Según los datos desgranados por Raúl López en el inicio de su intervención, tras el decenso, al club no le quedó otro remedio que utilizar el canon de la ACB. El fondo de regulación de ascensos y descensos. Unos 215 millones de pesetas (1.290.000 euros). «Así, la deuda quedó en unos cien millones de pesetas», explicó. Su intención fue «llevar el club como una empresa; cuadrar ingresos y gastos». Insistiendo en los datos del balance de su trabajo, destacó: «En estos cuatro años, gestionados directa o indirectamente, hemos metido alrededor de 1.600.000 euros».
«Quiero que todo el mundo se dé cuenta de lo difícil que es llevar al Breogán a la ACB», sentenció el presidente saliente.
En el turno de preguntas de los socios, el empresario Jesús Castro, que afirmó poseer 3.000 acciones del club celeste, lanzó una petición: «Hay que hacer una gestión deportiva, humilde. Que se ponga al frente alguien que esté en el organigrama del club, que se vaya poco a poco. Porque un empresario al frente no va a conseguir más cartos, y de todas formas, en la situación en la que estamos, se va a logar poco dinero».