
Una de las grandes conserveras de Europa ya tenía un reglamento interno a finales del siglo XIX. Ellos y ellas no cobraban lo mismo, pero sueldos y horas extra estaban por escrito
04 feb 2018 . Actualizado a las 17:57 h.Hay que echar la vista muy atrás para revisar la historia de Massó en Galicia. Salvador Massó y Palau lo empezaba todo cuando en 1816 recaló en Bueu. El nombre de su primer proyecto lo decía todo: era la fábrica de salazón La Perfección. Se ponía en marcha uno de los motores de cambio de la economía gallega.
Como explica la profesora Luisa Muñoz Abeledo, en Género,trabajo y niveles de vida en la industria conservera de Galicia, en 1883 Salvador Massó, animado por sus hijos Gaspar y Salvador, se pasó a la conserva. Eran los cimientos de una de las mayores empresas conserveras del siglo XX en España y Europa. Massó Hermanos fue pionera en técnica con su cámara frigorífica, línea telefónica o talleres. También en condiciones laborales. «Sobre todo no Franquismo cumprían ben as políticas paternalistas. Pero si, foron moi avanzados», explica Luisa Muñoz. Mucho antes de tener más de 1.500 empleados y de que existiese la factoría de Cangas (1942), Massó ya tenía un reglamento interno. «En 1884 se redacta el primero. Fue copiado por otras conserveras», cuenta Covadonga López de Prado, directora del Museo Massó. «Lo recibían en mano todos los trabajadores», añade Manuel Aldao, que llegó a ser jefe de personal. «En el reglamento de 1930 ya aparecían las horas extra» Un reglamento que fue más allá de las normas de comportamiento. «Los jefes no querían obreros analfabetos. Algo que no importaba mucho en la época. En Cangas, en 1939 se creó una escuela para que los trabajadores aprendiesen a leer y a escribir».
Massó también tenía guardería. «En 1945, con la Seguridad Social, aparecen las asistentas sociales. Massó tuvo la primera en Galicia. Se preocupaba por conocer las circunstancias de cada casa. Su gran logro fue la guardería». No era poca cosa. La mayoría del personal era femenino, el último y peor pagado eslabón de la cadena, pero mano de obra clave. «Las madres podían ir a dar el pecho. Había personal para cuidar a los niños. Se adelantaron 20 años», dice Aldao. «Yo también añadiría la escuela para los hijos de los empleados y las becas de estudios», comenta Covadonga.
Referente fueron también las viviendas. «Había hotel para solteros y casas unifamiliares para las familias. Todas con huerta», explica.
Los salarios también estaban fijados por escrito. Incluso las horas extra. «En los puestos cualificados, además del sueldo, se recibía otra cantidad. No era el caso de las mujeres. Después, las horas de domingo eran al 150 %». De la brecha entre hombres y mujeres dan fe Leonides y Dosinda, dos vecinas de Xove que trabajaron en la ballenera de Morás. «Eles atendían as máquinas e subían o peixe. Nos tratabamos a carne e o aceite. Non cobrabamos igual, pero era o mellor que había», dice Dosinda. Leonides empezó a trabajar en Morás con 23 años. «Había días de máis de oito horas. Pero as extra estaban moi ben pagadas», explica a sus 67 años, aún con buen recuerdo de sus jefes. «Don Roberto, tiña un can. Cando viña vixiar que faciamos, mandaba ao can diante. Para que o vísemos antes de que chegase el por se estabamos deitadas», se ríe. Es el relato feliz de aquellos que encontraron un trabajo más allá de la agricultura y la pesca. Era la década de los 60. Aún faltaban 30 años para que Massó empezase un camino de no retorno. En 1994 cesó su actividad.
la primera asistenta social.
Ana María Soto se ocupaba de conocer las condiciones de vida de las empleadas. Propuso la creación de la guardería. En los 30 trabajaban ya en Massó 600 mujeres y menos de 100 hombres.
viviendas y hotel.
Los solteros y solteras se quedaban en la hospedería y las familias tenían casa con huerta. En el reglamento tenían por escrito las normas de convivencia y los servicios. Cada año se premiaba a la casa mejor cuidada.
Ya fuese en los centros de Morás, Bueu, Cangas o Caneliñas, las mujeres fueron personal fundamental en la actividad de Massó | ARCHIVO HISTÓRICO
Ya fuese en los centros de Morás, Bueu, Cangas o Caneliñas, las mujeres fueron personal fundamental en la actividad de Massó | ARCHIVO HISTÓRICO
Ya fuese en los centros de Morás, Bueu, Cangas o Caneliñas, las mujeres fueron personal fundamental en la actividad de Massó | ARCHIVO HISTÓRICO
Ya fuese en los centros de Morás, Bueu, Cangas o Caneliñas, las mujeres fueron personal fundamental en la actividad de Massó | ARCHIVO HISTÓRICO