
La empresa nació hace un decenio en Bergondo como un modelo disruptivo en un sector sumido en una crisis y anclado a la tradición. Hoy esta compañía coruñesa es una pionera en Galicia en las casas e inmuebles capaces de ahorrar en la factura de la luz
11 jul 2021 . Actualizado a las 09:19 h.Echó a andar en el momento más duro de la crisis financiera originada en el 2008 por la burbuja inmobiliaria. En diciembre del 2011, cuando se fundó Teuvento Passivhaus en Bergondo, a la coyuntura económica se sumó la urgencia de un cambio de conducta social ante el calentamiento global que ha ido adquiriendo protagonismo con los años. «Había que revolucionar el sector», dice Alberto Vázquez Garea, responsable comercial de la compañía coruñesa y técnico de ejecución certificado por el alemán Passivhaus Institut, el colectivo que dicta los estándares de las casas pasivas.
La construcción y las instalaciones diseñadas para la reducción del consumo energético son su especialidad. Una rara avis en el mercado inmobiliario hace diez años, donde apostaron por unos atributos ahora sinónimo de vanguardia. «El término reforma ha dejado de existir. Hoy se llevan a cabo rehabilitaciones energéticas. Las nuevas exigencias normativas, unidas a las subvenciones a las familias y comunidades de propietarios, hacen que estos procesos en edificios y viviendas aisladas estén a la orden del día», destaca Vázquez.
Trabajan sobre todo en el ámbito gallego y en plantilla tienen a unas 40 personas. Un equipo que abarca desde arquitectos e ingenieros en oficina técnica y control de obra e instalaciones, albañiles, electricistas, calefactores o pladuristas. En el 2019, el Informe Ardán los reconoció como Empresa Gacela tras presentar una tasa de crecimiento constante en su cifra de ingresos por encima del 25 % en tres años consecutivos. «Abrazamos el estándar passiv haus, el más exigente y reconocido a nivel internacional en la edificación pasiva», avanza Vázquez Garea sobre el modelo que desde Alemania se extendió por Europa y que busca el consumo energético nulo o casi nulo.
«Una edificación pasiva se refuerza con un mayor aislamiento, una hermeticidad que la hace casi estanca, un recuperador de calor de alta eficiencia, ventanas de triple cristal y ausencia de puentes térmicos con una envolvente continua. Efectivamente, esto supone un incremento en el coste, pero se contrarresta con la ausencia de instalaciones de calefacción o climatización», detalla Alberto Vázquez.
Una urbanización pasiva en Miño está entre sus últimos proyectos. «Cada día tenemos más claro que no se puede construir de otra manera», vaticina sobre un sector en el que son pioneros, cuyo público «crece de forma exponencial» y en el que hay «déficit» de profesionales, apostilla.
Poco a poco, el concepto ha ido calando. ¿Si la factura de la luz no baja, por qué no ahorrar comenzando por el origen? «Cada vez son más las arquitecturas que se certifican bajo el estándar pasivo y cada vez son más los fabricantes de equipamientos como bombas y recuperadores de calor, estufas de leña o pellets, incluso ventanas y puertas, que tienen productos homologados por el Passivhaus Institut», indica Alberto Vázquez, que destaca la relevancia que están adquiriendo nuevos materiales como la termoarcilla rectificada, que se fabrica en Galicia.
La apuesta de Teuvento fue arriesgada hace diez años, pero también visionaria. Reducir el consumo eléctrico es una prioridad de gobiernos, instituciones, empresas y familias. Un modelo que, además, aumenta la cotización de estas promociones. En su oficina ofrecen asesoramiento para conocer las ayudas públicas en obra nueva y rehabilitaciones.
«Si un edificio debe renovar su fachada, su instalación eléctrica o su sala de calderas, pueden valorar la posibilidad de acometer esas actuaciones en diferentes anualidades y solicitar subvenciones para algunas y financiar otras. Los vecinos podrían, a los tres años, tener un inmueble nuevo, con menor coste de mantenimiento, mayor bienestar y un incremento del valor patrimonial superior al coste de las actuaciones realizadas», concluye el responsable comercial de la firma coruñesa.

Alberto Vázquez, de Teuvento: «En las casas pasivas no se necesitan ni suelo radiante ni radiadores»
Son un ideal constructivo con 30 años de historia en Alemania que Teuvento ha trasladado a Galicia, apunta Alberto Vázquez.
-¿Qué es una casa pasiva?
-El objetivo, dados los costes del mercado eléctrico actual, es que las edificaciones tengan el menor consumo y la menor potencia contratada posibles. En las viviendas pasivas no son necesarios ni el suelo radiante ni los radiadores y la potencia eléctrica a contratar la marcan los electrodomésticos y la producción de agua caliente. Si se le añade una instalación fotovoltaica para autoconsumo, podrían llegar a producir más de lo que consumen a lo largo del año
-¿Se puede aplicar en edificios?
-Este estándar de edificación no es sólo válido para viviendas aisladas, sino que tiene en los edificios su principal ventaja en términos de costes. Los pisos passiv haus en una zona céntrica de una ciudad como A Coruña estarían vendidos antes de comenzar su ejecución. Las familias son conscientes de que una inversión tan importante como la de una vivienda va acompañada de asegurar a la siguiente generación un valor patrimonial que, con este estándar, se incrementa con los años.
-¿Son un lujo para una minoría?
-¡Una edificación pasiva es para todos los públicos! En regiones como Navarra o el País Vasco los edificios de protección oficial son pasivos, si bien van acompañados de acabados interiores modestos. Pero, lo que tienen claro es que las familias que vivan en ellos estarán protegidas económicamente, día a día. No tendrán gastos energéticos.