La «nevada» primaveral se acentúa en Monforte por el calor y la sequía

Luis Díaz
LUIS DÍAZ MONFORTE / LA VOZ

MONFORTE DE LEMOS

Las pelusas de los chopos invaden estos días parques y calles próximas al río

16 may 2019 . Actualizado a las 11:52 h.

La escena se repite cada primavera en el casco urbano. A pleno sol y sin una triste nube en el cielo, un manto blanco cubre por completo el piso de parques y paseos de Monforte. Esa anómala nevada, originada por la abundante pelusa que desprenden los chopos, trae a maltraer a más de uno por estas fechas. En las calles próximas a la ribera del Cabe, donde se levantan la mayoría de estos árboles, las ventanas de las casas se cierran a cal y canto para evitar la suciedad de las pequeñas bolas algodonosas. En el parque dos Condes, los paseantes tapan nariz y boca para no inhalarlas. La eclosión resulta especialmente intensa este año, según los expertos a causa del calor y la ausencia de lluvias.

Esta particular nevada comienza a caer a partir de mediodía y va en aumento hasta el atardecer. La intensidad crece a medida que suben las temperaturas, y el fenómeno tiene su lógica. «La pelusa se desprende con más facilidad del árbol cuando la humedad ambiental es menor», explica un técnico. El guion se cumplió en la tórrida tarde de ayer y también en la del pasado lunes, cuando los bomberos tuvieron que sofocar dos fuegos originados en acumulaciones de esa pelusa altamente inflamable.

Esa especie de bolas de algodón que ahora sobrevuelan las calles son la forma que tienen los chopos de propagar sus semillas en la época de floración. Aunque está demostrado que no son un polen de carácter alérgeno, hay quienes reclaman medidas para acabar con lo que definen como una «plaga». «Esto es un asco, ni se puede pasear ni estar siquiera en el parque», se quejaba ayer una vecina a la entrada del sendero que conduce hasta Piñeira. En esa zona, se aprecia todavía una carga enorme de pelusa entre las ramas de los enormes chopos que pueblan la ribera del río. «Son imposibles de podar con los medios que tenemos, sería una operación de enorme riesgo», explican desde el Ayuntamiento.

La ausencia de lluvias evitó este año el arrastre de la pelusa de los chopos y la subida de las temperaturas ha generado las condiciones ambientales óptimas para su propagación. Cuando se esfuma el rocío de la noche, la envoltura algodonosa que sirve de paracaídas a las semillas se desprende del árbol.

Temor a la polémica

El actual alcalde, José Tomé, era el concejal de Medio Ambiente en el año 2005, cuando se efectuó por vez primera una drástica poda de los chopos situados en el paseo del Malecón. La medida aplicada entonces se mantiene ahora que los socialistas están en el gobierno para minimizar los efectos de la floración de los árboles. En la zona del Parque dos Condes, sin embargo, esa poda resulta inviable debido al elevado porte de los árboles. La solución pasaría por una tala que ningún gobierno municipal se atrevió a afrontar abiertamente al menos hasta la fecha.

Tomé se enfrentó en el 2005 a duras críticas por parte de un sector de la oposición, que calificaba de «atentado ambiental» la poda invernal realizada en el Malecón. En aquella época también se habían talado algunos ejemplares de la ribera del río en la zona que ocupa el estacionamiento del Parque dos Condes. El entonces alcalde, Severino Rodríguez, prefirió no ir más lejos en la erradicación de esa especie para no alimentar polémicas.

Plantaciones en fincas del casco urbano, incluso a pocos metros del edificio multiusos

La última polémica relacionada con la conservación de los chopos en la ribera urbana del Cabe estalló en el año 1992, con Celestino Torres de alcalde y los ecologistas de Xevale en plena ebullición. El colectivo conservacionista, hace tiempo desaparecido, protestaba entonces airadamente por la tala que iba a llevar a cabo la Consellería de Ordenación do Territorio para proceder al acondicionamiento del paseo del Malecón.

Con posterioridad, el dragado del tramo urbano del río con motivo de la primera fase del paseo fluvial sirvió para suprimir algunos ejemplares. Los daños que había causado la maquinaria de las obras en las raíces de esos árboles sirvió para justificar la medida. Xevale había desaparecido del mapa y la tala discurrió sin mayores sobresaltos.

Pero la presencia de chopos en las riberas del Cabe no es la única causa de la nube de pelusa que afecta estos días a Monforte. Las plantaciones de esta especie en fincas urbanas es bastante frecuente e incluso existe una a escasos metros del edificio multiusos. Terrenos repartidos por las zonas de Vilanova, Ramberde, Cobas y Piñeira también están aprovechados con esta especia arbórea, muy rentable por el rápido crecimiento que experimenta en zonas donde tiene garantizadas sus elevadas necesidades hídricas.