Y después de dos siglos ...

María Cuadrado Fernández
María Cuadrado GONTÁN

LUGO

FOTOS: ÓSCAR CELA

En directo | Feira de Santos de Gontán La venta la capitanearon los tratantes, las pulperías, los puestos de ropa y carne, pero también los de queso, castañas y turrón. Las únicas aves, de plástico y enjauladas

05 nov 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

Vender paraguas «de calidade» a cinco euros cuando el puesto de al lado lo hace a 2,50 no es un buen negocio. En ningún mercado, pero menos en la feira de Santos de Gontán, donde la globalización no ha conseguido, por el momento, desbancar a la tradición. El día se prestó para hacer tratos, aunque cada vez se regatea menos. Eso es lo que aseguraban ayer algunos de los asiduos a esta cita, que al no coincidir con otras celebraciones similares reunió a cientos de personas. Gontán es cita obligada para aquellos que todavía compran en la feria el centeno y el trigo para sembrar. El ferrado del primero se vendió sobre siete euros, y sólo cincuenta céntimos más caro el del segundo. La modernidad les ha conferido a estos puestos una condición exclusiva, que sólo comparten con los que venden chorizos, quesos y miel. Con diez euros podíamos comprar dos cabezas de cerdo saladas con sus respectivas orejas; sin éstas, el precio se reducía hasta los seis euros. Como ocurre en los supermercados, también el turrón se adelantó a la Navidad. Pero fueron todavía más precavidos los miembros de la comisión de fiestas de Santa Leocadia (Castro de Rei), que aprovecharon la ocasión para exhibir un vehículo que sortearán el 26 de junio. A diferencia de la primera hora de la mañana, cruzar la calle principal que concentra los puestos se convirtió en tarea complicada a mediodía. El color azul de las réplicas de las cazadoras que visten los compañeros de equipo de Fernando Alonso destacaban en muchos de los trescientos puestos. La feria también nos permitía hacer las respectivas compras para afrontar el invierno: lotes de calcetines de lana, botas por 20 euros y un sinfín de productos textiles, expuestos en una feria con dos siglos a sus espaldas, aunque la autorización de la Diputación es de 1870. De los atascos y de la seguridad estuvieron pendientes agentes de la Guardia Civil de Tráfico y de la Policía Local de Vilalba.