Muchos propietarios no son dueños de sus casas porque si la compran bajo el régimen de Leasehold, cada determinado tiempo han de pagar un alquiler por el terreno
30 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Las condiciones, la cantidad de habitaciones y aseos, el barrio donde está ubicada y, sobre todo, su precio. En la mayoría de los países estas son las principales preocupaciones de las personas que se deciden a comprar una casa. Sin embargo, quienes se aventuran a hacerlo en Inglaterra y Gales deben tener presente otra: ¿de quién es el terreno donde está edificada la vivienda, en especial si se trata de un piso?
En parte del Reino Unido sigue vigente un régimen de tenencia de tierra que data de tiempos medievales y según el cual hay dos tipos de propietarios: freehold o leasehold. En el primer caso, la persona es dueña del inmueble (casa o piso) y también del suelo donde está construido, por lo cual puede disponer de él como le plazca dentro de lo que establece la ley. Y en el segundo, la persona adquiere el bien, más no la parcela; y, por lo tanto, cada cierto tiempo debe pagar un alquiler para poder continuar viviendo allí.
Asimismo, los leaseholders (propietarios arrendados), pese a tener la titularidad de la vivienda, generalmente deben pedirle permiso al propietario del solar para llevar a cabo cualquier trabajo de remodelación en ella.
En el 2022, 4,98 millones de casas en Inglaterra; 20 % del total, estaban bajo esta última modalidad, según el Gobierno británico. Sin embargo, en Londres este porcentaje se elevaba hasta el 36 %, de acuerdo con los datos oficiales.
Vestigio medieval
«El régimen de propiedad de la tierra británico data de tiempos feudales», afirmó el profesor de la Universidad de Lancaster, Ben Mayfield. Por su parte, Sarah Dwight, abogada especializada en derecho agrario, agregó: «En la Edad Media, la tierra era sinónimo de poder, así que las familias poderosas querían conservar sus tierras y al mismo tiempo aumentar sus ingresos; y, por ello, desarrollaron un sistema con el que podían arrendar sus terrenos por largos períodos de tiempo sin perder su propiedad definitivamente», agregó.
Tras asegurar que los primeros casos de leasehold datan del siglo XI, Dwight indicó que la figura «se estableció para permitir a los siervos y habitantes de las aldeas trabajar una parcela, durante un período fijo, sobre la base de que pagarían ‘en especies', proporcionando alimentos y servicios a quienes estaban más arriba en el nivel social; es decir a los propietarios de tierras».
El auge inmobiliario producido por la revolución industrial llevó el sistema a las ciudades. «A finales del siglo XIX y principios del XX, era común que un constructor levantara viviendas en un terreno gracias a un acuerdo con el propietario, quien cedía el solar con un contrato a largo plazo», agregó Mayfield.
A partir de 1920 varias reformas legales limitaron las rentas que los terratenientes podían cobrar y restringieron su derecho a desalojar a los arrendatarios. En respuesta, los propietarios vendieron contratos de arrendamiento a largo plazo, generalmente entre 99 y 125 años. «Este fue el comienzo del sistema de leasehold moderno», apuntó Dwigth.
Una casa o piso leasehold tiene un valor en el mercado inmobiliario inferior que una freehold, pero quienes la poseen deben hacer frente a costos adicionales que los propietarios absolutos no tienen, como las rentas de los terrenos que algunas zonas como Londres se duplican cada década.
Contra esta herencia medieval se han alzado voces, por considerarla injusta y favorecer a los más ricos. Estas críticas llevaron al Gobierno de Rishi Sunak a anunciar que aboliría el sistema, pero no se han materializado y, entretanto, millones de personas son propietarias a medias de sus casas.