El triunfo de los lucenses Manuel Arias y Yolanda Fernández en la edición del 2021 llegó «por causalidad», pero esperan repetir en el 2022
03 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Una casualidad de la vida llevó a Yolanda Fernández y Manuel Arias a descubrir una pasión que no sabían ni que estaban buscando. Sucedió hace apenas un año, cuando un amigo, conocedor de la afición de Arias a las motos, le habló de una prueba que realizaba la Federación Española de Motociclismo (FEM). Esta competición le abrió las puertas a la pareja de un mundo que ahora ocupa gran parte de su tiempo libre: el mototurismo.
Agentes de la Policía Nacional ambos, jamás pensaron que existiría algo así para ellos. «A mí ni siquiera me gustaban demasiado las motos, la verdad», confiesa ella. Y es que era él el único interesado en ese mundo, pero «solamente probé las motos de trial en alguna ocasión, hace muchos años». Desde entonces, solamente usaban la moto de Arias para desplazarse de un lugar a otro «o dar algún paseo de vez en cuando», según dicen.
Sin embargo, hace apenas un año, la noticia de la existencia de esta prueba llamó su atención. «No queríamos nada de velocidad o riesgo, así que era perfecto. Además, con el mototurismo descubres lugares que no visitarías en un viaje normal», explica Fernández.
Así fue como ambos se enamoraron del mototurismo. Esta es una de las disciplinas que organiza la FEM, y que cuenta con una competición a nivel nacional. Tal fue la implicación de los dos lucenses que, en su primer año, ella consiguió alzarse con el campeonato, mientras que él quedó segundo de España.
Fernández, de esta forma, se convierte en la primera mujer lucense en conseguir este galardón. «Y Manolo [Arias] no ganó porque el que quedó primero viajaba solo. Si no, sería también campeón», explica ella.
«Es una disciplina competitiva pero muy tranquila, por eso nos gusta. Además, al final, es una afición, y de hecho nos cuesta dinero participar. Sacrificamos nuestras vacaciones y tiempo libre para acudir, pero en general salimos todos contentísimos. Y si nos va bien a nivel resultados, pues ya es ideal», dice Arias.
Regularidad y constancia
La competición funciona de la siguiente manera. La liga se compone de 10 pruebas que se extienden a lo largo de, más o menos, 9 meses. Por ejemplo, en el 2021, se celebró durante diez fines de semana situados entre marzo y noviembre. Esas pruebas se celebran en diferentes ciudades de España. Una de ellas fue en Lugo, el pasado 29 de mayo. «La organización puntúa a los corredores según parámetros definidos. Por ejemplo, en una de las pruebas, hay que ir a un punto concreto pasando por unos controles, en los que tienes que circular a una velocidad concreta. Si te pasas o te quedas corto, te penalizan. En general es un deporte en el que se valora la constancia y la regularidad», explica Arias.
En otra prueba, los pilotos tienen que ir hasta 7 puntos diferentes de la comarca en la que se dispute la competencia en el menor número de kilómetros posible, y solo tienen una foto de cada lugar para guiarse. «Tenemos que encontrar los sitios que nos piden y planear la ruta más eficiente», explica Fernández. «En total, hacemos entre 350 y 500 kilómetros por prueba», afirma.
De cara al 2022, ambos confirman que la competencia volverá a Lugo, y que ellos estarán en ella. «Estamos reservando ya las vacaciones», bromean.
Diez pruebas en 9 meses durante casi 30.000 kilómetros
La disciplina se conforma con 10 pruebas, de marzo a noviembre. Son una decena de sedes por toda España, y el trayecto desde el domicilio de cada participante ya cuenta para la puntuación. En total, los participantes pueden conducir hasta 500 kilómetros por prueba. En la pasada edición, Arias y Fernández recorrieron 30.000.