Un Arde Lucus de coraza y mascarilla

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo LUGO / LA VOZ

LUGO

Los desfiles, respetuosos con las distancias, mantuvieron vivo en la calle el espíritu de la fiesta

28 jun 2020 . Actualizado a las 16:22 h.

Se trataba de mantener viva la llama de Arde Lucus. De que el espíritu de la fiesta estuviese presente en las calles, pero manteniendo las distancias y evitando que se generasen aglomeraciones. Por eso los que este sábado se encontraron en Lucus Augusti con alguna de las asociaciones de la fiesta de recreación histórica desfilando por la calle, apenas pudieron disfrutar de ella. Era un visto no visto. Un desfile a paso ligero que pretendía dejar testimonio, pero sin mucho revuelo, y combinando corazas con mascarillas.

El que debería haber sido el día grande de la fiesta, pasó de puntillas. La Cohors III Lucensium y la Guardia Pretoriana desfilaron por la mañana con los tambores atronando y homenajearon al pie de la Mosquera a los fallecidos por el covid-19. Pero fue por la tarde, pasadas las ocho, cuando más espadas y yelmos se vieron en la calle.

Se mantuvo la tradición de las bodas celtas
Se mantuvo la tradición de las bodas celtas Óscar Cela

Con la Praza Maior llena de gente que disfrutaba de la tarde, romanos y castrexos se plantaron en el corazón de la ciudad para rendir tributo, a los pies de los fundadores, a las víctimas del coronavirus y a los que este año no pudieron disfrutar de la recreación. Solemnemente, desfilaron uno a uno dejando al pie de las estatuas laureles y flores. Luego, cada agrupación (Kertix, Lucus Equites y Lucus Icenas Miliatores colaboraron) tomó un rumbo diferente, bajando el telón a una jornada en la que más de uno recordó todo lo que el covid se llevó por delante.

Sí se mantuvo con vida la tradición de las bodas celtas y hubo un homenaje floral del Clan de Breogán en el puente romano. Este fue probablemente el acto más íntimo y emotivo de la jornada. Estuvo presidido por el fuego, iluminado por antorchas y con niños depositando en el río flores. Todo, bajo un manto de silencio y recogimiento que puso la piel de gallina a más de uno.