Adiós a Mario Vázquez Regal, un hombre de viña que hizo grande el godello en Chantada

Luis Díaz
LUIS DÍAZ CHANTADA / LA VOZ

LEMOS

Mario Vázquez Regal, fotografiado en sus viñas de Nogueira en septiembre del 200
Mario Vázquez Regal, fotografiado en sus viñas de Nogueira en septiembre del 200 ROI FERNANDEZ

Pionero en Ribeira Sacra y uno de los más premiados en catas y ferias del vino, el bodeguero de Nogueira falleció a los 88 años

20 ene 2025 . Actualizado a las 17:02 h.

No fue un bodeguero más en Ribeira Sacra. Mario Vázquez Regal, fallecido el pasado viernes en Chantada con 88 años, tenía en el trato personal algo que le hacía diferente, el duende del que hablan algunos para definir a gente muy especial. Hombre afable, abierto, sin dobleces y con un humor cargado de fina retranca, deja anécdotas suficientes para llenar más de un libro. También el recuerdo de vinos blancos memorables y tintos que en su día fueron muy por delante en la ribera chantadina.

«O Mario», como se le conocía popularmente, descansará en el cementerio de Nogueira, la parroquia de Chantada de la que era vecino y donde se ubicaban sus viñedos. Una ribera del Miño privilegiada por su microclima donde sacó partido del cultivo de la cereza antes de pasarse al vino al abrir la bodega Viña Garoña. Fue uno de los primeros viticultores chantadinos que solicitaron su entrada en una denominación de origen que ponía algo de luz en el sombrío panorama de muchas aldeas.

«Dende hai moito tempo a xente nova estase indo da ribeira e dentro de vinte anos non sei o que pasará», comentaba a la Voz en julio de 1992. En las riberas de Chantada la puesta al día de los cosecheros tradicionales se centraba entonces en mejoras en las bodegas. Los depósitos de fibra de vidrio y acero sustituían a las viejas cubas de madera, no siempre bien conservadas, para elaborar vinos más limpios y afrutados. Hombre de viña, Mario también había imprimido una marcha larga a la necesaria reconversión varietal.

Mientras otros se resistían a pasar página definitivamente a las vides de alicante y jerez, de alto rendimiento en kilos de uva, el propietario de Viña Garoña apostaba decididamente en sus viñas por variedades de calidad contrastada como mencía y godello. Fue el comienzo de una trayectoria salpicada de premios para sus vinos en la Feira do Viño de Chantada, la Mostra dos Viños da Ribeira Sacra o la Cata dos Viños de Galicia.

Un tándem discreto

En Viña Garoña trabajó de la mano del enólogo Felicísimo Pereira, técnico discreto como el propio dueño de la bodega, de los que prefieren que hablen los vinos. Mario había estado presente en la Feira do Viño de Chantada desde la primera edición, en marzo de 1983. Ya con cata oficial, en 1995 se llevó los premios al mejor tinto y al mejor blanco. Nunca dejó de exteriorizar su entusiasmo por este tipo de reconocimientos, que en la feria de Chantada recaían sistemáticamente en sus vinos. Cuando en el 2003 la organización dejó momentáneamente de darlos, el bodeguero de Nogueira saludó la decisión sonriente: «Tampouco hai que abusar, se non os outros abúrrense».

Mario Vázquez Regal fue designado en 1995 vocal suplente, en representación de la subzona de Chantada, en el primer consejo regulador de la denominación de origen Ribeira Sacra. También estaban como potenciales sustitutos José Ramón Casanova Fernández, José Manuel Vila Valdés, Carlos González Costoya, Juan Carlos Varela Aguiar y Eladio Martínez Fernández. «Non quería ser vogal. Prestábase a estar no consello por sacar isto adiante. El era un home de viña, un gran traballador e un viticultor de dez», rememora el entonces presidente del consejo regulador, José Manuel Rodríguez.

Las promociones de aquel primer consejo regulador no tenían destino, como ahora, ferias de Madrid, Barcelona, Londres o Düsseldorf. Una de las primeras, auspiciada por la Xunta, fue en As San Lucas, en Mondoñedo. Allí estaba Mario abriendo mercado para sus vinos, que transportaba en el mismo furgón en el que hacía noche junto a alguno de sus hijos.

El esfuerzo conjunto mereció la pena. La prensa se hacía eco en febrero de 1997 del buen momento de ventas de la denominación de origen Ribeira Sacra. En enero, Viña Garoña había agotado las 55.000 botellas de la cosecha anterior. Entrevistado por La Voz, el bodeguero no parecía, sin embargo, del todo satisfecho: «Non me queda nin a proba para darlle a un amigo».