puede hacer que estemos más nerviosos o irritables», explica Redolar.

La experta señala que el cortisol actúa sobre nuestro sistema nervioso, afectando fundamentalmente a tres estructuras. «Activa la amígdala, que está encargada de detectar peligros. Esto nos pone nerviosos, irascibles y en alerta. También inhibe el hipocampo, muy importante para nuestra memoria. E inhibe la corteza prefrontal, haciendo que nuestro procesamiento de la información, nuestras funciones ejecutivas y nuestro razonamiento empeoren», ilustra. Este es uno de los motivos por los que el calor hace que nos encontremos más cansados y que nos cueste más concentrarnos o trabajar. «No rendimos igual», subraya Redolar. Es una experiencia frecuente. «Este calor es insufrible y se pasa mal», comenta un usuario en nuestra encuesta en Instagram. Otro expresa: «Detesto salir a la calle y sentir que me derrito».

Por otro lado, las mismas horas de sol que nos permiten disfrutar del día hasta tarde pueden repercutir negativamente en aspectos tan necesarios para nuestra salud mental como el descanso. «Nos acostamos más tarde, dormimos menos horas y la calidad del sueño normalmente también es peor, porque a no ser que tengamos muy bien regulada la temperatura en nuestro dormitorio, el calor interfiere. Sudamos más, nos despertamos más veces y no estamos tan tranquilos», explica la experta de la UOC. 

No se puede hablar de los cambios de rutina del verano sin mencionar el consumo de alcohol que se da en esta época del año. Uno de los encuestados en A Coruña confiesa en este sentido: «Los fines de semana peco más, como todos». Esta tendencia se confirma a nivel epidemiológico. «El consumo de alcohol puede aumentar y personas que a lo mejor en invierno no lo toman están consumiendo de manera diaria dos o tres unidades o copas. Y cada vez tenemos más evidencias de cómo afecta a nuestra salud cerebral, que se suma al impacto en todo el organismo», señala Redolar.

Aprovechar lo mejor del verano

Más allá de si nos gusta más o menos el verano, podemos seguir algunos consejos de las expertas para sacarle el máximo partido a esta estación. En este sentido, Victoria Canosa recomienda aprovechar las horas de sol para hacer más planes al aire libre, algo que en muchos casos ya surge de manera espontánea. «Estar en entornos naturales se ha demostrado que ayuda a oxigenarnos mejor y que contribuye a nuestro bienestar», apunta la experta del Copg. Si las horas centrales del día son demasiado calurosas, podemos aprovechar las últimas de la tarde o las primeras de la mañana para, por ejemplo, dar un paseo por un parque o por la playa.

Esta época del año relajada puede ser también una buena oportunidad para fortalecer y retomar vínculos. «Muchas veces tenemos más posibilidades de relacionarnos con personas que a lo mejor durante el año no están cerca y ahora hacemos por coincidir. Al menos, semanalmente, deberíamos hacer por cultivar esas relaciones que son importantes para nosotros. No significa que tengamos que quedar físicamente, a lo mejor una llamada o un mensaje es suficiente. Esto nos ayuda a estar más animados y a ser más felices», destaca Canosa.

A nivel social, la psicóloga aconseja no dejarse llevar por la presión de las redes. «Las vacaciones están para disfrutar siendo nosotros mismos. A veces, sobre todo en los últimos años, veo mucho que las personas se presionan por tener unas vacaciones estupendas, maravillosas, espectaculares. Las redes sociales nos están inundando siempre de lugares idílicos, personas sonrientes y rodeadas de amigos. Pero no olvidemos que eso es un momento, es una instantánea. No es la vida. Esto ayudará a que disfrutemos de lo que somos y lo que tenemos, de lo que está a nuestro alcance», concluye.