Los militares toman Lugo: «Una emergencia es un ente vivo, tenemos que estar preparados»

André Siso Zapata
André S. Zapata LUGO / LA VOZ

BEGONTE

La Unidad Militar de Emergencia (UME) se adiestra estos días en la provincia de Lugo para controlar inundaciones, riadas y rescates en situaciones de riesgo. Un batallón entero practica esta semana en Begonte, Lugo o Sarria

23 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Un batallón del Ejército español se pasea estos días por la provincia de Lugo. Eso sí: no llevan metralletas, sino cascos; y no van de camuflaje, sino que visten chalecos reflectantes. Esta semana, unos 500 militares del Quinto Batallón de Intervención en Emergencias (BIEM V) de la Unidad Militar de Emergencia (UME) se adiestran en varios puntos de la región lucense. Acompañados de sus espectaculares vehículos de intervención, que van desde furgones hasta autobombas y camiones, los militares han tomado la provincia para entrenar simulacros de emergencias.

La UME nació en el año 2005. El Gobierno de España creó esta unidad bajo el mandato de Rodríguez Zapatero como respuesta a los graves efectos de dos emergencias ocurridas ese año. En invierno, una gran nevada atrapó a miles de personas en la provincia de Burgos. En verano, once personas murieron en un devastador incendio forestal en Guadalajara. El Gobierno, que creía que había un déficit de unidades de emergencia, creó la UME para dedicarse, exclusivamente, a labores de asistencia en este tipo de eventos. Desde entonces, los miles de militares que han formado parte del cuerpo han intervenido en incendios, rescates de alta montaña, inundaciones y demás emergencias naturales, salvando cientos de vidas.

Los distintos pelotones en los que se divide el batallón se distribuyen estos días por Lugo realizando diversos entrenamientos encaminados a conocer las potenciales intervenciones a las que tendrán que hacer frente en una posible emergencia. 

Unos 25 agentes, pertenecientes a uno de estos pelotones, realizó una de estas maniobras este martes en la mina de Erimsa, en las Lagoas de Riocaldo (Begonte). Allí, el teniente Roberto Lera sigue con atención los ejercicios de sus subordinados. «La clave es crear un escenario que se parezca lo máximo posible a lo que nos vayamos a encontrar en una emergencia. Tratamos de simular a medida una situación real», resume el teniente, que apenas lleva unos meses en la unidad. Otros pelotones, por ejemplo, realizan estos días labores de rescate con embarcaciones o, incluso, rescates haciendo rápel en labores de «espeleosocorro».

Maniobras de contención y control de inundaciones

Cae el sol sobre el rural de Lugo, pero los miembros del pelotón de la UME no paran. «Estamos ensayando unas maniobras de contención de inundaciones», comenta Lera, que añade que «es una emergencia bastante común». Más de una veintena de militares actúan al unísono para entrenar unas tareas destinadas a, por ejemplo, frenar una riada. «En este tipo de eventos, no es raro que se vean amenazadas viviendas que estén construidas a pie de río, por ejemplo», explica Lera.

La base del Quinto Batallón de la UME tiene su base en León. Su radio de acción incluye todo el Noroeste de España, de Fisterra a San Sebastián. «Aunque las inundaciones son una emergencia común, nuestro caballo de batalla son los incendios», dice el teniente. Y no le falta razón. De hecho, la última vez que pisaron suelo gallego fue el pasado mes de julio, cuando los salvajes incendios de O Courel devoraron más de 11.000 hectáreas. «La UME no tiene la potestad de acudir a estas emergencias de oficio, sino que son las autoridades competentes las que requieren nuestra asistencia», dice Lera. 

Su batallón trata de organizar sus entrenamientos cada año con cierto sentido. Por ejemplo, se adiestran para los incendios durante el verano, cuando es más habitual que ocurra. Para los rescates de alta montaña o las nevadas, se movilizan durante el invierno. Para las inundaciones, suelen colocar sus maniobras durante el otoño y la primavera, como ahora. «Esto no quiere decir que no estemos preparados, por ejemplo, para acudir a una riada en verano. Estamos siempre listos para imprevistos, incluso en situaciones excepcionales», presume el teniente.

La compañía (unos cien militares) que se ha movilizado hasta Begonte estos días entrena, precisamente, esta contención de inundaciones. Aun así, todos los tipos de entrenamientos tienen un factor común. «La prioridad siempre es mantener la seguridad de los miliares», asegura el mando. 

Militares experimentados

Sin embargo, estos adiestramientos no sirven solamente para formar a los miliares sobre cómo afrontar cada situación, sino también para fomentar el compañerismo y mejorar el trabajo en equipo. «Tratamos de encontrar las sinergias. Los pelotones suelen estar formados por militares con experiencia, porque solamente puedes entrar en la UME tras haber pasado por alguna sección del Ejército previamente, así que la intención es crear esos vínculos a la hora de trabajar en unos militares que ya cuentan con una gran formación», insiste Lera.

No exagera el teniente cuando explica que el fin de todas estas maniobras de entrenamiento es la de «salvar vidas en caso de encontrarnos en situaciones extremas». Tanto las inundaciones como los incendios o los rescates tienen algo en común: la imprevisibilidad. «Una emergencia es un ente vivo. Tenemos que estar preparados para situaciones cambiantes y que te pueden sorprender en cualquier momento», comenta el responsable del pelotón.

Roberto Lera, sin embargo, termina su explicación restándole mérito a su labor. «Somos militares, como los de cualquier otra sección del Ejército. Es cierto que nosotros nos dedicamos a rescatar y a asegurar zonas de emergencia y no a llevar fusiles, pero no somos distintos al resto de compañeros. Al final, todos trabajamos bajo el mismo lema: Para Servir».