La gasolinera está parada a la espera de un informe municipal
20 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.El empresario lucense Jesús Lence asegura sentirse indefenso ante la paralización de las obras de la gasolinera Miño, que le precintó el Concello de Lugo unas semanas antes de la fecha prevista para la inauguración de las instalaciones. Según dijo, el proyecto está parado en la oficina de licencias, pendiente de que desde estas dependencias le remitan a la junta local de gobierno un informe que, asegura no pasaron todavía. «Mientras la junta de gobierno -dijo el industrial- no se pronuncie, tenemos las manos atadas y no tenemos a quién recurrir. No podemos absolutamente hacer nada».
La paralización de las obras de la gasolinera, según dijo, perjudica no solo al grupo Leite Río, que tenía previsto inaugurar en la pasada Semana Santa la estación de servicio Río Miño, sino a las empresas que estaban ejecutando la obra, que compraron el material y mantienen sin actividad a los trabajadores. El industrial lucense recuerda que a principios del pasado año presentó una solicitud de licencia de obra menor «para restaurar la parte destrozada por los vándalos y que se ajustaba a las medidas originales del proyecto». Tramitó además la transferencia de nombre, que estaba al de Repsol, la licencia de actividad y la autorización del Ministerio de Fomento.
Trámites interminables
En marzo, según relata el empresario, el Concello de Lugo precintó la obra y pidió a Leite Río proyecto y licencia de obra mayor. Los técnicos del grupo empresarial, según dijo, lo redactaron, lo presentaron y lo acompañaron de la autorización de Fomento y la propia licencia de actividad concedida por el ayuntamiento lucense. La respuesta dada por la oficina de licencias fue solicitar una documentación que ya obraba en su poder.
El industrial insiste en que lleva entre tres y cuatro meses esperando a que del departamento municipal remitan el informe a la junta local de gobierno y este órgano emita un pronunciamiento. La estación de servicio Río Miño, una de las primeras que se montó en la capital lucense, mediante una sociedad formada por varios empresarios, llevaba varios años cerrada. Sus surtidores y la zona de lavado de coches fueron destrozados en repetidas ocasiones y las instalaciones presentaban un estado de abandono. Cuando el industrial se hizo cargo de la gasolinera, intentó adquirir también el hotel que formaba parte del complejo y que es propiedad de la Diputación. Las negociaciones no llegaron a buen puerto. La Diputación rehabilitó una parte y tiene previsto trasladar allí la sede de la UNED, que actualmente ocupa dependencias de la Cámara de Comercio. También desplazó allí parte del archivo provincial.
Recuperar espacio referente
Al parecer, no todos los edificios que integran el complejo de la Diputación son recuperables en la situación en la que se encuentran, dado que podría estar enfermos, como consecuencia de los materiales usados en su construcción. La idea inicial del propietario de Leite Río era la de recuperar un espacio que hace décadas era referencia en la capital lucense. El proyecto contempla seis surtidores, una tienda, cafetería con bufé, zona de lavado y aparcamientos. Lence llegó a un acuerdo con Repsol a finales del 2009, que se plasmó en un contrato meses después. Las instalaciones forman desde entonces del grupo Lence Torres, una de las líneas de negocio del industrial lácteo, que cuenta con varias estaciones de servicio en Lugo y en O Corgo. La inversión prevista inicialmente para poner en marcha la gasolinera del Miño y las dependencias anexas rondaba 1,5 millones de euros y contemplaba la creación de ocho empleos.