La bodega centenaria de Piñeira era en su origen una gran nevera

Luis Díaz
LUIS DÍAZ MONFORTE / LA VOZ

LUGO

ROI FERNANDEZ

Los condes de Lemos encargaron el pozo de nieve a comienzos del XVII

18 mar 2014 . Actualizado a las 14:17 h.

La bodega monumental localizada hace unos meses en las inmediaciones de Monforte tuvo probablemente en su origen una finalidad ajena a la elaboración de vino. La edificación excavada en el monte de Piñeira pudo ser en realidad un pozo de nieve levantado a comienzos del siglo XVII por encargo del séptimo conde de Lemos, Pedro Fernández de Castro. Para la historiadora monfortina Manuela Sáez, experta en esta figura histórica, la cavidad abovedada nació como una enorme nevera en la que se almacenaba nieve transportada desde las montañas próximas. El hielo no solo servía para conservar alimentos y refrescar bebidas, sino que también era muy apreciado en la época para usos medicinales.

Tras dejar el virreinato de Nápoles en el año 1616, el séptimo conde de Lemos pasó los últimos años de su vida a caballo entre Madrid y Monforte. Fue en marzo de 1620 cuando ordenó pagar el pozo de nieve construido en su Monforte natal. «Los documentos de la época indican que estaba en Monforte cuando dio a la orden de pago a su administrador, Diego de Losada y Quiroga, que se había quedado en Madrid. De allí procedía posiblemente el especialista al que se encargó la construcción del pozo de nieve», detalla Manuela Sáez. No está del todo clara la cantidad que desembolsó -el pago se hizo de forma fraccionada-, pero la historiadora sugiere que pudo rondar los mil ducados. Se sabe, sin embargo, que el conde quedó muy satisfecho de la obra -dijo en su correspondencia que había sido realizada «a las mil maravillas»- y que la capacidad de la nevera era de «20.000 arrobas», el equivalente a 240.000 litros.

La bodega excavada en el monte de Piñeira tiene unas dimensiones considerables y su tipología constructiva coincide con la empleada en algunos pozos de nieve. «La cobertura de estas neveras en mayor medida estaba compuesta por una bóveda de piedra que hacía de aislante térmico y al mismo tiempo impedía que hubiese cambios de temperatura importantes en su interior. Encima de esta bóveda se remataba con un tejado a la manera tradicional, o bien cubriendo todo con una capa de tierra», señala Andrés Sampedro en su trabajo Una aproximación al mundo de la nieve en Galicia. Esta última es la solución constructiva que se aplicó en la cavidad existente en el monte de Piñeira, cuya ubicación reforzaría por otra parte la hipótesis de su uso original como nevera al servicio de la casa de Lemos.

El Posillipo monfortino

Durante su estancia en Nápoles, Pedro Fernández de Castro y su esposa, Catalina de la Cerda, habían quedado prendados de la belleza de la colina del Posillipo, lugar de residencia de las familias más poderosas de la ciudad italiana donde los condes de Lemos habían ocupado un palacete. A su regreso a Monforte, quisieron recrear el ambiente del Posillipo con la construcción de una casa de verano rodeada de jardines a orillas del Cabe. Su existencia está recogida en documentos de la época y todo indica que se ubicó en la actual parroquia de Piñeira. Los vecinos de Piñeira aún recuerdan una casona conocida como «del Palacio» o «del Bosque», derribada hace menos de medio siglo. Manuela Sáez tuvo ocasión de comprobar que esta propiedad incluso aparece identificada como «del Posillipo» en alguna escritura. La historiadora cree que el pozo de nieve pudo cambiar de uso a finales del siglo XVII, al pasar las propiedades de la casa de Lemos a la familia Pérez Feijoo.