Colas para casarse, calor y ganas de fiesta en el arranque del sábado del Arde Lucus
24 jun 2023 . Actualizado a las 17:38 h.Son las doce de la mañana del día grande del Arde Lucus en Lugo ciudad y el sol ya aprieta. La resaca del San Juan se nota en las calles de Lucus Augusti, el ambiente es relajado, los decibelios no se disparan y no hay aglomeraciones. Probablemente comiencen en un rato, cuando los cuerpos ya hayan reseteado de la primera noche de fiesta. Con castrexos, romanos y modernos compartiendo calles y campamentos sin agobios, a uno le da tiempo a disfrutar más del inmenso trabajo de recreación que hacen las asociaciones.
A solo unos metros de la empalizada de la Cohors, la más aguerrida, hay quien homenajea al amor. Un sacerdote romano se dedica a casar parejas, una tras otra. Los futuros matrimonios hacen cola para que su relación reciba la bendición del panteón romano. Con menos neón, sin cuero ni peluca, pero a uno puede recordarle a un Elvis uniendo amores eternos (o no) bajo las luces de Las Vegas.
Y es que algo de Las Vegas hay en Lucus Augusti. Un poco de cartón piedra, muchas ganas de diversión y, en esta ocasión, el termómetro como amenaza.
A medida que avanza la mañana, y para la hora del vermú, también sube la densidad de población romana y castrexa por las calles y plazas, en las que los turistas, que intentan absorber e inmortalizar cada rincón, hacen cada vez más bulto. Al fondo de la Praza Maior, se entregan los Civitas Honoris de esta edición. Los premios que reconocen la labor de personas que colaboran en proyectar internacionalmente la fiesta. La exconcejala de Xuventude Rosana Rielo, el muralista Manuel Pallín y el fotógarfo Julio Riego San Martín son los galardonados de este año. Aplauso y emoción entre ellos.
Con los minutos pasando, el ambiente se caldea y las sombras ya se cotizan. Y lo que falta por venir. Mientras en la Praza Anxo Fernández rinden tributo al amor, a unos metros, en la de Praza de Santa María, la cosa va más de guerra. Los gladiadores de Ars Dimicandi, llegados desde Italia, exhiben músculo y capacidad didáctica ante la atenta (y achicharrada) mirada del público al que le explican la realidad sobre las populares figuras de los gladiadores. Criminales arrepentidos que intentaban purgar sus pecados durante doce meses luchando ante el público, que era el que tenía la última palabra sobre esos individuos que perdían hasta la identidad.
Porque el Arde Lucus es lo que tiene, une guerra y amor, pero también fiesta y aprendizaje. en Lucus Augusti hay tiempo para todo.