La compañía presenta su plan estratégico a los inversores tras refinanciar la deuda que heredó y recuperar el nivel de ventas prepandemia. Se propone volver a contar con fábricas punteras en tecnología y analiza ya alianzas con proveedores para ampliar sus mercados internacionales.

Alejandra Pascual

Transformación e innovación. Son dos de las características que acompañaron a Pescanova en muchos momentos de su historia. La compañía nacida en 1960 supo cambiar constantemente para convertirse en una referencia y también supo abrir caminos inexplorados desde que empezó a operar con los primeros buques congeladores del mundo. Ahora, obligada por las circunstancias y tras mudar de piel, la pesquera emprende una singladura más calmada dejando atrás días de tormenta con los antiguos responsables de la empresa. El Grupo Nueva Pescanova concluye cinco años de saneamiento. Acaba de iniciar una ronda de contactos con inversores y tiene clara su hoja de ruta, que pasa por seguir transformándose e innovando.

El 2015 fue el año de la refundación, superado el concurso de acreedores, pero este 2021 es el ejercicio en el que la multinacional quiere despegar definitivamente y remontar el vuelo. De la mano de Abanca, que ya controla el 97,50 % de las acciones y que el año pasado situó a José María Benavent como presidente ejecutivo, la pesquera ha logrado reducir la deuda financiera que heredó en 542 millones de euros (quedándose en 349 y fijándose un objetivo de solo 2,8 en el 2024) y reforzar su capital social en 268 millones. Al tiempo, veía cómo se recuperaba el nivel de ventas de la prepandemia; el verano ha sido especialmente bueno en mercados como los de Estados Unidos, Portugal y Grecia, y en especies como el gambón y el rodaballo. Sus principales problemas ya lo son menos. «Somos ahora una compañía saneada y con fondos propios robustos», apunta Benavent de cara a los mercados.

En la tarjeta de presentación del grupo luce el distintivo de líder. Nueva Pescanova encabeza el ránking del sector marítimo en toda su cadena de valor: pesca, cultivo, transformación y comercialización. Con una plantilla que supera en la actualidad los 10.000 empleados en cuatro continentes y una flota de 62 barcos en el hemisferio sur, procesa 160.000 toneladas anuales en 17 plantas transformadoras, vende en más de 80 países y se ha consolidado como uno de los principales productores mundiales de langostino.

¿Cuáles son sus propuestas para atraer socios industriales? Tras ratificar a Ignacio González como consejero delegado, se aprobó un nuevo plan estratégico con el 2024 como horizonte. El del 2016-2020 no fue especialmente bien (entre otras razones, influyeron de entrada las tensiones financieras y luego sobrevino la emergencia sanitaria), pero esta vez desean cumplirlo a rajatabla. El resumen ejecutivo del documento que lleva por título Rumbo al valor refleja diez ideas, algunas de ellas son significativas por el mensaje que envían. Nueva Pescanova tiene ahora un «accionista de referencia sólido y comprometido con el proyecto». A Abanca es achacable, igualmente, la composición de un «sólido sistema de gobierno y cumplimiento normativo». La compañía pone en valor, además, que el sector en el que opera tiene un «futuro prometedor» y que su «modelo de negocio integrado» es «ideal como plataforma de crecimiento». Ruptura con la antigua Pescanova, nuevo modelo de gestión profesional.

«La transformación de nuestra organización resulta clave para poder ser la compañía que queremos en el 2024: más fuerte y dinámica, manteniendo nuestro compromiso con la sociedad ofreciendo un mayor valor para nuestros clientes», ha señalado González como consejero delegado.

Su compromiso con la «sostenibilidad» es otro factor que esgrime ante los posibles inversores: aspira a «mejorar la productividad, eficiencia y sostenibilidad en toda la cadena», con una pesca responsable. El «crecimiento azul» está de moda y también hay una Pescanova Blue en el escaparate. Es el motivo que le lleva a resaltar el cumplimiento de estándares de calidad y el hecho de ser la quinta empresa del planeta en productos del mar (el ránking lo encabezan la tailandesa Thai Union Group, la noruega Mowi, la también tailandesa Charoen Pokphand Foods y la danesa Biomar Group) y la primera pesquera por contribución a los objetivos de desarrollo sostenible. La creciente demanda de consumo y la obligación de proteger los caladeros convierte la acuicultura en una práctica fundamental.

Pero, para cumplir los objetivos, nada más claro que inyectar capital. Fue algo que brilló por su ausencia en la década anterior. La inversión prevista por Nueva Pescanova en un plazo de cinco años se eleva a 285 millones de euros. El objetivo confeso es «volver a contar con fábricas y operaciones punteras en tecnología, eficiencia y sostenibilidad». El cambio irá de la mano, asimismo, de una simplificación de la organización y una gestión del negocio de forma transversal. No es cualquier cosa tras un año marcado por la pandemia del covid. El grupo señala que ha demostrado su resiliencia «en un momento extremadamente complicado», fundamentalmente gracias a la robustez de su canal de distribución y a su experiencia como proveedor de los grandes retailers europeos. Hay que tener en cuenta que siete países concentran el 87 % de la facturación de Nueva Pescanova: España, Francia, Portugal, Italia, Estados Unidos, China y Grecia. En estos momentos, la pesquera está analizando «otras formas de crecer» en el sector, que pasan por alianzas con proveedores y con clientes estratégicos.

PESCANOVA

En el «top ten» de las marcas alimentarias por penetración en los hogares españoles

La pesquera gallega comercializa en la actualidad más de setenta tipos de pescados y mariscos, valiéndose de los «retailers» más importantes a la hora de llegar al consumidor en buena parte de Europa y en Estados Unidos

A. Pascual

Si hay algo que sigue teniendo un enorme valor en Nueva Pescanova, a pesar de todas las vicisitudes y de todas las tormentas que ha tenido que atravesar la compañía en los últimos tiempos, es la marca. Pesa como siempre. O como nunca, según se mire. La marca Pescanova está entre las diez de mayor penetración en los hogares españoles dentro del sector alimentario. El año pasado solo la superaron El Pozo, Coca Cola y Campofrío y por debajo se situaron Pastas Gallo, Central Lechera Asturiana, Bimbo, Danone, Activia y Puleva. Fue el top ten elaborado por la firma de consultoría Kantar Worldpanel en el 2020.

La reputación de la marca es uno de los principales activos. Los productos de Nueva Pescanova son referencia de toda la vida en el mercado nacional y sus principales palancas de crecimiento han sido la innovación (este año ha iniciado el proyecto para desarrollar la fábrica 4.0) y la inversión en publicidad. La recuperación del icono Rodolfo Langostino habla de este último factor. La campaña de Navidad es un ejemplo de cómo la compañía apela a los valores que unen a millones de personas, apuntando a la tradición y las costumbres que las unen «sin que haya ninguna tradición escrita que diga que hay que hacerlo». Para ello se valieron de la conocida canción de Mecano, Un año más.

También ha reforzado sus campañas con anuncios de televisión en países como Grecia y Portugal, valiéndose de caras conocidas en cada mercado. Aunque lo que de verdad afianza el posicionamiento internacional de la empresa con sede en Chapela es que comercializa más de setenta tipos de pescados y mariscos con los retailers más importantes de los mercados mundiales. En España están Mercadona, Carrefour, Dia y Eroski; en Francia, Carrefour y otras como Casino Supermarchés; en Portugal se aseguran la mejor distribución a través de Continente, Pingo Doce y Coviran; en Italia cuentan con Esselunga, Conad y Carrefour; en Grecia tienen a Bazaar y otras; y en Estados Unidos trabaja con Costco, Aldi y Albertsons.

El grupo está atento a las oportunidades para aumentar ingresos en nuevos mercados (a mediados del año pasado empezó a vender en Dinamarca a través de la cadena de supermercados Netto), está incrementando su producción en acuicultura y constituyendo una plataforma para consolidar e integrar el mercado europeo.

Nueva Pescanova presume de que la innovación está en el ADN de la compañía porque sus productos «reflejan las tendencias del mercado». De ahí su apuesta por las recetas y los diferentes formatos. La firma se propone ahora «ganar diferenciación» y acelerar su expansión comercial como ventajas competitivas. No olvidan un aspecto clave dentro de su plan estratégico: la «transformación cultural» en la propia empresa para conectar con las nuevas generaciones, y eso incluye el apartado digital y lograr toma de decisiones más ágil.

«El único activo de la vieja Pescanova tras el convenio concursal es un 0,34 % de acciones»

 

 

Nueva Pescanova SL ha querido explicar cuál es su proyecto a la hora de presentarse en los mercados y eso incluye dejar claro que «no existe ninguna relación, ni de hecho ni de derecho» con Pescanova SA. Esa es la vieja empresa, la que condujo a la quiebra de la compañía en el año 2013 y cuyo «único activo tras el convenio concursal es la titularidad de un porcentaje mínimo de capital de Nueva Pescanova SL». Esa participación alcanza exactamente el 0,34 % de la compañía pesquera.

De hecho, los nuevos gestores han señalado que esa vieja Pescanova «no tiene ninguna participación directa ni indirecta en la gestión de Nueva Pescanova SL». Lo que hacen los antiguos responsables de la firma que se quedaron con ese paquete accionarial mínimo es cotizar en el mercado continuo.

Nueva Pescanova SL es la sociedad cabecera del grupo y titular de todos los activos que antes del concurso pertenecían a Pescanova SA. Su principal premisa es «separarse del modelo de gestión que desembocó en la crisis de solvencia que sufrió la multinacional en su momento y que les obligó a reforzar las medidas de cumplimiento en esta nueva etapa que nació en el año 2015.

La multinacional pesquera es ajena al supuesto proyecto de la vieja Pescanova de volver a la actividad en Bolivia, un país con una tasa muy baja de consumo de pescado y que solo tiene un canal  de acceso al mar a través de un río gracias a acuerdos firmados en su momento con Argentina y Perú. Lo desvelaban, para sorpresa de no pocos analistas, en las cuentas semestrales depositadas en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Los responsables de la vieja matriz reconocen que no tienen empleados y que tampoco disponen de instalaciones. Además, lo que resulta determinante para posibles actuaciones de carácter comercial, no podrían utilizar la marca Pescanova bajo ningún concepto ya que Nueva Pescanova tiene la patente para todo el mundo.

Quienes llevaron a la antigua compañía a concurso no han parado de litigar durante todos estos años, infructuosamente, con el objetivo de recuperar un paquete significativo de acciones. Entre los accionistas de Pescanova SA (aunque las mantiene bajo embargo judicial) figuran Manuel Fernández de Sousa y el recientemente fallecido Alfonso Paz Andrade.

Otra cuestión a tener en cuenta es que ninguno de los miembros actuales del comité ejecutivo de Nueva Pescanova formaba parte del comité ejecutivo de la vieja Pescanova. Todos ellos son profesionales que cuentan con experiencia internacional en compañías de distintos sectores y que se han embarcado en el nuevo proyecto.