La ferrería de O Courel, 25 años a la espera de abrirse al turismo

Francisco Albo
francisco albo QUIROGA / LA VOZ

FOLGOSO DO COUREL

Una de las escasas visitas guiadas que se han organizado en la Ferrería Nova de Seoane (durante el Filandón de Músicas do Courel) desde que acabaron las obras de rehabilitación
Una de las escasas visitas guiadas que se han organizado en la Ferrería Nova de Seoane (durante el Filandón de Músicas do Courel) desde que acabaron las obras de rehabilitación ROI FERNANDEZ

La rehabilitación acabó en 1999, pero no se puede visitar de forma regular

16 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

A principios del verano de este año se cumplirá el 25 aniversario del fin de las obras de rehabilitación de la Ferrería Nova de Seoane, una de las construcciones de mayor valor histórico del municipio de Folgoso do Courel. La Xunta invirtió en esta actuación cerca de 38 millones de pesetas de la época con la intención de que la antigua fábrica de hierro fuese abierta al público, pero desde entonces eso solo ha ocurrido en ciertas ocasiones —como la celebración del Filandón de Músicas do Courel— y por ahora no se sabe si este objetivo se podrá cumplir en un plazo más o menos breve.

El desacuerdo entre los dueños de la ferrería —son cuatro personas de una misma familia— y la Xunta no ha permitido que el edificio histórico se abra al público de una forma regular. En mayo del 2019, poco después de la creación del geoparque Montañas do Courel, la alcaldesa Dolores Castro manifestó su intención de negociar con los dueños del edificio y buscar una fórmula que permitiese su aprovechamiento turístico. «Contactamos cos propietarios, pero non se chegou a un acordo e despois viñeron problemas graves, como a pandemia e os grandes incendios que sufriu o municipio, e a cuestión quedou parada», dice a este respecto la regidora.

El gobierno municipal, apunta asimismo Castro, pretende volver a negociar con los propietarios de la ferrería y encontrar una forma de abrir el edificio a las visitas turísticas. «Como leva tanto tempo pechada seguramente haberá que facer algunhas obras de acondicionamento, polo que intentaremos conseguir axudas para iso se chegamos a un acordo cos donos», agrega. En todo caso, el Ayuntamiento descarta la posibilidad de asignar personal para mantener abierto el edificio de forma continuada. «O que se podería estudar é a posibilidade de abrila para visitas de grupos e de maneira concertada», dice la alcaldesa.

Por su parte, los dueños del edificio consideran que las obras terminadas en 1999 no supusieron la restauración completa de la ferrería. «Fíxose como moito un 20% do que estaba previsto facer, porque non se chegaron a restaurar unha central eléctrica que funcionou no seu día na ferrería e outras dependencias», dice José Antonio Locay, uno de los propietarios.

Compra por la Xunta

Los dueños, por otro lado, creen que la mejor solución sería que la Xunta comprase el edificio y completase su acondicionamiento para aprovecharlo como recurso turístico. Esta posibilidad fue apuntada por el entonces presidente gallego, Manuel Fraga, durante una visita que realizó al municipio en febrero del 2001. «Despois houbo un cambio de goberno na Xunta e non chegou a haber un acordo —dice Locay—, pero para nós a oferta de Fraga segue estando vixente e pensamos que iso sería o mellor, porque para acabar de rehabilitar a ferrería necesítase un investimento importante que só está ao alcance dunha administración, non de particulares».

Locay pone como ejemplo la ferrería de Mirandaola, en el municipio guipuzcoano de Legazpia. «Esa ferrería foi comprada pola Deputación de Guipúscoa, que puxo en marcha un complexo turístico que dá traballo a moitas persoas e ten miles de visitas cada ano», comenta. «Coa Ferrería Nova de Seoane poderíase facer algo así se as administracións están dispostas, e aínda están a tempo de facelo porque o edificio segue en pé», agrega,

Un valioso testimonio de la antigua siderurgia artesanal de la montaña lucense

La Ferrería Nova de Seoane, construida en torno a 1808, es uno los principales testimonios de la industria artesanal del hierro que se desarrolló en numerosos lugares de la montaña lucense entre los siglos XVI y XIX. La construcción comprende un gran depósito de agua —conocido como banzado—, de unos diez metros de altura, que servía para accionar mediante un mecanismo hidráulico los fuelles de la fragua y un mazo para laminar el hierro. El edificio original se conserva íntegro y el dispositivo hidráulico fue reconstruido en la intervención terminada en 1999.

Aunque el interior de la ferrería solo se puede visitar de forma muy ocasional, el edificio histórico figura en uno de los itinerarios de turismo científico de la Diputación lucense que cuentan con la certificación Observer. El geoparque Montañas do Courel también la incluye entre los principales elementos de valor etnográfico de su territorio. La construcción es por otra parte una de las dos únicas antiguas ferrerías del sur de la provincia que fue objeto de un proyecto de rehabilitación. La otra es la de Penacova, en el municipio de Bóveda.

Otros lugares

Un estudio publicado en 1994 por el etnógrafo Clodio González contabiliza otras 22 fábricas artesanales de hierro en los municipios de Folgoso do Courel, Folgoso do Courel, O Incio, A Pobra do Brollón, Quiroga, Samos y Portomarín. Pero exceptuando las de Seoane y Bóveda, la mayoría están en ruinas y en algunos casos han desaparecido por competo.