Que a estas alturas de la película de la historia del cine Martin Scorsese es un autor que sobradamente es capaz de hacer una película muy por encima de la media, es innegable. Hay un dicho en el cine que indica que la peor película de John Ford sería el Himalaya para cientos de directores.
Por ello, la última película de Scorsese, «Los asesinos de la luna», no está ni mucho menos entre lo mejor que ha dirigido. Es tan poderosa en lo visual y en el planteamiento, como profundamente irregular y, por momentos, reiterativa.
Scorsese sabe manejarse en esos arranques llenos de brillantez, donde expone en pocos minutos toda la historia que quiere contar y que son sus constantes: corrupción, poder, violencia, decadencia... En este caso ofrece una película que circula entre el wéstern, el cine policíaco y la denuncia social, con una excelente muestra de cómo una gran nación, como Estados Unidos, se levantó llena de miserias, en este caso, un claro ejemplo de genocidio.
Pero más allá de algunos momentos llenos de poesía (la muerte de la matriarca), de rendir un homenaje al padre del cine (Griffith), de ser un claro compromiso por la defensa de los olvidados o de ofrecer un final lleno de imaginación —que recuerda a sus amados Powell y Pressburger— «Los asesinos de la luna» acaba siendo una película irregular, desigual, desequilibrada (le sobra metraje) y que descarrila en su media hora final. Tampoco la interpretación de un «bobo» Di Caprio ayuda.
Estados Unidos. 2023. Director: Martin Scorsese. Reparto: Leonardo di Caprio, Robert de Niro, Lily Gladstone