Una saga vinculada al comercio

LUGO

Detrás de la mítica Pousada O Almacén hay cuatro generaciones de una misma familia que tuvo su origen en un comercio de productos coloniales en el XIX

19 oct 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Llevan el comercio y la hostelería en la sangre. No en vano, los orígenes de la familia Blas Fontán y el negocio que regentan, la Pousada y restaurante O Almacén, en Cervo, se remontan a aquellos años del siglo XIX en los que la ruta de la maragatería era uno de los cauces para traer hasta este rincón del norte las vituallas -sobre todo vinos y embutidos- que demandaba el mercado entonces. Aunque también se mezcla una pizca genética de exiliados lusos y de constructores pontevedreses, que llegaron a la zona para levantar las carreteras de entonces y los puentes de lo que después fue el tren de la costa.

Con estos mimbres, Fernando Blas Fontán, el último de la saga junto a su hermano Santiago -«de momento, facemos como fixeron os nosos pais, non pensar o que van facer os fillos»- recuerda que fue su bisabuelo quien en torno a 1890 y junto a un socio, montó el primer almacén de coloniales de la comarca. «Era o corte inglés da época, con venta maiorista desde Ribadeo a O Vicedo, e tamén minorista», explica. De aquella, la mercancía llegaba en barco a San Cibrao y Viveiro, y por último en carro hasta el propio almacén. Cuando nació Rafael Blas, en 1930, un hijo de su abuelo era el propietario absoluto del negocio, y ya en la década de los 50 cuando se casa con Isabel Fontán se hacen cargo de la actividad comercial de la casa. «Meu pai deunos os cartos para poder comprarllo a unha tía que estaba en Bos Aires á que lle tocara na herencia», explica Isabel.

Hasta ese momento, el inmueble tenía los ultramarinos en la parte central; lo que hoy es el bar, se dedicaba a los tejidos; el actual restaurante, a tostadora de café, bodega y planta embotelladora de gaseosas y sifones, y en la planta superior a funeraria, ferretería, librería, efectos navales y hasta zapatería. ¿Cómo sobreviven cuatro generaciones dedicadas al comercio, a las convulsiones de todo un siglo? «Adaptándose, cambiando de actividade, dependendo do cliente», señala Fernando.

El primer cambio de tercio lo hacen precisamente los padres, Rafael e Isabel. «Coa aparición dos viaxantes de comercio foi perdendo forza o almacén de coloniales, e deciden cambiar para a hostelería sin abandonar os ultramarinos. As telas xa non se vendían igual, porque chegaron os traxes confeccionados, entonces cambiámolo para bar», señala Isabel, que fue la reina en la cocina y el restaurante, mientras Rafael se encargaba de las compras.

«Na cociña estaba eu sola, e o que máis me gustaba facer eran os postres; aínda me gusta hoxe a repostería», dice Isabel, que recuerda la visita sorpresa que realizó el ex presidente Leopoldo Calvo Sotelo y su familia años después, tras ser invitado por sus hijos a conocer la Queimada de Cervo. «Fóramos tocar a Rinlo co grupo (Airiños do Xunco), invitámolo e despois non nos acordamos mais», dice Fernando. «E eu estaba toda apurada, porque non me dixeran nada. Dísenlles que pasaran ao comedor e coman do que teño», recuerda Isabel. Y entre otras delicias saborearon su tarta de moka, la de galleta y el flan.

La cocina de O Almacén despega fuerte con el inicio de Alúmina Aluminio. «Non dábamos feito», recuerdan. Llegaron a enviar 80 comidas diarias para los trabajadores de la obra del embalse, y servían en el comedor una media de «cento e pico cada día, facendo turnos nas doce mesas que tiñamos daquela». Las cuatro cocinas -«a de leña para os asados; a industrial; o forno da de gas para o lacón e a Balay para os pratos do día»- funcionaban a toda máquina.

Una nueva etapa llega en 1985 cuando, ya con Fernando Blas a la cabeza del proyecto, O Almacén se convierte en el primer establecimiento de turismo rural de Galicia. «Foi un proxecto pioneiro. Era o futuro que quedaba para os pequenos negocios familiares deste tipo». Esta familia no ha parado quieta. En los años 90 abrieron el pub O Muiño, y ahora trabajan en el proyecto para aumentar la posada en cuatro habitaciones más.